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Pasos sencillos hacia la buena salud

Pasos sencillos hacia la buena salud

por Audry Wagner-Morales

No es solo estética y buena presentación, también es salud, bienestar físico y emocional. Se trata de tener un cuerpo sano que sirva como herramienta eficaz para hacer lo que Dios nos ha encomendado, así como una mente sana que dirija al cuerpo por los caminos correctos. El artículo nos presenta las tres necesidades básicas de nuestro cuerpo y cómo trabajar para satisfacerlas

Buena salud. ¿Qué le viene a la mente cuando oye estas palabras? ¿Extenuantes horas en la bicicleta estacionaria? ¿Zanahorias y remolachas de desayuno, almuerzo y cena? Quizás la primera imagen que surge en su mente es la de esas jovencitas delgadas de los comerciales televisivos con muslos y glúteos firmes. Sin embargo, la mayoría de nosotras estará de acuerdo en que la buena salud, lejos de ser sólo un asunto de estética, comprende nuestro bienestar físico y emocional. Se trata de tener un cuerpo sano que sirva como herramienta eficaz para hacer lo que Dios nos ha encomendado, así como una mente sana que dirija al cuerpo por los caminos correctos.


Ruth McGinnis, escritora cristiana, violinista y maestra de aeróbicos, afirma en su libro Living The Good Life (Cómo vivir la buena vida) que la mayoría de las personas podrían experimentar una mejoría notable en su salud con algunos cambios tan sencillos como tomar dos litros de agua al día. Suena bastante fácil ¿no? Veamos qué otros pequeños cambios podemos hacer para mejorar nuestra salud.

¿Qué necesitamos?


El cuerpo tiene tres necesidades básicas: alimento, ejercicio y descanso. Ah, y podemos añadir una cuarta que a menudo olvidamos: agua.



Una alimentación adecuada


  • Comer con deleite y acción de graciasEl primer paso hacia la buena salud en lo que compete a la alimentación es cobrar conciencia de que comer es una bendición y no un crimen que tendremos que pagar con kilos extras. Una manera de lograrlo es dar gracias al Señor por los alimentos. Pensemos en la bondad de nuestro proveedor y en la creatividad de un Dios que ha creado tantos frutos diversos para nuestro deleite. Acto seguido, disfrutemos el plato que tenemos en frente con regocijo, concentrándonos en los sabores y disfrutándolos sin reservas. Deje que se le escape un ¡aleluya! la próxima vez que coma un buen plato de carne, arroz o vegetales.
  • Dieta ¿y eso qué es?A menos que tenga usted diabetes, un sobrepeso serio que se deba controlar con supervisión médica, o alguna otra condición que afecte directamente su salud, elimine la palabra «dieta» de su vocabulario. Algunas personas se han acostumbrado a estar perpetuamente a dieta, es decir, a torturarse por semanas enteras con cantidades minúsculas de alimentos o eliminando totalmente algunos que no son nocivos, para alcanzar lo que consideran el peso o la figura ideal. Es bien sabido que con los alimentos dietéticos o los diversos planes extravagantes para bajar de peso, son sólo las industrias que los producen las que se benefician. La mayoría de las personas que optan por estos bajan de peso sólo para volver a recuperarlo, no proveen a su cuerpo todos los nutrientes que necesitan y se sienten en general miserables porque, sencillamente, «no pueden comer». Sin embargo, si se hace de la manera apropiada, no sólo es posible consumir de todo, sino también recomendable.
  • A comer se ha dichoLo ideal, tal como nos enseñaron en la escuela, es una dieta balanceada, y eso no es ningún misterio. Se trata de comer de todos los grupos de alimentos en las proporciones correctas. Piense en la pirámide en la que se dividen los alimentos de mayor a menor según las cantidades que deban consumirse en cada comida. En la base se encuentran los alimentos ricos en fibras y almidón como el pan, las pastas, el arroz, las papas, la yuca, etc. Estos deben estar presentes en todas las comidas y, en el caso de las harinas, es mejor comerlas integrales que refinadas.

