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Diez pasos para ser un mejor padre

Diez pasos para ser un mejor padre

por Crawford Loritts Jr.

Durante los últimos años muchos de los debates sobre crisis en las familias se han enfocado en los hombres, o más específicamente, en la carencia de modelos masculinos efectivos. Crawford Loritts desea dar los siguientes diez principios que ha aprendido a lo largo de los últimos veinte años de paternidad.

Durante los últimos años muchos de los debates sobre crisis en las familias se han enfocado en los hombres, o más específicamente, en la carencia de modelos masculinos efectivos. Es cierto que muchos padres están ausentes la mayor parte del tiempo y no asumen responsabilidades por sus hijos; sin embargo, muchos se esfuerzan en cumplir su rol de padre. Como esposo y padre de cuatro hijos, deseo dar los siguientes diez principios que he aprendido a lo largo de los últimos veinte años de paternidad.



• Ame a su esposa apasionadamente.

Debido a que no abundan los modelos de padres ejemplares, hoy en día las jóvenes no saben qué cualidades buscar en un hombre, y los muchachos no saben cómo tratar a una mujer. Sus hijas van a buscar jóvenes que muestren el mismo nivel de compromiso y respeto que usted refleja, y sus hijos van a tratar a sus novias y esposas de la misma manera que lo ven tratar a su esposa.


Que sus hijos lo vean compartir amor y afecto con su madre. Los está preparando para una de las carreras más importantes de la vida: el casamiento y la familia, y su mejor preparación es vivir con un padre que ama a su madre.



• Sea un hombre de integridad, de lo contrario sus palabras caerán en oídos sordos.

Así como se comporta a puertas cerradas, es como es usted. Si canta en el coro los domingos y le grita a su esposa toda la semana, lo que hable sobre bondad y afecto no contará para nada ante los ojos de sus hijos. ¿Cumple sus promesas? Cuándo se compromete a hacer algo con sus hijos, ¿hace todo lo que está a su alcance para llevarlo a cabo?


Recientemente, mi hijo mayor me presentó a un grupo haciendo una lista de mis credenciales; luego dijo: «Saben, esas cosas son lindas, pero no significan nada para mí; lo más importante es que mi padre es en privado lo que ven en público». Eso me inspiró a ser aún más consistente.



• La importancia que tienen sus hijos para usted puede ser medida por el tiempo que pasa con ellos.

No importa qué digamos, los niños saben que pasamos tiempo con las cosas y las personas que son más importantes para nosotros. Recuerde esto cuando está decidiendo si asistir o no a una actividad que para ellos es importante.


Planee pasar tiempo con sus hijos. Cada jueves antes de ir a la escuela mis dos hijos menores y yo nos levantamos temprano, salimos a tomar el desayuno afuera y tenemos un estudio bíblico. Ellos saben que eso está en el programa de papá, y lo pasamos muy bien. Cualquiera que sea tu programa de trabajo, es la responsabilidad de papá encontrar tiempo para estar a solas con sus hijos. Averigua qué le interesa a cada uno (cada hijo tiene gustos diferentes). A mis hijos les agradan los deportes, por lo tanto asistimos a varios partidos. A mis hijas les agrada ir de compras, por lo tanto allá es adonde las llevo.



• Como padre puede hacerle sentir a su hijo lo mucho que vale para usted, eso le servirá para el resto de su vida.

La manera en que los hijos perciben su valor ante los ojos de su padre influye poderosamente en sus vidas. Mi madre ha sido de una influencia tremenda en mi vida, pero cuando mi padre decía: «Hijo, eso estuvo bien hecho», significaba mucho para mí. Un hombre deja su huella en la vida de sus hijos cuando los elogia por algo bien hecho, y los inspira e incentiva a esforzarse aún más.


Sin embargo, lo opuesto también es cierto. Nunca insulte a sus hijos con nombres degradantes o que los rebajen; viniendo de papá, esas flechas pueden producir heridas profundas. Absténgase de cualquier comportamiento negativo en su presencia.


• Comuníquense como familia.

Una familia unida hace que los hijos se sientan seguros. Compartan a lo menos una comida diaria en familia donde puedan conversar sobre los temas del día. Pasen una noche a la semana juntos en familia (no mirando televisión). No necesitan gastar mucho dinero; pueden jugar juntos, salir a caminar o ir al parque. Durante los tiempos compartidos en familia, lo más difícil para nosotros los padres es aprender a escuchar. Nos encanta dar consejos, pero solamente escuchando a nuestros hijos aprendemos lo que sus corazones necesitan.

