Biblia

Fe prestada

Fe prestada

por Christopher Shaw

Como en el caso de los cuatro amigos, que su fe fue crucial para el paralítico, así sucede con nosotros también.

Versículo: Marcos 2:1-12

2:1 Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. 2:2 Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. 2:3 Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. 2:4 Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. 2:5 Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: __Hijo, tus pecados quedan perdonados.2:6 Estaban sentados allí algunos *maestros de la ley, que pensaban: 2:7 «¿Por qué habla éste así? ¡Está *blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?»2:8 En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. __¿Por qué razonan así?  les dijo . 2:9 ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico:  Tus pecados son perdonados , o decirle:  Levántate, toma tu camilla y anda ? 2:10 Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados  se dirigió entonces al paralítico : 2:11 A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.2:12 Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. __Jamás habíamos visto cosa igual  decían.

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¡No me diga que la escena que describe este pasaje no tiene ciertos matices cómicos! Jesús estaba en medio de una de las habitaciones de la casa donde se alojaba. Por donde quiera que uno mirara, había gente, apretujada y expectante. Él les estaba hablando la Palabra de Dios, quizás explicando, como era su costumbre, algún aspecto relacionado con el reino de los cielos.¿Habrá escuchado ruidos en el techo? Lo cierto es que repentinamente comenzó a caer sobre su cabeza partes del techo. Mientras intentaba seguir con lo que estaba enseñando, apareció un pequeño agujero encima de él. Una mano se introdujo por ella y comenzó a agrandar la abertura mientras seguía cayendo, como lluvia, el material que se usaba para construir los techos.En muchas congregaciones que he visitado el programa del culto es inamovible. No se tolera ningún tipo de variación.Me causa gracia la escena porque conozco lo sagrado que es para nosotros mantener el orden en nuestras reuniones. En muchas congregaciones que he visitado el programa del culto es inamovible. No se tolera ningún tipo de variación. Si alguna persona ora, cuando no estaba estipulado que se ore, nos ponemos nerviosos e incómodos. ¡Es que no nos gustan las interrupciones, ni las cosas improvisadas¡ Ni hablar de nuestra reacción si alguien hiciera un agujero en el techo durante una reunión. ¡Hubiéramos enviado a los diáconos a resolver la situación! Sospecho que si el Señor quisiera hacer algo entre nosotros, ¡tendría que pedir permiso con varios días de antelación, para que se le pudiera hacer un espacio en el programa!¿Cómo se puede llevar adelante un ministerio dirigido por el Espíritu cuando nosotros creamos tanta estructura? ¿Se da cuenta del estilo de ministerio que tiene Cristo? El era un oportunista, pero no en el mal sentido de la palabra. Es que simplemente aprovechaba las oportunidades que se le iban presentando a cada momento. Poseía flexibilidad y, sobre todo, sensibilidad a lo que estaba pasando a su alrededor. No estaba atado a un «programa».¡Qué importante es que, como líderes, poseamos estas mismas cualidades! Usted no le va a cambiar la vida a nadie si está atado a un programa. Las personas no son un programa. Requieren de una trato vivo, dinámico y personal. Jesús vio la fe de los cuatro amigos. No sabemos si el paralítico también tenía fe, pero la fe de ellos era crucial. ¿Hasta donde está usted dispuesto a ir por las personas que ama? ¿Está dispuesto a «abrir una abertura en un techo» para llegar a Jesús? Estos hombres estaban dispuestos a ir hasta lo último de la tierra si fuera necesario. Es la misma actitud que vemos en Epafras.Pablo testifica a los Colosenses que este varón «se esfuerza intensamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere» (Col 4.12). En ese momento acontece algo extraño. «Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»» Piense en esto por un instante. ¿Si la necesidad del paralítico era tan obvia, por qué Jesús le perdonó los pecados? ¿Cómo hubiera reaccionado usted al escuchar estas palabras? ¿Cómo reaccionaron los escribas? ¿Por qué reaccionaron de esta manera?

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