Malos testimonios
por No Aplica
Texto de referencia Mateo 28:19-20; 1Timoteo 6:1; Tito 2:9-10; 1Pedro 3:1-2; 3:15-17
Hace algunos años tuve la oportunidad de convertirme en héroe, pero resultó ser un momento embarazoso. Me encontraba en China con un grupo de turistas. Nuestro autobús de turismo se dirigía a un sitio pintoresco con otro autobús delante de nosotros. Nevaba, y la carretera estaba cubierta de barro.
De pronto el autobús que iba delante de nosotros patinó, salió del camino y se volcó sobre un cultivo de arroz. Rápidamente salí de mi autobús de turismo, corrí al bus volcado y salté encima. Las ventanillas estaban destrozadas, y era obvio que había gente herida en el interior. La puerta de emergencia estaba en la parte de arriba, por lo tanto tomé la manija y tiré de ella. La puerta no se abrió. Seguí halando la manija, pero no se movía.
Para ese entonces ya habían llegado otras personas que se pusieron a sacar a la gente por las ventanillas, de modo que renuncié a la puerta y me les uní. Después de que me quitara de la puerta llegó otro individuo, quien dio vuelta a la manija, y la puerta se abrió fácilmente.
Al instante comprendí por qué la puerta no se me abrió: me había parado sobre ella cuando intentaba abrirla. Con buenas intenciones de salvar vidas me había convertido en el mayor obstáculo al bloquear la puerta de rescate.
Asimismo, a veces quienes desean conducir a otros a Cristo, se convierten en el mayor obstáculo par su salvación.
Tomado del libro Ilustraciones perfectas publicado por Unilit. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.