¿Cuánto ganas por hora…?
por Anónimo
Un pequeño diálogo que lleva a la reflexión sobre la necesidad que los hijos, y toda la familia, tienen de que los padres les dediquen tiempo de calidad.
Papi, ¿cuánto ganas por hora?
Esa fue la pregunta que, con voz tímida, Robertito hizo a su padre cuando este regresaba a su casa.
El padre dirigió un gesto severo al niño y replicó:
Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me molestes que estoy cansado.
¡Pero, Papi ! insistía Dime, por favor, ¿cuánto ganas por hora?
La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó: «Trescientos por hora».
¿Me podrías prestar ciento cincuenta pesos? preguntó el pequeño.
El padre montó en cólera y tratando con brusquedad al niño, le dijo:
Así que esa era la razón para saber lo que gano. ¡Vete a dormir y no molestes, muchacho!
Había caído la noche y el padre meditaba en lo sucedido y se sentía culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo. En fin, queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó al dormitorio de su hijo y con voz baja le preguntó:
¿Duermes, hijo?
Dime, Papi, contestó el niño entre sueños.
Aquí tienes el dinero que me pediste dijo el padre.
¡Gracias, Papi! dijo el pequeño. Y metiendo sus manitas bajo la almohada sacó algunas monedas. Ahora ya completé los trescientos pesos. ¿Me podrías vender una hora de tu tiempo?
Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen II, número 5.