Líderes cariñosos

Los buenos líderes aman a la gente. Pablo escribe: “Tanto es nuestro cariño para vosotros que nos parecía bien entregaros no sólo el evangelio de Dios…” (1 Tesalonicenses 2:8). Maravilloso, ¿no? Pablo no evitaba compartir sus emociones con su rebaño. Ese hombre fuerte, un apóstol de Cristo, cuando pensaba en los tesalonicenses decía: “Oh, que cariño tan grande tengo por ustedes! ¡Cuánto los amo!”. Estas son palabras íntimas de cariño.

Para mantener esto sencillo y fácil de recordar, quiero proponerle que el cariño por las personas se puede demostrar de dos maneras: Con demostraciones pequeñas, pero frecuentes, de afecto, y con palabras de aprecio por escrito cada tiempo. Las personas que lidera deberían estar recibiendo de usted ahora mismo una nota de aprecio y estímulo. Ellas deben acostumbrarse cada vez más a sus expresiones de cariño que incluyan pequeñas pero frecuentes demostraciones de afecto. Nadie es tan importante que esté más allá de las demostraciones de cariño. Ese aspecto del liderazgo cobra ánimo y  transmite confianza al espíritu por la gracia de Dios.

Encontré estos versos que resumen muy bien este punto:

La vida no es sino espuma,
hay dos cosas de valor:
cariño por los demás,
y arrojo en el corazón.

Me causan tristeza los líderes fuertes que siempre tratan mal a las personas. Nos preguntamos cómo gente así pudo llegar a tener posiciones importante influencia. Aquí tiene este consejo gratis: Si a usted no le gusta la gente, háganos a todos un favor, no se dedique al liderazgo. Dedíquese a otra cosa. Todo el mundo estará mejor así. Diga no cuando le ofrezcan la oportunidad de liderar.

Ni el mundo ni el ministerio se necesitan más autócratas. Ambos necesitan más líderes, almas con corazón de siervo para liderar, como lo hizo Pablo, sensibilidad y cariño hacia los demás. El amor y el cariño, cuando se dan de manera correcta, llenan el vacío cuando las palabras solas no son capaces consolar. Si las personas saben que usted las ama y las valora, le darán todo su respaldo. Pablo les dijo a los cristianos de Tesalónica que los amaba, y ellos nunca lo olvidaron.

Los buenos líderes aman a la gente.—Charles R. Swindoll

Tomado del libro Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2010 por Charles R. Swindoll Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.