Respuestas a tus preguntas más comunes (I Parte)

por Sam Doherty

Tal vez usted desea de todo corazón servir en un ministerio relacionado con la evangelización de los niños, pero tiene muchas preguntas y dudas. El autor Sam Doherty nos da algunas respuestas a estas posibles preguntas y la mejor forma de reaccionar ante ciertas situaciones.

Primer artículo de la serie: Las preguntas de siempre y sus respuestas


Pregunta 1


¿Es importante hacer una visita para conocer a los padres de un niño a quien has aconsejado? ¿Si lo es, cómo debe hacerse?

Respuesta


Es absolutamente vital hacer esa visita. Los padres son los responsables del niño y delante de quienes vive su vida cristiana. Es importante que los visites lo antes posible. Y es necesario tener en cuenta el trasfondo del niño (por ejemplo, si es musulmán o católico romano).

También es importante para la posición futura del niño que la visita sea de ayuda. Por tanto, estas visitas a los padres del niño a quien hemos aconsejado pueden ser muy gratificantes.

Recuerda que tu propósito no es:

· Predicarle a los padres o cambiarlos.


· Sugerirles cómo criar a sus hijos


· Mostrarte como un experto en niños (probablemente ellos sepan más que tú).

Tu propósito es:

· Mostrar y expresar el interés que tienes en su hijo y en su bienestar.


· Darle al niño un folleto o una Biblia para ayudarle en su vida cristiana.

A menudo los padres están contentos de que alguien se interese de una manera práctica por sus hijos. Pero, aunque la reacción no sea buena, no hay que desanimarse. Hay que tener paciencia y volver otra vez. Es posible que les guste lo que estás haciendo pero se sienten amenazados porque su estilo de vida es tan diferente del tuyo.

La conversación podría ser de este estilo:

«Quiero agradecerle que permita a su hijo venir regularmente a mi club de Buenas Nuevas».


«Sí; a él le gusta».


«Me alegro oír eso. Estoy verdaderamente contento de que venga. Su comportamiento habla muy bien de sus padres y su familia».


«Usted hace una buena labor con los niños».


«Gracias. Los niños que vienen cada semana verdaderamente me animan y hacen que valga la pena».


«Nuestro hijo tiene mucho interés».


«Sí, lo tiene; y he tenido alguna oportunidad de hablar con él y orar con él personalmente. Hemos tenido varias conversaciones buenas. Queremos animarle a poner en práctica aquí, en casa, lo que ha aprendido, y además en su tiempo libre y en el colegio».


«Yo también espero que lo haga».


«También le he animado a leer su Biblia cada día. Si usted pudiera también animarle y ayudarle a hacerlo, sería de gran ayuda».

También es bueno construir una buena relación con los padres del niño incluso antes de haberle aconsejado, siempre que sea posible. La verdad es que, si ministras de una manera regular a los mismos niños, debes preocuparte por mantenerte en contacto con sus padres.



Pregunta 2


¿Qué harías si estuvieras aconsejando a dos niñas pequeñas que se ríen continuamente?

Respuesta


Comprender que las risitas a menudo son síntoma de nerviosismo. Si crees que es debido a los nervios o a la timidez, intenta hacer que las niñas se sientan tranquilas y sigue adelante. Si es muestra de irreverencia o de falta de interés, entonces no puedes guiar a las niñas a Cristo. Repréndelas con amor pero con firmeza, en primer lugar. Si estás razonablemente seguro de que esta es la razón de sus risas, pídeles que hablen contigo en otra ocasión, después de que se hayan tomado más tiempo para pensar sobre ello, pero debes hacerlo con mucho cuidado. Normalmente, en el caso de las niñas pequeñas, las risitas sólo son muestra de timidez o de nerviosismo.



Pregunta 3


¿Qué harías si se te acercara un niño pidiendo consejo y diciendo que quiere creer en Cristo, pero que vacila por miedo a las objeciones de sus padres o de los líderes religiosos?