El siguiente grupo es el de las frutas y los vegetales. Una parte de estos puede consumirse cocida, pero se recomienda que la mayor parte se consuma cruda. A la hora de escogerlos, seamos extravagantes y aventureras. ¿Hay alguna legumbre o fruta en el supermercado que nunca ha probado porque ni siquiera sabe cómo se llama? Pídale a algún empleado que se la presente y cómprela.


En el tercer nivel de la pirámide se encuentran, por un lado, los alimentos ricos en proteínas: las carnes, los huevos, los granos, etc., y aquellos ricos en calcio, como los lácteos. Todos los alimentos, aunque sean colocados en cierto nivel por ser ricos en determinado nutriente, contienen además otros elementos necesarios. Por ejemplo, las almendras, los maníes y la mayoría de los frutos secos son ricos tanto en calcio como en proteínas. Al comer de estos alimentos se obtiene un doble resultado.


Pensar que nos está permitido tomar de toda esta variedad de alimentos y «organizarnos» una comida sabrosa es alentador. Tome conciencia de que puede comer un poco de todo sin abarrotar el plato y, lo más importante, hasta que se sienta satisfecha. Una vez que llega a ese punto, deténgase. Esa actitud es más liberadora que la de la dieta perpetua.


El grupo de los dulces es el único del que se puede prescindir totalmente. ¿Pero a quién le amarga un dulce, a no ser que sea pasta de naranja amarga? Una buena estrategia es permitirse uno al día y sin sentirse culpable. Después de todo, si se encarga de hacer tres comidas balanceadas, es poco probable que el deseo incontrolable de comer chocolate, tortas, pasteles o caramelos la ataque más de una vez al día.


Ejercicio: no hay que ser medallista olímpica


Además de una alimentación adecuada y agua, el cuerpo necesita ejercicio, o para expresarlo de una manera más exacta, movimiento. Algunas dolencias como espasmos, dolores de espalda y musculares, y hasta un tipo de osteoporosis, denominada osteoporosis por desuso, surgen a veces como consecuencia, entre otros factores, de una inmovilidad crónica.


Parte del problema es la naturaleza sedentaria de algunos de los trabajos que realizamos. Sólo hay que preguntarle a una mujer que trabaja todo el día frente a una computadora, una máquina de coser o un grupo de estudiantes, para confirmarlo. Además, a menudo no disponemos del tiempo o de las ganas para incluir una rutina de ejercicios en nuestros ya cargados horarios.


  • Poco es mejor que nadaA veces nuestro peor enemigo no es el tipo de trabajo que realizamos ni la falta de tiempo, sino más bien nuestras metas irreales. Pretendemos ir al gimnasio varias veces por semana y, cuando no lo logramos, renunciamos totalmente a la idea de hacer ejercicio. Asimismo, si no podemos correr por lo menos media hora a diario, decidimos no hacerlo nunca. Por eso es necesario cambiar esta mentalidad y hacernos a la idea de que, a la larga, menos puede ser más.
  • Entonces ¿qué es ejercicio?Aunque hay patrones ideales sobre cuánto se debe estimular al corazón durante el ejercicio para que este resulte eficaz, lo importante es dar un primer paso contra la inmovilidad. Se puede comenzar con actividades sencillas: dar paseos por el campo o la ciudad, desistir de usar el automóvil y utilizar una bicicleta siempre que sea posible. También se pueden buscar alternativas como, por ejemplo, tomar clases de baile. De este modo se provee de movimiento al cuerpo sin que el hacerlo se vuelva complicado. Además, estas alternativas tienen beneficios adicionales. Si se invita al marido a dar un paseo, he ahí una oportunidad magnífica para conversar y lograr que él también haga un poco de ejercicio. De la misma manera, caminar con amigos abre una oportunidad para ponerse al día y ejercitarse a la vez. Las clases de baile podrían ser una fabulosa oportunidad evangelística. Además, uno se divierte y se mueve al mismo tiempo.


El descanso: una «pereza» necesaria


Sabemos que el cuerpo necesita descanso. Aún así, convencidas de que nuestra energía es un recurso renovable, agotamos a menudo nuestras reservas sin encargarnos de volver a llenar el tanque. Si añadimos a esto cierta tendencia a espiritualizar el exceso de trabajo convenciéndonos de que es para «la gloria de Dios», nos exponemos a una fatiga crónica que puede sacarnos de circulación por un buen tiempo.


