Biblia

Ecos y mimos, dichos y hechos

Ecos y mimos, dichos y hechos

por Daniel Pedro Rota

El autor nos llama a la reflexión en cuento a la vida y obra del cristiano: En cuanto a nuestros hechos y dichos, para ello nos insta a inundar nuestras mentes con los dichos y los hechos de Jesús. De esa forma podremos ser verdaderos ecos y mimos, imitando a alguien de eterna vigencia y de mensaje permanente.

¿Alguna vez escuchó el eco de su voz frente a una montaña o caverna? Cuando tenemos oportunidad de viajar a las montañas, nuestras hijas disfrutan gritando y buscando que les devuelvan su voz. Es que aun en tiempos de avanzada tecnología, sigue siendo cautivante escuchar cómo sin ninguna ayuda electrónica nuestra voz se reproduce y regresa a nosotros como si estuviéramos del otro lado hablando, naturalmente.


¿Ha visto usted en las calles centrales de alguna ciudad a los mimos, imitando a las personas que pasan por allí? ¡Qué arte desarrollan! Hay algunos de ellos que son realmente expertos en imitar lo que las gentes hacen. ¡Copia exacta! ¡Cómo se pueden representar conductas y actitudes a través de la mímica!


¿Sabía usted que la Biblia nos llama a ser ecos y mimos de Cristo?


En la Primera Epístola a los Tesalonicenses se nos muestra cómo era por dentro una de las primeras y más «fresquitas» iglesias al comienzo del cristianismo. En muchos aspectos era una iglesia modelo, ya que en medio de persecuciones estaban realizando un trabajo constante, con fe, tesón y mucho fruto.


En el capítulo 1.6, leemos que los cristianos tesalonicenses llegaron a ser imitadores (mimetai) de sus pastores (Pablo) y de Cristo. Y en el capítulo 1.8 dice que la palabra había sido divulgada (exéjetai) por ellos en todo lugar. Estos dos aspectos de la vida y obra del cristiano nos llaman a una reflexión. Imitación nos habla de conducta, de actitudes, de hechos. Divulgación nos habla de palabras, de dichos.


Dichos y hechos, imitación y eco, a la manera de Cristo.


Los evangelios hacen mucho énfasis en los dichos y hechos de Jesús. Ellos hablan muy poco de la apariencia o la vestimenta de Cristo, pero sí ponen énfasis en lo que Jesús hacía y decía. Lucas, el médico escritor, dice en Hechos 1.1: «En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar». Dichos y hechos, eso es lo importante.


También encontramos esta clave en aquella oportunidad en que Juan el Bautista deseaba saber si Cristo era el Mesías o debían esperar a otro. Ante la pregunta de los mensajeros de su precursor, Jesús le responde en Mateo 11.4: «Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis». Dichos y hechos, eso es lo importante.


No podemos hablar de lo que se nos ocurre; debemos hablar de lo que Jesús hablaba. No podemos actuar como nos parece, debemos hacerlo con la ética de Jesús.


Para ello tenemos que conocer la Palabra, leer diariamente la Biblia, inundar nuestras mentes con los dichos y los hechos de Jesús. De esa forma podremos ser verdaderos ecos y mimos, imitando a alguien de eterna vigencia y de mensaje permanente.

© Desarrollo Cristiano Int., 1993. Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen III, número 1.