Biblia

Transformación al alcance

Transformación al alcance

por Christopher Shaw

Por medio de Cristo hemos recibido todo lo necesario para ser radicalmente cambiados

Versículo: Hebreos 10:14-18

10:14 Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.10:15 También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero dice:10:16 «Éste es el pacto que haré con ellos después de aquel tiempo  dice el Señor : Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente.» 10:17 Después añade: «Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.» 10:18 Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.

Leer todo el capitulo

El autor continúa usando, con gran efectividad, el método de la comparación para mostrar las diferencias entre el primer pacto y el segundo. Declara, como señalé en la última reflexión, que el sacrificio de Cristo solamente fue necesario una vez. Los resultados, sin embargo, son continuos. Es decir, se renuevan en la vida de todos aquellos que responden a la invitación de ser sus discípulos. La invitación incluye la posibilidad de comenzar a vivir conforme a una realidad completa, que es nuestra perfección EN Cristo Jesús. Esta declaración refleja lo que afirma el apóstol Pedro en su segunda epístola, cuando declara que hemos recibido (tiempo pasado) todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (1.2-3). ¡Ya lo recibimos! No se trata de un bien que heredaremos en el futuro. Hoy nos ha sido concedida la perfección. Y cuando pensamos que el concepto se refiere a estar enteramente capacitados para la obra a la que hemos sido llamados, podemos declarar confiados: ¡no nos falta nada! Poseemos todo lo necesario, en Jesús, para enfrentar cualquier desafío que la vida pueda presentarnos o para emprender cualquier proyecto que él pueda mostrarnos. Podemos declarar, confiados, «¡No nos falta nada!»A la par de este regalo, contamos con la compañía del Espíritu. Una vez más, el contraste es marcado. En el Antiguo Testamento el Espíritu venía sobre personas en momentos puntuales, para que pudieran realizar algo para Dios. En el Nuevo Testamento, sin embargo, el Espíritu vive dentro del creyente. Su compromiso consiste en guiarlo en cada paso que toma. La forma en que logra esta guía es ayudando a construir un depósito de la Palabra, grabado en el corazón y la mente de quienes caminan con Dios. De esa manera, la verdad está al «alcance de la mano» y puede ser activada en un instante por el mismo Espíritu que mora en nosotros. Esto también se presenta en contraste con el Antiguo Testamento, donde la ley estaba escrita sobre tablas de piedra. El pueblo dependía de encuentros periódicos para que los levitas les recordaran las enseñanzas de la Palabra. Ahora, sin embargo, cada discípulo lleva la ley grabada dentro de su propio ser, para conocer siempre «… cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto» (Romanos 12.2 – NBLH). Un tercer contraste es que Dios nunca más recordará los pecados que han sido confesados. Los sacrificios del Antiguo Testamento no lograban este efecto y por eso era necesario volver una y otra vez a pedir perdón. En el Nuevo Pacto los pecados se olvidan. Este punto es importante. Debemos aferrarnos a esta declaración y proclamarla con fe, porque uno de los instrumentos más efectivos que emplea el enemigo para derribarnos es la acusación. Nos recuerda, una y otra vez, nuestros pecados, fracasos y errores. Nos atormenta señalando la fragilidad de nuestro compromiso. Podemos, no obstante, ponerle fin a ese tormento declarando lo que la misma Palabra dice: Dios se ha olvidado de nuestros pecados y, si él lo ha hecho, nosotros no podemos hacer menos que eso.  

© Desarrollo Cristiano Internacional 2013. Se reservan todos los derechos.