  • El sueñoDormir lo suficiente es indispensable. Si queremos hacer un buen trabajo sin sentir que se nos está reduciendo la materia gris, tenemos que dormir por lo menos ocho horas diarias. Si usted no dispone de tanto tiempo, haga un análisis de sus actividades durante el día y quizás encuentre algo que puede eliminar y así acostarse más temprano.
  • Estrategias contra el estrésEl descanso, obviamente, no consiste sólo en dormir. El cuerpo (y la mente) también requieren de momentos de relajamiento. La hora del devocional es un verdadero regalo que uno puede hacerse. Sacar tiempo para orar, meditar en la palabra y estar en silencio delante del Señor es un excelente antídoto contra el estrés.

No coma deprisa. Hágase el hábito de tomarse el tiempo necesario para disfrutar de la comida, e incluso decore la mesa a su gusto, de modo que el lugar donde coma sea acogedor. Apague el televisor y dedíquese a degustar el plato y a conversar con familiares o amigos. Si se encuentra sola, ponga música relajante y concéntrese en disfrutar el momento con Dios. Preparar ciertas cosas de antemano puede evitar mucho estrés. Planchar la blusa que se pondrá al día siguiente la noche antes, o asegurarse de que tiene en la cartera todo lo que necesita para el próximo día de trabajo puede hacer que la mañana transcurra con menos sobresaltos, sobre todo si se tienen niños y hay que encargarse de ellos también.


Además es bueno concederse ratos para escuchar música, darse un baño de burbujas, arreglarse las uñas, leer un buen libro, escribir cartas, o cualquier otra actividad que resulte relajante.

Agua: elixir de vida


El ingerir agua en cantidad suficiente es un aspecto que a menudo se descuida cuando se enfatiza una dieta balanceada. Dado que nuestro cuerpo está constituido por un 70 % de agua, esta es necesaria para garantizar el funcionamiento adecuado de nuestros diversos órganos. En vista de que el cuerpo elimina agua cuando transpiramos, orinamos, y hasta cuando respiramos, no es de extrañar que debamos reponerla regularmente.


  • ¿Cuánta agua?Se recomienda ingerir diariamente por lo menos ocho vasos de ocho onzas. Así se evita la retención de agua, ya que el cuerpo tiende a aferrarse a esta cuando no recibe lo suficiente. Además, el agua transporta oxígeno, lo que hace que el cuerpo se sienta con más energía.
  • ¡No olvide tomar líquido!Para recordar que debe tomar agua es bueno andar siempre con una botellita o, como recomienda Ruth McGinnis, cada vez que en algún lugar le ofrezcan algo de tomar, opte por agua.

Con estos sencillos consejos que tendemos a olvidar, nuestra salud mejorará y estaremos en mejor condición para hacer nuestra parte en el establecimiento del Reino. Además, disfrutaremos el proceso.


Pequeños cambiosAlimentación:


  • Aprender a ver la comida como una bendición.
  • Eliminar la palabra «dieta» del vocabulario.
  • Comer por lo menos de tres a cinco frutas y vegetales todos los días.
  • Sustituir, cuando sea posible, las harinas y los productos refinados por los integrales.
  • Tomar por lo menos dos litros de agua al día.
  • Intentar incluir diariamente todos los grupos de alimentos.

Ejercicio:


  • Utilizar las escaleras en lugar del ascensor.
  • Estacionar el automóvil un poco más lejos.
  • Dar caminatas por el campo o la ciudad.
  • Hacer pausas de diez minutos cada cincuenta durante el trabajo sedentario. Usar la pausa para moverse.
  • Utilizar la bicicleta para desplazarse, cuando sea posible.
  • Caminar a sitios cercanos en lugar de usar el auto.

Descanso:


  • Dormir lo suficiente.
  • No comer deprisa.
  • Preparar las cosas de antemano.
  • Concederse momentos de silencio y reflexión.
  • Procurarse formas de relajación y esparcimiento.
  • Organizar la agenda con tiempos adecuados para cada actividad o tarea a realizar.
  • Buscar algún pasatiempo o actividad creativa que dirija la atención hacia algo diferente de nuestro trabajo habitual.

© Apuntes Mujer Líder, Volumen II – Número 1