Biblia

Curanderismo en la iglesia

Curanderismo en la iglesia

por Gary Colins

Es probable que el futuro produzca cada vez más cantidad de libros, oradores, dietas, reglas para el crecimiento espiritual, tratamientos no probados médicamente para curar el cáncer y otras enfermedades serias, así como numerosas modas casi religiosas. Por lo tanto, en vez de permanecer inmóviles, frustrados y confundidos, deberemos tomarnos el tiempo para evaluar los nuevos movimientos. De esta forma podremos aprovechar lo que es útil y minimizar las ideas que sean nocivas.

Durante varios años, una respetable universidad cristiana ha venido promoviendo y apoyando a un ex-pastor y conferencista, quien alega estar presentando «seminarios bíblicos» sobre la vida en familia. Dichas presentaciones hablan muy poco sobre la Biblia y consisten, mayormente, en especulaciones propias del orador. Varias personas han dado testimonio que, en su consejería a parejas, este orador solía animar a las parejas a desvestirse mientras él los entrenaba en la conducta sexual.


Otro escritor cristiano, de renombre, ha publicado varios libros sobre enfermedades mentales y temas al respecto, a pesar de que no tiene ningún entrenamiento ni preparación en tan conflictiva área. Este autor afirma que si la gente aplica los principios de sus libros, él puede garantizar que nunca más tendrán problemas.


Un graduado de seminario se presentó para un puesto como líder de jóvenes en una iglesia. El comité de investigación no preguntó casi nada acerca de la teología del candidato, su estilo de vida o su peregrinaje espiritual. Querían saber en cambio, si estaba o no de acuerdo (y dispuesto a seguir) con las enseñanzas de un popular líder cristiano. Estas son historias verdaderas. Cada uno de estos líderes tiene muchos seguidores y están avalados por líderes de iglesias y denominaciones. No pongo en duda su sinceridad. Pero tampoco tengo dudas del tremendo daño que están haciendo en la salud espiritual y psicológica de la iglesia.


Quizá no nos debamos sorprender de que los cristianos sean, a menudo, influidos así. En un mundo dominado por las «modas», toda una procesión de oradores, escritores, animadores y «gente de los medios masivos de comunicación» tiene la libertad de hacer desfilar sus ideas por las pantallas de televisión, las páginas de los libros, diarios y revistas. Aprecio esa libertad (yo mismo la he aprovechado), pero al igual que los demás, debo respetar el poder de tal exposición. A menudo, tanto el medio como el mensaje son tan convincentes que las multitudes son persuadidas por sus enseñanzas. Muchos luchan para estar al tanto de las últimas tendencias, casi como la antigua gente de Atenas, que pasaba su tiempo «hablando y escuchando acerca de las últimas y nuevas ideas» (Hch 17.21).


Cuando un orador o escritor nos propone «nuevas ideas» que no concuerdan para nada con las Escrituras, no tenemos mucho problema en detectar y rehusar el error. Pero ¿cómo hacemos con las ideas que, siendo parcialmente erróneas, están presentadas en una forma persuasiva y rodeadas de citas de la Biblia? ¿Cómo evitamos que el extremismo y el curanderismo entren y desorganicen nuestra iglesia, especialmente cuando algunos de nuestros miembros parecen estar menos entusiasmados con el evangelio que con el gurú de moda?



«EL DESEARLO PUEDE HACER QUE ELLO SUCEDA»

Todos hemos escuchado acerca de la «profecía que se cumple a sí misma», esa situación en la cual una persona espera algo tan intensamente que hace que ese evento ocurra. Un estudiante, por ejemplo, puede creer que fracasará en un examen y, a causa de esa creencia, estar demasiado ansioso para estudiar o desanimado para intentarlo, de modo que termina fracasando tal como lo había esperado. La joven a la cual le han dicho que no es hermosa puede llegar a creerlo, de tal modo que no se arregla y finalmente luce desaseada y poco atractiva. El paciente de hospital que cree que no va a sanar puede perder las esperanzas, en consecuencia rechaza cooperar con los doctores, debido a esto no se cura.


Por contraste, muchos de nosotros hemos escuchado acerca de Norman Cousins, el editor que en dos ocasiones se enfrentó con enfermedades serias pero decidió sanarse. Animado por la esperanza, confianza, humor y deseo de vivir, Cousins se recuperó las dos veces y escribió acerca de su experiencia en dos libros muy aclamados. Sus enfermedades ilustran la conclusión médica de que la actitud mental de uno puede influir en la química del cuerpo y acelerar la curación o retrasarla. Esto puede explicar, en parte, por qué los placebos (medicamentos sin propiedades medicinales) pueden ayudar a la gente. Aun cuando una pastilla no tenga ingredientes medicinales, algunos pacientes se mejoran, simplemente porque su creencia en que la pastilla los va a ayudar estimula los procesos terapéuticos naturales.


