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En el mundo misterioso del adolescente

En el mundo misterioso del adolescente

por Dra. Nydia Gomes Ferrarotti.

Los adolescentes han ido cobrando cada vez mayor importancia dentro de la comunidad por sus necesidades —educativas, sanitarias, de capacitación— o bien por los problemas que han planteado —delincuencia juvenil, toxicomanía, rebeliones. Pero ¿qué es un adolescente?

Los adolescentes han ido cobrando cada vez mayor importancia dentro de la comunidad por sus necesidades –educativas, sanitarias, de capacitación– o bien por los problemas que han planteado –delincuencia juvenil, toxicomanía, rebeliones.


Han creado inclusive un vasto mercado de consumo para su vestimenta, material de lectura, recreación, etcétera. Además, en las sociedades modernas aumentó el número de adolescentes, debido a que el período de la adolescencia dura más tiempo, iniciándose a edad más temprana y finalizando más tardíamente. En la Argentina, constituyen una proporción muy significativa de nuestra población, casi 6 millones.


Es, pues, de particular interés dedicar unas líneas a la pregunta: ¿qué es la adolescencia?


Es una etapa en la vida –respondemos– entre la niñez y la adultez por la cual todos hemos pasado.


En nuestro país, se inician sus primeras manifestaciones ya a los 9 años en las niñas, un poco más tarde en los varones. Es más difícil determinar cuando termina; algo arbitrariamente lo establecemos alrededor de los 22 años. Su duración es variable en las diversas personas, dependiendo de múltiples factores.



ADOLESCENCIA



CRECIMIENTO, MADURACIÓN

La palabra adolescencia deriva del latín: adolescere, que significa crecer, madurar, y hace referencia al crecimiento y maduración, no sólo corporal sino también psicológico y social.


Efectivamente, en este período se producen muchísimos y profundos cambios, tanto corporales o biológicos como psicosociales. Por ello se dice que la adolescencia es un complejo proceso bio-psico-social.


Que sea complejo no significa que constituya un problema o enfermedad, como generalmente se piensa, consciente o inconscientemente.


Es un proceso totalmente natural, pero si no se conoce suficientemente la naturaleza de los cambios que se producen o si no se comprenden sus manifestaciones, se pueden presentar dificultades.


Esos cambios se han comparado a las actuaciones y roles cambiantes de un verdadero drama en el que el adolescente juega el papel simultáneo de actor interesado y de espectador asombrado, no teniendo la mayoría de las veces ninguna explicación del guión.


Las transformaciones que tienen lugar en el período de la adolescencia en las tres esferas: biológica, psicológica y social, están imbricadas entre sí y son interdependientes, pero por razones expositivas consideraremos separadamente lo biológico (que cronológicamente se inicia primero) y lo psicosocial.



LOS CAMBIOS BIOLÓGICOS

Constituyen en su conjunto lo que se llama pubertad o sea la parte física de la adolescencia. A través de ellos se adquiere la capacidad de reproducción, es decir poder tener hijos. La niña se transforma en «mujer», el niño en «hombre», en el sentido real y profundo de estas palabras, con lo cual podrán llegar a ser madre o padre, respectivamente.


Las modificaciones que se llevan a cabo en el organismo para que se cumpla esa transformación son muy profundas y están determinadas fundamentalmente por las glándulas de secreción interna o endocrinas. Estos pequeños órganos (ovarios, testículos, tiroides, suprarrenales, hipófisis, etcétera), producen sustancias químicas en ínfima cantidad, pero de intensa actividad, llamadas hormonas, que pasan directamente a la sangre y llegan por ésta a todas partes del organismo.


Por acción de esas hormonas (estrógenos, andrógenos, etcétera) se determinan los grandes cambios físicos de la adolescencia.



LOS MÁS NOTABLES SON:

En la niña: el desarrollo de los senos, la conformación femenina del cuerpo, la aparición de la primera menstruación.


En el varón: el agrandamiento de los genitales, los cambios de la voz, la forma masculina del cuerpo, crecimiento de la barba y bigote, aparición de la primera emisión seminal.


En ambos sexos: aparición del vello sexual, aumento de la altura y el peso.


