Biblia

Lo que Dios juntó

Lo que Dios juntó

Lo que Dios juntó

En el libro de Efesios, despues de hablar de la vida familiar cristiana, incluyendo la relacion entre marido y mujer, hijos y padres, siervos y senores Efesios 5:22; Efesios 6:9, el apostol Pablo dijo que el diablo asecha y que debemos tomar toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra sus asechanzas.

Pablo tambien nos recuerda que nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad Efesios 6:11-12. De hecho, el enemigo de Dios a tratado de actuar con todas sus fuerzas en los hogares cristianos. Su principal objetivo es el de separar los matrimonios y destruir las familias.

Una de las estrategias es la de llevar maridos y esposas a pensar que sus cónyuges son sus opositores o adversarios. En verdad esa es una de las más antiguas artimañas del diablo: primero poner en duda el amor de aquellos que realmente nos aman. Sus dardos inflamados alcazar en primer lugar nuestra mente.

Son pequeños pensamientos que parecen lógicos, tales como: !El hizo eso solo para provocarme! o: !Ella es así: a los demas los trata como seda, pero a mi, me trata como una lija, y de las más gruesas! Hay aún quienes piensan: El (o ella) actua como si fuese mi enemigo, parece que me odia. Este tipo de pensamiento es el inicio para que surjan agresiones verbales y malentendidos.

Quién es realmente nuestro opositor y adeversario? Cuál es el origen de estos pequenos pensmientos? Quién es el que quiere que peleemos? Si estamos claros de quien es verdaramente nuestro adversario y cuál es su objetivo, sabremos contra quien debemos explotar y luchar. Con este tipo de discernimiento, en vez de explotar en ira contra nuestro cónyuge, oraremos al Señor y le pediremos que aproveche aquella situación y oportunidad para trabajar más Su vida en nosotros y en nuestro cónyuge. Para neutralizar estos dardos inflamados de discordia, contienda y separación, el mejor antídoto no es intentar controlarnos, apretar los dientes o morderse la lengua. Como cristianos, tenemos una excelente armadura: dar gracias al Señor.

Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesus. (1 Tesalonicenses 5:15-18). Volvamonos al Señor y digámosle de corazón: !Oh Señor Jesús! !Te doy gracias! Esta es una oportunidad más para que averguences a Tu enemigo y mi adversario. Señor te agradezco por la persona que Tu me diste. Señor, muéstrame también que lección quieres que yo aprenda.

Periódico Arbol de la Vida