• Comprenda su responsabilidad.

Su responsabilidad como padre es presentar al mundo alguien de su hogar que le sobrevivirá y será un digno representante suyo. La presión de ocuparse de una crisis tras otra y el tratar de hacer que el dinero alcance, fácilmente nos distrae de dedicar tiempo a esta misión.


No es justo para nuestras esposas que volvamos a casa tan cansados de nuestros trabajos, amistades y actividades sociales que no tengamos gozo ni energía para nuestros hijos. Si uno de ellos fue disciplinado por su madre ese día, un padre debe llevarlo aparte y decirle: «Entiendo que mamá te disciplinó hoy, ¿cuál fue el problema? ¿cómo vas a reaccionar la próxima vez?»



• Sea realista y admita sus debilidades.

La otra noche fui muy duro con mi hija mayor. Yo no tenía toda la información, pero debido a que habíamos conversado sobre ese tema varias veces sabía que estaba cien por ciento en lo correcto. Luego de conocer el resto de la historia, comprendí que me había equivocado. Tuve que decirle: «Hijita, el cabeza dura de tu padre se equivocó otra vez. No hay excusa para haber reaccionado de esa manera. Por favor, ¿me perdonas?»


El orgullo hace que temamos que la gente piense que somos débiles, en lugar de estar en control. Sin embargo, nuestros hijos no necesitan ver solamente nuestros éxitos; precisan ver que cuando herimos a otros, buscamos restauración, que cuando nos equivocamos en nuestras decisiones, encaramos el asunto con responsabilidad.



• Disciplina significa desarrollar el carácter, no dar rienda suelta al enojo.

No discipline a su hijo cuando está enojado; tome tiempo para calmarse. Los hijos necesitan saber que la disciplina y el amor no son opuestos. Antes de que Karen y yo tuviéramos hijos, una pareja mayor nos compartió algo de su sabiduría: «Cuando den palmadas a sus hijos, traten de orar con ellos antes. Después de orar juntos díganles por qué les darán palmadas. Después de las palmadas, oren nuevamente con ellos».


Disciplina no es castigo; puede implicar dolor, pero el propósito es corrección y desarrollo. Yo quiero que mis hijos sepan que cuando les quito privilegios o deben ser castigados, no lo hago para atormentarlos sino para que más adelante en la vida no tengan pautas de conducta que los perjudiquen.



• No sobreproteja, deje que los hijos aprendan la ley de que se cosecha lo que se siembra.

Le compré a mi hijo una gorra de su equipo deportivo favorito. Le advertí que no la llevara a la escuela porque los niños estaban robando las gorras. Él ignoró mi advertencia y se la robaron. Estábamos casi seguros de saber quién la había robado y mi primera intención fue ir a buscarla. Luego pensé: «No, no lo haré esta vez». Mi hijo necesitaba aprender una lección.


Cuando nuestros hijos toman malas decisiones, a veces lo mejor que podemos hacer los padres es quedarnos atrás y dejar que sufran las consecuencias.


El aprender que «cosechas lo que siembras» es muy importante para convertirse en adulto. Yo no quiero que mi hijo haga lo correcto porque yo se lo ordeno, sino que razone por sí mismo por qué algo puede ser una mala elección.


A menos que nuestros hijos sufran las consecuencias de sus decisiones, nunca serán capaces de tomar decisiones correctas y razonables por sí mismos.



• No tema demostrar ternura.

Las palabras tiernas y el afecto son importantes. Los estudios demuestran que cuando los niños no experimentan ese afecto, lo buscan en maneras de autodestrucción.


No debe pasar un día sin que un padre le diga a sus hijos: «Yo los amo». Cada día puede ser la última vez que tengamos esa oportunidad.


Hace falta mucha energía para forjar las vidas que Dios nos ha confiado como padres. Precisamos hacer todo lo que podamos con nuestro tiempo a favor de nuestros hijos para nunca tener que mirar atrás y pensar: «Si hubiera pasado más tiempo con ellos, o si los hubiese elogiado más, o si les hubiese dicho cuánto los amaba…»

Yo quiero hacer lo mejor que puedo para ser un buen padre. Aun si mis hijos decidieran adoptar valores contrarios a los que Karen y yo les hemos enseñado, yo nunca desearía que dijeran que se debe a que recibieron las sobras de mi vida.

Usado con permiso de la Sociedad Americana de Tratados.


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Apuntes Pastorales Volumen XVII, número 1 / octubre-diciembre 1999. Todos los derechos reservados