El valor de una buena idea… y cómo conseguir buena «materia prima» para tenerla
por Daniel Pedro Rota
¿Qué estamos ingresando a nuestra mente? ¿Con qué cosas estamos enriqueciendo nuestro capital ideativo? ¿Qué tipo de información nos está llegando, qué libros estamos leyendo, qué películas o programas de televisión estamos viendo, en qué conversaciones participamos?
Como una compleja computadora, nuestro cerebro almacena ideas, las que luego resultarán en futuras propuestas de vida.
Todo lo que escuchamos y vemos forma ideas en nuestra mente. Estas no desaparecen con el tiempo; por el contrario, pasan a formar parte del llamado capital ideativo. Se trata de una «biblioteca» de la que nuestra mente saca nuevas ideas y las va combinando una a otra para formar un pensamiento. El pensamiento es, precisamente, una cadena de ideas.
Con el pensamiento, a la vez, adjudicamos diferentes valores a las cosas, es decir que evaluamos si son correctas o falsas; hacemos un juicio sobre ellas, y las valoramos como importantes o no.
Luego encontramos que una cadena de pensamientos y juicios forma a su vez un razonamiento. Razonar es una de las capacidades más elevadas y elaboradas de nuestra mente.
¡Y todo comenzó con una simple idea!
Como ya dijimos, el origen de nuestras ideas está en lo que vemos, escuchamos y leemos.
De igual forma en como ocurre con la base de datos y archivos de una computadora a través del software y de la elaboración se proyecta en la pantalla el programa así también se proyectan nuestras conductas, actitudes y aun muchas emociones y sentimientos en base a nuestro capital ideativo.
La pregunta de rigor, en este caso, es: ¿Qué estamos ingresando a nuestra mente? ¿Con qué cosas estamos enriqueciendo nuestro capital ideativo? ¿Qué tipo de información nos está llegando, qué libros estamos leyendo, qué películas o programas de televisión estamos viendo, en qué conversaciones participamos?
¿Se preguntó alguna vez eso?
Nuestros sentidos reciben toda esta información y el cerebro la procesa en ideas que permanecerán el resto de nuestras vidas en nosotros. La Biblia nos llama a transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, desafiándonos a pensar con la mente de Cristo, a pensar bíblicamente (Romanos 12.1,2).
Un hermoso ejemplo de esto lo tenemos en María, la madre de Jesús, quien ante el anuncio del ángel de que iba a concebir al Mesías y la visita a Elisabet, expresa un hermoso cántico, el Magnificat, que encontramos en Lucas 1.46-55. Este cántico está lleno de referencias del Antiguo Testamento. María, una jovencita aún, ya tenía en su mente y en su corazón las verdades de la Palabra de Dios. Brotaba de sus labios lo que había entrado previamente, aquello que ella pensaba y alababa bíblicamente.
CÓMO TRABAJAR EN SU CAPITAL IDEATIVO
Permítaseme aportar algunos consejos para tener un capital ideativo sano:
- Leer la Biblia diariamente.
- Aprender textos bíblicos clave de memoria.
- Escoger y valorar los programas de televisión que vemos.
- Seleccionar la compra de periódicos y revistas.
- Seleccionar las películas que veremos en el cine o en video.
- Leer buenas revistas y libros cristianos.
- Tener amistades cristianas.
- Practicar lo que nos enseña Filipenses 4.8: «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad».
¡Felices ideas! Y bendiciones del Señor para su vida.
© Desarrollo Cristiano Int., 1994.
Los Temas de Apuntes Pastorales, volumen III, número 2. Todos los derechos reservados