Biblia

La salvación: el gran regalo, Parte I

La salvación: el gran regalo, Parte I

por Ministerios Alfa y Omega, Inc.

Sermón basado en 2 Pedro 1:1-4

Texto bíblico: 2 Pedro 1.1–4


Introducción:

Este es un gran pasaje de la Biblia. Para el autor, este extracto es uno de los más maravillosos de toda la Palabra. Estos versículos exaltan a Jesucristo como el gran Mesías, el Salvador del mundo, quien vino a hacerle frente a todas las necesidades del hombre. Aquí está Cristo y su extraordinario regalo: la salvación.



Bosquejo de la enseñanza:


1. Él es el Mesías que merece devoción total (v.1).


2. Él es el Mesías de la fe (v.1).


3. Él es el Mesías de la gracia y de la paz (v.2).


4. Él es el Mesías de vida y de piedad (v.3).


5. Él es el Mesías de la naturaleza divina (v.4).



Puntos a desarrollar:



Punto 1. (1.1) Siervo y apóstol: Jesucristo es el Mesías que merece devoción total. Esto se puede entender mejor con las dos declaraciones hechas por Pedro.



A. Pedro se autodenomina siervo de Cristo. La palabra «siervo» [doulos] significa más que ser un simple sirviente. Quiere decir que un siervo es propiedad total de su señor, un esclavo ligado a su amo por la ley. Echemos un vistazo al mercado de esclavos en los tiempos de Pedro para entender mejor lo que quiso decir con: «siervo de Jesucristo».

  • El siervo era propiedad total de su señor. Pedro se refería a que fue comprado por Cristo; por esa razón, era de su propiedad. Cristo lo observó con atención y vio su rebajado y necesitado estado. En ese momento, el acto más maravilloso tuvo lugar: Cristo lo amó y lo compró; por eso, ahora era le pertenecía a Cristo.
  • El siervo vivía exclusivamente para su señor y no tenía ningún derecho personal. Lo mismo le ocurrió a Pedro: él existía exclusivamente para Cristo, y sus derechos eran los derechos de Cristo.
  • El único propósito del siervo era servir y estar a la disposición de su señor las veinticuatro horas del día. Así le pasó a Pedro: él vivía sólo para servir a Cristo, hora tras hora, día tras día.
  • La voluntad del siervo le pertenecía a su señor. Su única voluntad y ambición se limitaba a lo que decía su señor. Estaba totalmente subordinado y le debía obediencia total a la voluntad de su señor. Con Pedro ocurría lo mismo.
  • El último aspecto y más precioso de todos es que Pedro quiso decir con «siervo de Jesucristo» que él tenía la más alta, honrosa e ilustre profesión en todo el mundo. Los hombres de Dios (los hombres más grandes en toda la historia) siempre han sido llamados siervos de Dios, y este título era el más reconocido. El servicio del creyente no tiene nada que ver con adulaciones, cobardía, o sujeción vergonzosa. Es una posición de honor que otorga los privilegios y las responsabilidades de servir al Rey de reyes y Señor de señores. A continuación encontrará una lista de todos aquellos que fueron o son siervos de Dios:

  • – Moisés (Dt 34.5; Sal 105.26; Mal 4.4).


    – Josué (Jos 24.29).


    – David (2 Sa 3.18; Sal 78.70).


    – Pedro (Ro 1.1; Fil 1.1; Tit 1.1; 2 Pe 1.1).


    – Santiago (Stg 1.1).


    – Judas (Jud 1).


    – Los profetas (Am 3.7; Jer 7.25).


    – Los creyentes cristianos (Hch 2.18; 1 Co 7.22; Ef 6.6; Col 4.12; 2 Ti 2.24).



    Lea también los siguientes versículos: Éxodo 23.25; Deuteronomio 10.12; Salmos 100.2; Juan 12.26; Romanos 12.1; 1 Corintios 15.58; Efesios 6.6–7; Colosenses 3.23–24; Hebreos 12.28



    B. Pedro se autodenomina apóstol de Jesucristo. La palabra apóstol [apostolos] significa una persona que ha sido enviada a algún lugar. Un apóstol es un representante, un embajador, una persona que ha sido enviada a un país o estado para representar a otro. Las siguientes tres características son verdaderas en un apóstol: (1) le pertenece a Aquel que lo ha enviado; (2) ha sido comisionado para ir a algún lugar; y (3) posee toda la autoridad y poder de Aquel que lo envió.



    Tres lecciones impresionantes:

  • Pedro decía que fue llamado para ser apóstol. No estaba en el ministerio porque él…

    • así lo había decidido.
    • tenía la capacidad.
    • había sido animado por otros para escoger una profesión ministerial.
    • disfrutaba el trabajar con la gente. Él era un apóstol, un ministro del evangelio, por una sola razón: Dios lo había llamado. Génesis 12.1; Éxodo 3.10; Jueces 6.14; Isaías; 6.8Hechos 26.16; 1 Timoteo 1.12
  • Pedro había escuchado y respondido al llamado de Dios. Dios no pasó por encima de la voluntad de Pedro, Él quería a este hombre en el ministerio, por eso lo llamó. No obstante, Pedro tuvo que decidir si escuchaba y respondía a ese llamado.
  • Fue llamado a ser un apóstol, es decir, un ministro. No fue llamado para ocupar una posición de autoridad o para ser honrado por los hombres.


  • Estos dos puntos destacan otro aspecto: Pedro creía que Jesucristo merecía devoción total. Por eso, tomó la decisión de entregar su vida deliberada y completamente a Jesucristo, el Mesías, el Salvador del mundo prometido por Dios desde el principio del tiempo. Lucas 5.27–28, 9.23, 14.26–27, 14.33, 18.29–30; Gálatas 5.24; Filipenses 3.8



    Usado con permiso,


    COPYRIGHT © 1991 by Alpha-Omega Ministries, Inc.