¿457 veces la historia de Zaqueo?
por Eugenio Ongaro
El planificar y establecer una Escuela Dominical (EE. DD.) es uno de los ministerios más importantes que puede haber en la iglesia local. Allí se educa bíblica y espiritualmente y la iglesia toda, apoyando el encuentro personal que cada uno tiene con Dios en sus devocionales privados y en la predicación general de la iglesia. También es uno de los ministerios que, si es bien llevado, más aportará al futuro de esa congregación, la que formará hombres y mujeres sanos y espirituales para la marcha del Reino de Dios.
En mi opinión, la EE.DD. debe abarcar a toda la iglesia, y para una mejor planificación deberemos separarla no sólo por clases, sino también por departamentos (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, etc.).
Si encaramos la enseñanza en la iglesia pensando «en el domingo que viene», tenemos en mente sólo una clase, de tal hora a tal hora, con aproximadamente tantos niños, y me pregunto: ¿Sobre qué les hablo el domingo que viene?. No podemos pensar así en una Escuela Dominical, improvisada, lo que llamo P-P-D Planeamiento Próximo Domingo-, sin planes de estudio globales ni actividades especiales integralmente pensadas. Tal no sería algo que verdaderamente pudiéramos llamarlo escuela. Antes de pensar en cada domingo, debelemos reflexionar sobre todos esos años en que Dios nos concédela a ese niño en nuestra iglesia, para que después de todo ese tiempo haya recibido una amplia gama de temas y no soto cinco o seis indefinidamente repetidos.
Si pensamos que un niño estará asistiendo, en el mejor de los casos, desde que nace hasta que llegue a su adolescencia, quiere decir que estaremos teniéndolo en nuestra EE.DD. por un lapso de 12 años, más o menos. Póngase a pensar lo siguiente: después de esos años, ¿cuántas veces un niño ha escuchado, en clases pensadas con el plan «próximo domingo», la historia de Zaqueo, o la de Jesús y la tempestad? Inclusive con las unidades de lecciones de dos o tres meses de duración podemos correr ese riesgo, si son juegos que pertenecen a programas y editoriales diferentes entre sí. Un programa global nos ayudará a no caer en el error de enseñar pocas cosas, muchas veces, a los mismos niños. Un plan global nos ayudará a elaborar un programa -currículo- largo, enriquecido y completo, aunque tengamos que repetir alguna cosa en todos esos años.
Supongo que, a esta altura, usted estará pensando; «Pero, ¿cómo hago, o de dónde saco un programa así?». En varias librerías cristianas del continente se pueden conseguir programas generales de estudio para la EE.DD. Si así no fuera. Apuntes Pastorales lo está preparando para usted, y pensamos que en los próximos números los lectores podrán contar con ese valioso aporte. En este número, te ofrecemos el Organigrama General de la página anterior.
Apuntes PastoralesVolumen VIII Número 4