Estas son sólo algunas de las transformaciones físicas más ostensibles que se producen durante la pubertad; pero los cambios más importantes tienen lugar en la intimidad misma de las glándulas sexuales femeninas y masculinas: ovarios y testículos respectivamente, que al mismo tiempo que producen las hormonas correspondientes, generan las «semillas» o gérmenes que hacen posible la reproducción: óvulos en la mujer y espermatozoides en el varón.


Esa posibilidad y capacidad de crear una nueva vida humana es tan transcendental que no puede cumplirse en la misma forma que entre los animales y es por ello que la adolescencia comprende no sólo cambios físicos sino también importantes transformaciones psicológicas, sociales y morales.



LOS CAMBIOS PSICOSOCIALES

Consisten sobre todo en la necesidad de independizarse de los padres y otros adultos bajo cuyo cuidado estén durante la infancia.


También se debe ajustar a las costumbres y leyes del lugar en que vive, tanto en el medio familiar, escolar, recreativo, laboral, etcétera, y a las distintas personas a las que trata diariamente.


Asimismo, debe desarrollar un criterio propio. Tener su forma personal de sentir, pensar y hacer, que puede ser semejante o distinta de los demás, pero adecuada a la sociedad en que vive. También necesita adquirir la capacidad de efectuar un trabajo útil, tanto para sí como para los demás.


La realización de los cambios psicosociales precedentes es compleja y es frecuente que se presenten dificultades, cuya superación forma parte del proceso normal de la adolescencia.



QUERER Y NO QUERER

Pueden surgir, por ejemplo, diferencias con los padres, debido a que existe una verdadera contradicción tanto en estos como en los adolescentes, en los sentimientos y en la conducta: ambas «quieren» y «no quieren».


El adolescente «quiere» ser libre e independiente; pero al mismo tiempo «no quiere» asumir las responsabilidades que van ligadas a la libertad, como tampoco quiere perder la mayor o menor protección que ha recibido de los adultos en la niñez.


Los padres, por su parte, «quieren» que el adolescente sea responsable («sos un hombre», «sos una señorita») pero «no quieren» que tenga libertad e independencia en la medida que él o ella desean.


A esto se lo llama la «ambivalencia dual».


Produce, cuando menos, diferencias y discusiones de diversos grados según las circunstancias, en el hogar, la escuela y el trabajo, entre los adolescentes y los adultos, es decir entre las dos generaciones.


Según como se encaren esas diferencias generacionales, se pueden solucionar fácilmente o degenerar en conflictos más o menos graves.



SEXO Y REBELDÍA

En el área sexual es donde se producen los más intensos cambios y exigencias y se requieren las mayores adaptaciones. Se adquieren los intereses heterosexuales y la capacidad reproductora, pero recién con posterioridad la capacitación para ejercer esa función. Los conflictos en lo sexual son frecuentes, requiriendo mucha comprensión, sobre todo por parte de los padres.


La inestabilidad, la inseguridad, la hiperemotividad, así como la rebeldía, son manifestaciones normales del proceso de la adolescencia; pero deben ser reconocidas e interpretadas como tales y manejadas con tacto y comprensión para que no se transformen en manifestaciones anormales que hasta pueden hacer llegar a la delincuencia juvenil.



SÍNTESIS

La adolescencia no es un problema, ni una enfermedad; sino un período de la vida en que se producen una serie de cambios físicos, psíquicos y sociales que a veces dan lugar a problemas o enfermedades que pueden ser tratadas o curadas como los de cualquier otra etapa de la vida.


Pero mejor es prevenir que curar. Esto es lo que los médicos tratan de hacer con mayor empeño. Así como durante años se han dedicado especialmente a los niños y/o a los ancianos, ahora están brindando particular atención a este otro grupo de la población: los adolescentes.


En los últimos años en todas partes del mundo, han surgido médicos que se especializan en el estudio del proceso normal de la adolescencia (Hebeología) y en el tratamiento de las afecciones de la adolescencia (Hebiatría) que se denominan hebeólogos-hebíatras, así como hay gerontólogos-geriatras que se ocupan de la vejez normal o patológica y paidólogos-pediatras que se han dedicado al niño sano o enfermo.


Hay ciertos aspectos de la salud de la adolescencia que revisten especial interés y que determinan mayores requerimientos educativo-sanitarios debido a la característica de los cambios que se producen por el mismo proceso adolescente, por ejemplo: la sexualidad, la alimentación, los hábitos higiénicos, la orientación vocacional y la utilización del tiempo libre.

Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen 1, número 5. Todos los derechos reservados