Respuesta


Efesios 6:1 dice: «Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres». Cuando aquellos que tienen autoridad sobre nosotros se oponen a la voluntad de Dios, la Biblia dice claramente que «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29). Confiar en Cristo es un mandamiento de Dios que está por encima de los padres o de las autoridades religiosas que podrían oponerse. Hay que animar al niño a confiar en Cristo si lo desea, a pesar de la posible reacción.



Pregunta 4


¿Cómo se puede aconsejar a varios niños que vienen juntos a hablar contigo acerca de cómo recibir a Cristo?



Respuesta


Cuando un grupo de niños espera ser aconsejado, es mejor utilizar varios consejeros si es posible; pero deben estar capacitados para tratar con los niños. Es mejor tener un consejero para cada niño si es posible. No obstante, por si no tienes a nadie que pueda ayudarte, te doy algunas directrices que pueden serte de ayuda en una situación que no es la ideal.

En primer lugar, reúne a todos los niños y asegúrate de que todos están callados y atentos.

Después divídelos en los cuatro grupos mencionados en el paso 2 de la serie Diez pasos que debemos dar formulándoles las tres preguntas introductorias que allí indicábamos. Así podrás aconsejar a cada grupo por separado.

· Pregúntales: «¿Por qué han venido a hablar conmigo?»


Escucha con cuidado las respuestas para poder evaluar:

; Si hay algún niño que no es sincero, que sólo está allí por curiosidad o porque los demás han ido. Si estás seguro de que no está preparado para recibir a Cristo, aconséjale (o envíalo a un consejero colaborador) como perteneciente al grupo I y déjalo ir. También puede escuchar mientras aconsejas a otros. No obstante, esto no es lo ideal, porque puede causar distracción en el niño que está siendo aconsejado; y este puede sentirse cohibido por la falta de privacidad.


; Si hay algún niño cristiano con un problema grande. Entonces trátale como perteneciente al grupo 3. Pídele que espere un poco y entonces dedícale tiempo a su problema. (Con la tercera pregunta también puede encontrarse que hay otros que ya son cristianos pero que no están seguros o tienen problemas). Otra opción es aconsejarle brevemente y orar con él antes de seguir adelante, o pedirle a uno de tus colaboradores que se lleven al niño aparte para aconsejarle.

· Formula a cada niño la segunda pregunta: «¿Has pecado alguna vez?» O, si hay muchos niños, pregunta al grupo entero diciéndoles que respondan moviendo sus cabezas. Reúne a los que digan que no han pecado nunca y aconséjales a todos juntos como niños que aún no entienden. Después ora con ellos y diles que se vayan o que se queden con los otros niños sentados a un lado y esperando callados.

· Formúlale al resto la tercera pregunta: «¿Han recibido alguna vez al Señor Jesús?» Que te respondan. Reúne a aquellos que digan que sí y pídeles que te lo cuenten. Si estás seguro de que ya han recibido al Señor Jesús, sugiéreles que escuchen cuidadosamente mientras hablas con aquellos que desean recibir a Cristo hoy o diles que no necesitan ser salvos de nuevo. Ora con ellos y deja que se vayan.

Aconseja a aquellos que quedan de la manera descrita anteriormente en las series anteriores. Esto no es difícil si todos están en el mismo grupo y tienen las mismas necesidades. Después pídeles a cada uno que ore de manera individual proclamando su fe en Cristo. Si se trata de un número considerable de niños, puedes dirigirlos en oración y pedir que los niños repitan tus palabras.

Después, involucra en la conversación a aquellos que no tenían seguridad (si siguen estando allí) y habla a todo el grupo acerca de la seguridad y el perdón de los pecados, etc. Después ya puedes despedir a los dos grupos juntos.

Tomado del libro Ganemos a los niños para Cristo, Sam Doherty, Desarrollo Cristiano Internacional, 2002, pp. 59–63