Asimismo, si yo creo que un orador o escritor persuasivo tiene una idea nueva o la fórmula para el éxito, puedo llegar a estar tan lleno de esperanza y entusiasmo que mi vida realmente cambie para mejor, sin importar si la «nueva idea» es válida o no. Cuando ocurre esto, es probable que me convierta en fanático de este nuevo mensaje, dispuesto a proclamar mis descubrimientos nuevos y criticando, a veces, a aquellos que cuestionan mis conclusiones entusiastas.


Hace años, antes de la época del rock and roll, escuché una canción titulada «El desearlo puede hacer que ello suceda». Cuando alguien abraza una teoría nueva y está convencido de que la teoría «funciona», es difícil convencerlo de que sus conclusiones pueden ser equivocadas o dañinas.



LA LÓGICA NO SIEMPRE FUNCIONA

Cuando comencé mi entrenamiento como psicólogo, una de las primeras cosas que aprendí fue que el citar historias de casos particulares no es la mejor manera de apoyar una conclusión. Por cada historia que «probaba» que un método o punto de vista era el mejor, había otra historia que podía probar lo contrario.


Cada uno de nosotros ve selectivamente. Si creemos que un orador tiene la verdad, es probable que busquemos y recordemos las evidencias que apoyan nuestras conclusiones. Al mismo tiempo, tendemos a ignorar todo lo que lo contradiga.


Esto es lo que ocurre durante las elecciones. Se gastan millones de dólares en la campaña, pero la mayoría de nosotros (si bien prestamos algo de atención a los temas) buscamos evidencias para apoyar al candidato o partido que ya hemos elegido, mientras que ignoramos o desechamos las afirmaciones de la oposición.


Algo similar suele ocurrir cuando aparece un nuevo «ministerio» o plan pastoral, como aquellos de «cómo ayudarse a sí mismo». La gente puede ser impresionada o convencida, especialmente cuando un orador o escritor persuasivo viene armado de testimonios, entusiasmado con promesas y lleno de advertencias acerca de los errores de aquéllos que están en desacuerdo. Esta es la forma en que Jim Jones influyó en sus seguidores. En menor grado, también ocurre en nuestras iglesias. Es probable que usted ya haya descubierto que es difícil resistir tales influencias por medio de argumentos lógicos. La persuasión intelectual suele hacer muy poco para desalojar a las personas de su fe en alguna nueva filosofía o fórmula de «autoayuda».



ENFRENTÁNDOSE A NUEVOS MOVIMIENTOS

Es probable que el futuro produzca cada vez más cantidad de libros, oradores, dietas, reglas para el crecimiento espiritual, tratamientos no probados médicamente para curar el cáncer y otras enfermedades serias, así como numerosas modas casi religiosas. Por lo tanto, en vez de permanecer inmóviles, frustrados y confundidos, deberemos tomarnos el tiempo para evaluar los nuevos movimientos. De esta forma podremos aprovechar lo que es útil y minimizar las ideas que sean nocivas.



Primero, entender lo que el nuevo movimiento dice.



¿Ha predicado alguna vez un sermón y descubierto más tarde que alguien lo criticó por algo que usted no dijo? A nadie le gusta ser condenado por algo que no hizo o por un mensaje que no prendió.


Muchos critican a líderes, según lo que han escuchado de terceros, de lo que aquellos decían. Recuerde que ese «tercero» también se ve selectivamente.


Antes de intentar desafiar o criticar a algún nuevo movimiento, tenemos la responsabilidad de conocer lo que estamos criticando. Aun una lectura rápida de las Epístolas nos muestra que Pablo estaba muy familiarizado con los movimientos que él condenó.


Cuándo aparezca una nueva teoría ¿podremos intentar encararla con una mente abierta, dispuestos a admitir que algunas ideas nuevas puedan ser válidas y útiles, pero buscando la guía del Espíritu Santo para discernir el posible error?



Segundo, evalúe las ideas sin atacar la personalidad.



Las personas responden generalmente en forma defensiva o con enojo cuando ellos o sus héroes son atacados.


Hace poco, dos revistas publicaron comentarios de uno de mis libros. En una de ellas, el crítico condenó lo que yo había escrito y continuó con un ataque personal. Ese comentario me hizo enojar. En la otra revista, el comentarista fue muy amable aun cuando presentó varias observaciones. Yo estaba muy agradecido por el segundo comentario y aprendí de él porque fui tratado con respeto.


Se me pide muchas veces que evalúe libros nuevos o teorías psicológicas. He aprendido que es más probable que las teorías se tomen en serio cuando uno evita criticar las personalidades. Trato de proceder con otros así como me gustaría que trataran mis ideas y a mi persona. Eso también me ayuda a recordar que «la blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor» (Pr. 15.1). Esto es especialmente cierto cuando se nos invita a evaluar a algún teórico, en presencia de sus adeptos.



Tercero, evalúe las aptitudes de la persona.

