«El Señor se ha olvidado de mí . . . Se ha alejado . . . Me ha olvidado por completo.» ¿Alguna vez ha dicho eso? ¡Por supuesto que lo ha dicho! ¿Qué tal el lunes por la mañana? Usted acaba de regresar de un glorioso retiro de fin de semana. Tiempo con la palabra de Dios. Gran adoración. . . . Abundante risa. Oración significativa. . . . Luego llega el lunes a las ocho de la mañana, de regreso en casa, y todo su mundo se derrumba. «El Señor se ha olvidado de mí. Ha dejado por completo la escena.»
Pero Dios dice: «Te tengo en las palmas de mis manos. Estás continuamente delante de mí.» . . .
Deténgase y mire las palmas de sus manos. Ahora, imagínese que son las manos de Dios y que usted está precisamente allí. . . . Nuestros caminos están continuamente delante de Él. Ningún momento fugaz de la vida pasa sin que Él sepa exactamente dónde estamos, lo que estamos haciendo, y cómo nos sentimos.
Ningún momento fugaz de la vida pasa sin que Él sepa cómo nos sentimos.
Tomado del libro Sabiduría Para el Camino (Nashville: Grupo Nelson, 2009). Copyright © 2016 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.