Aceptar la gracia
Cuando se trata de poder aceptar la gracia, lo primero que tenemos que recordar es esto: resistimos la gracia cuando no hemos tratado adecuadamente con la culpa y la vergüenza que sentimos.
Parece que muchas personas están más relacionadas con su culpabilidad y vergüenza que con Dios. La gracia anula la culpabilidad. Deja a la vergüenza sin poder.
¿Sabe quién es la última persona en este mundo a la que queremos perdonar? Nosotros mismos.
No estaremos listos a que la gracia de Dios nos despierte hasta que hayamos aceptado totalmente el perdón.
Nunca olvide lo siguiente: toda persona que Dios usa profundamente es un receptor de la grandiosa gracia de Dios. Nadie la merece. Ninguna persona está adecuada para las bendiciones que recibe. En su soberana misericordia Dios ha elegido dar una gracia enorme a un individuo inmerecedor e imperfecto a pesar de lo que es y en mayor medida que la cantidad de su culpa u oprobio.
Toda persona que Dios usa es un receptor de la grandiosa gracia de Dios.
Tomado del libro: El Despertar de la Gracia (Editorial Caribe). Copyright © 1990 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.