Sabemos que Dios no siempre elige trabajar a través de personas sabias, poderosas o con mucha educación; a veces utiliza las cosas tontas de este mundo para confundir al «sabio». Sin embargo, tiene valor el preguntar acerca de las aptitudes de la persona que busca ser un maestro. Ninguno de nosotros le prestaría demasiada atención a una dieta para adelgazar si es ofrecida por un obeso y que sabe poco acerca de nutrición o fisiología. Los no creyentes no tienen aptitud para dar consejos espirituales y, a pesar de que pueda haber algunas excepciones, la mayoría de nosotros cuestionaríamos que las personas solteras o divorciadas sean las calificadas para dar consejos acerca del sexo y el matrimonio.


La próxima vez que alguien proponga un curso o recomiende un libro, pregúntele qué califica a esta persona para hablar sobre ese tema.



Cuarto, determine cuáles son los factores usados para apoyar las nuevas ideas de enseñanza.

Para hacer esto podemos hacernos tres preguntas:

  • ¿Están las ideas nuevas de acuerdo con las Escrituras?A menudo, ciertos oradores y escritores citan versículos o parte de ellos, fuera de contexto y tuercen los pasajes bíblicos para que digan cosas que seguramente los escritores de las Escrituras no tenían la intención de decir.
  • ¿Están las nuevas ideas de acuerdo con los hallazgos de las investigaciones de los estudiosos del tema?Hace algunos años, vino un profesor de seminario a nuestra iglesia y anunció que iba a resumir «las diferencias bíblicas y científicas entre los hombres y las mujeres». Comenzó citando Génesis 1:27 (sin ningún otro comentario) y luego continuó dando una lista de «diferencias» que eran presentadas como un hecho. Yo sabía que sus argumentos eran muy cuestionables, pero él hablaba con buen humor y con tal autoridad que la mayoría de las personas jamás pensaron cuestionar la exactitud de sus afirmaciones.Ninguna iglesia puede esperar que su pastor sea un experto en psicología, en investigaciones de ciencia social o en los últimos adelantos en terapia espiritual. Pero antes de que adoptemos una nueva enseñanza ¿no deberíamos tratar de encontrar a una persona entendida que nos ayude a determinar si las ideas del orador son objetivas? Tal investigación previa podría ayudarnos a evitar los extremismos, el curanderismo y las perspectivas desequilibradas que el diablo usa tan a menudo para estorbar al cuerpo de Cristo.
  • ¿Funcionan las nuevas ideas realmente como para traer un cambio?Esta pregunta no se responde con facilidad. Es difícil encontrar pruebas de que la nueva teoría funciona en la práctica; a menudo tenemos que confiar en historias de casos y testimonios con su posibilidad de error e informe prejuicioso.Sin embargo, si usted desea comenzar una dieta, normalmente tratará de descubrir primero si realmente ha ayudado a otras personas a bajar de peso. Deberíamos hacer preguntas prácticas similares a éstas acerca de cualquier proposición de curar una enfermedad, sanar un matrimonio, mejorar nuestra vida espiritual, tener una mejor comunicación o lograr una carrera exitosa.Entusiastas autores, maestros, sanadores y profesores de seminarios hacen, a veces, declaraciones más basadas en la fantasía que en la realidad. No es sorprendente, pues, que los pastores y otros líderes de la iglesia desconfíen de las nuevas afirmaciones, que vean con cinismo a los nuevos movimientos o que sean paranoicos con respecto al daño potencial que ellos y sus entusiastas seguidores pueden traer. Aquí necesitamos sabiduría del Señor, paciencia del Espíritu Santo y un deseo de apreciar en su perspectiva al movimiento nuevo.


  • LAS PENAS DEL PROFETA LOCAL

    La mayoría nos sorprendemos al descubrir que nosotros, como pastores locales, podemos presentar algún mensaje en forma repetida y no tener mucha acogida, pero cuando viene un orador invitado o un buen escritor que da el mismo mensaje, inmediatamente es aclamado como el portador de frescas ideas nuevas.


    La gente se inclina especialmente a escuchar a un orador invitado o a un escritor aun cuando el orador no sea muy bueno o el autor haya escrito un mal libro. Quizá usted se sienta entonces como la Madre Teresa de la India, a quien se le preguntó una vez cómo es que podía continuar su obra cuando parecían haber pocas probabilidades de éxito. Ella respondió sin vacilar: «No hemos sido llamados a ser exitosos; fuimos llamados a ser fieles».


    Es bueno que recordemos esto cuando vemos entrar nuevos movimientos en la iglesia y nos preguntemos si alguna vez tendremos éxito en nuestro menos sofisticado ministerio diario. Sabemos que van a ir y venir nuevas ideas y líderes. A veces harán mucho bien; muchas veces crearán disensión o harán daño. No podemos ignorar tales influencias, pero nuestra tarea es proclamar la Palabra de Dios, aprender del nuevo movimiento cuando podemos, advertir acerca del error o de la «adoración al héroe» cuando aparezca y permanecer fieles a Dios, a quien servimos. Nadie dijo que sería fácil.

    © Leadership. Usado con permiso. Apuntes Pastorales, Volumen IV, Número 6