La iglesia contraataca
por Miguel Angel de Marco
Que la iglesia debe influir seria y positivamente en la sociedad es un tema que, creo, tenemos asumido la mayoría de los cristianos evangélicos del continente. Desde la predicación que cambia vidas, familias y grupos enteros hasta la participación en la tarea política de nuestros pueblos, pasando también por programas de servicio y acción social, los cristianos evangélicos están, de una manera u otra, influyendo en la sociedad.
Sabemos que no vamos a cambiar el mundo, tal como rezaban algunos lemas evangelísticos mundiales de la década pasada; sabemos bien que el mundo ira de mal en peor hasta la venida del Hijo de Dios, pero también sabemos cuántos pueden ser socorridos y aliviados en su carencia y dolor por el amor práctico de los cristianos.
En este número de Apuntes Pastorales publicamos una noticia de la iglesia norteamericana sobre el rechazo de los cristianos a entidades que favorecen la practica del aborto. Se trata de un comité de cristianos que están organizando un boicot generalizado en contra de las entidades que contravienen la ética cristiana, favoreciendo el asesinato de seres humanos en su período de gestación (para mayores detalles, ver pág. 20).
No es la primera vez que esto ocurre entre los cristianos de ese país. Recuerdo que hace alrededor de un año y medio atrás se realizó un boicot a la firma Pepsi Cola por promocionar su bebida con un comercial de la cantante Madonna en el cual se tomaba en poco la fe cristiana. También ofrecimos esa noticia a los lectores de la revista en aquella oportunidad. Esa empresa decidió cancelar el uso del comercial (que le había costado unos doce millones de dólares) antes que verse desacreditada ante buena parte de la sociedad y con ello perder mucho más dinero del que había costado el comercial cuestionado.
Cada vez que medito en este tipo de acciones concretas recuerdo una reunión que varios pastores tuvimos con la hermana de un presidente de nuestro país. Algunos de los colegas presentes se quejaron -en tono elegante, pero queja al fin- sobre el avance de la pornografía y el irrespeto a las tradiciones morales que se estaba dando en aquella ocasión, señalando lo bueno que sería que el poder político «tomara cartas» en el asunto. Ante esto, la señora preguntó: «¿Tienen idea ustedes lo que pueden hacer los cristianos comprometidos si enviaran cartas en forma masiva a los canales de televisión cuestionados o si dejaran de consumir los programas de televisión y las revistas que son apoyados por publicidad con contenido erótico?». Con semejante pregunta, la hermana del político expresó, en buen romance, algo más o menos así: No pretendan que los políticos censuren a los medios masivos de comunicación si ustedes, como cristianos, no están dispuestos a hacer su parte -que no es poca- en el rechazo a los procederles de los hijos de este mundo.
En los Estados Unidos, las empresas cuestionadas por apoyar programas de planificación familiar que practican el aborto están saliendo ante la prensa para hacer sus descargos. Otras ya han cancelado sus aportes ante el boicot Tal vez sería muy bueno que la iglesia evangélica latinoamericana, tan proclive a copiar tantas cosas del hemisferio rico, imitase el valor de los cristianos estadounidenses para anteponerse a las entidades que tienen comportamientos que favorecen al enemigo y sus maquinaciones.
Tanto el inundar las oficinas de redacción con cartas de protestas, sacar comunicados de prensa animando al no consumo de productos que usan publicidad inmoral, levantar nuestras voces en forma pública y clara sobre los medios masivos indecentes, así como otras formas creativas de boicot harán saber cuál es la posición de un buen segmento de la sociedad. A la vez, es una forma legítima de presionar para que sea menguado el bombardeo que tanto nosotros como nuestras familias recibimos constante e implacablemente.
Existe en nuestras sociedades mucha gente, muchísima, que recibirá con beneplácito un accionar decidido de los evangélicos en ese sentido. Aun muchos no cristianos apoyarán una acción así, si está bien orientada. Muchas personas serán beneficiadas por la actitud ejemplar -y de liderazgo- de la iglesia de Jesucristo. Y aunque no cambiemos el mundo con nuestros boicots, seremos instrumentos en las manos de Dios para frenar el descalabro total que se cierne sobre nuestras sociedades, atenuando el impacto negativo sobre el mundo que heredarán nuestros hijos.
Apuntes PastoralesVolumen VIII Número 5