Biblia

Peticiones sin respuesta

Peticiones sin respuesta

por Christopher Shaw

Los líderes debemos orar por asuntos que solo pueden venir por medio de la oración y trabajar por aquellos que solo pueden venir como resultado de nuestro compromiso.

Versículo: 2 Corintios 10:4-5

10:4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. 10:5 Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.

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El otro día, en una reunión, escuchaba orar de la siguiente manera a una de las personas presentes: «Señor, te pedimos que tu quites de nuestra mente todo pensamiento que te deshonra, y que nos limpies de todo aquello que te ofende.» Cuando la persona terminó de orar, vino a mi mente el versículo que hoy compartimos, y reflexioné acerca de las peticiones que a veces elevamos al Señor en nuestra oración. Según este pasaje, no es responsabilidad de Dios quitar los pensamientos que se levantan contra la obediencia a Cristo. El compromiso de Dios, por medio del Espíritu Santo, es traer a luz todo aquello que es pecado en nuestra vida (Jn 14.9). Una vez que lo ha revelado, sin embargo, es nuestra responsabilidad tomar cautivo esos pensamientos y sujetarlos a Cristo. Nuestro Padre celestial no los va a quitar de nuestra mente, porque él nos ha llamado a nosotros a que lo hagamos. Nuestros intentos por transformar nuestra vida no darán fruto porque es una obra que solamente puede realizar el Señor. En muchas ocasiones confundimos la verdadera naturaleza de nuestra vida espiritual y nos encontramos pidiendo cosas que tenemos que hacer nosotros, e intentando hacer nosotros cosas que deberíamos estar pidiendo al Padre. No tiene caso pedir que él nos de paz, por ejemplo, porque él ha dicho que la paz será nuestra cuando, mediante oración y súplica, hacemos conocidos a Dios nuestras peticiones (Fil 4.6 y 7). De la misma manera, nuestros intentos por transformar nuestra vida no darán fruto porque es una obra que solamente puede realizar el Señor (Rom 8.6-9). Nuestro desafío, como líderes cristianos, es entender las dinámicas de la vida espiritual de tal manera que nuestros esfuerzos estén dirigidos hacia aquellas cosas que realmente hemos sido llamados a hacer, y nuestras oraciones estén dirigidas hacia aquellas cosas que realmente hemos sido llamados a pedir. De esta manera podremos estar seguros de que lo que estamos haciendo recibirá la bendición de nuestro Padre celestial, y evitaremos hacer inversiones que no producirán ningún fruto. Para pensar: Un santo de la iglesia, W. E. Sangster, resume lo que hoy hemos observado con esta frase: Muchas personas oran por cosas que solamente pueden venir por medio del trabajo, y trabajan por cosas que solamente pueden venir por medio de la oración. Reflexione por un momento en su propia vida de oración; ¿dónde están centradas sus peticiones ? ¿Qué cargas eleva frecuentemente al Señor? ¿Cuáles de ellas requieren mayor esfuerzo de su parte? ¿Cuáles son cosas que solamente el Señor puede hacer?

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