Biblia

Distancia abismal

Distancia abismal

por Christopher Shaw

El poco esfuerzo que demandan las formas externas desvia el corazón de la práctica de la devoción.

Versículo: Mateo 15:1-20

15:1 Se acercaron a Jesús algunos fariseos y *maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:15:2 ¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los *ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!15:3 Jesús les contestó: __¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición? 15:4 Dios dijo:  Honra a tu padre y a tu madre , y también:  El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte. 15:5 Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre:  Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios. 15:6 En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios. 15:7 ¡*Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes:15:8 » Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.15:9 En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas *humanas. 15:10 Jesús llamó a la multitud y dijo: __Escuchen y entiendan. 15:11 Lo que *contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella.15:12 Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: __¿Sabes que los fariseos se *escandalizaron al oír eso?15:13 Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz  les respondió . 15:14 Déjenlos; son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.15:15 Explícanos la comparación  le pidió Pedro.15:16 ¿También ustedes son todavía tan torpes?  les dijo Jesús . 15:17 ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? 15:18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. 15:20 Éstas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos.

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Una vez más el Maestro de Galilea lleva a sus oyentes al plano del corazón, el único plano que realmente tiene peso en el reino de los cielos. Por medio de una cita del profeta Isaías identifica la raíz del problema que neutraliza las accionas del hombre religioso. «Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: «Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres»» (7-9). La distancia física que separa los labios del corazón es apenas de unos 30 centímetros. En asuntos relacionados al ejercicio de la vida espiritual, sin embargo, la distancia entre el uno y el otro puede ser abismal. Lo triste de la religiosidad es que contribuye a que esta brecha se torne cada vez más pronunciada, pues el ejercicio religioso se concentra siempre en las formas externas y visibles de la vida espiritual.La humillación de uno mismo y el trato severo del cuerpo nos ofrecen el medio perfecto para impresionar a los que están a nuestro alrededor. La tendencia a reducir la vida a una serie de reglas revela cuan fuerte es en nosotros la tendencia a controlar nuestro entorno. Creemos que con el cumplimiento puntilloso de algunas normas podemos garantizar un desenlace favorable para nosotros. Esta convicción es el resultado de una perspectiva mecánica de la vida, por medio de la cual todo puede reducirse a causas y efectos. El problema de esta postura es que el sujeto ignora que el ingrediente principal de la vida espiritual gira en torno de las relaciones. La interacción con los demás no puede ser desarrollada con una serie de reglas. Si bien es verdad que todas las relaciones  están regidas por principios universales, su implementación requiere de un corazón sensible y la flexibilidad necesaria para adaptarse a las particularidades de cada situación. La participación del espíritu en la experiencia de relacionarse con otros es la que garantiza que haya un intercambio de vida, pues, como afirma el autor de Proverbios, «del corazón fluye la vida» (4.23). Nuestra tendencia a caer en una vida de religiosidad debería impulsarnos a una postura de permanente vigilancia. Si prestamos atención a los diferentes momentos de nuestra vida espiritual rápidamente podremos identificar situaciones donde la actividad está divorciada de la devoción interior. Pronunciamos oraciones que utilizan siempre las mismas frases o cantamos coros mientras la mente se concentra en alguna preocupación laboral o familiar. Es demasiado sencillo desconectar el corazón como para que nos confiemos de que nuestras acciones son verdaderamente ejercicios espirituales. Es precisamente por el poco esfuerzo que demandan las formas externas que tan fácilmente desconectamos el corazón de la práctica de la devoción. El apóstol Pablo señala un «atractivo» adicional a la religiosidad: Tales cosas tienen a la verdad la apariencia de sabiduría» (Co 2.23). La humillación de uno mismo y el trato severo del cuerpo nos ofrecen el medio perfecto para impresionar a los que están a nuestro alrededor, y este logro nunca deja de ser atractivo para quienes procuran alcanzar la aprobación o la admiración de los demás. Cristo sabía cuan fuerte es el atractivo de la religiosidad; por esto, llamó a los discípulos y les ofreció una explicación. Lea los versículos 10 y 11. El creer que lo que entra por la boca es lo que contamina delata una forma de ver la vida. ¿Cuál creencia sostiene esta perspectiva?

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