Biblia

Milagro del perdón

Milagro del perdón

por No Aplica

Texto de referencia Génesis 50:20: Mateo 5:7,39-46;6:12-15;Lucas6:35-37;11:4

Faltaban cinco días para Navidad cuando un extraño se acercó a Christopher Carrier, de diez años, afirmando que era un amigo de su padre.


«Deseo comprarle un regalo, y necesito tu ayuda», dijo el extraño. Ansioso de hacer algo bueno por su padre, Chris subió a un auto-casa estacionado calle arriba.


El conductor llevó a Chris a un campo distante, afirmando que estaba perdido, y le pidió al muchacho que mirara un mapa. De repente Chris sintió un dolor agudo en la espalda. El extraño lo había apuñalado con un picahielo. El hombre llevó al niño herido por una carretera de tierra, le disparó en la sien izquierda y lo abandonó dándolo por muerto en el Parque Nacional Everglades, en Florida, infestado de caimanes.


Chris estuvo inconsciente durante seis días, hasta que lo encontró un conductor. El chico sobrevivió milagrosamente a las heridas, aunque quedó ciego del ojo izquierdo. Como no pudo identificar a su atacante, a la policía le fue imposible arrestarlo. Durante mucho tiempo Chris vivió atemorizado, a pesar de la protección policíaca.


Finalmente, ante una invitación hecha después de una excursión de la iglesia, Chris confió en Jesucristo como su Salvador. Él recuerda:»Me sobrecogí de emoción…porque sabía que antes no había aceptado ni conocido de verdad al Salvador». Este punto culminante en la vida Chris llegó tres años después del ataque. A los quince años contó su historia por primera vez. Con el tiempo decidió dedicarse por completo al ministerio, para ayudar a otros a encontrar la paz que había descubierto en Cristo.


En 1996 u detective le dijo por teléfono a Chris que un hombre había confesado el crimen que le había costado el ojo izquierdo. El individuo se llamaba David McAllister. Chris hizo planes para visitar al ahora débil y envejecido hombre que vivía en una casa de caridad. El hombre fuerte que Chris recordaba era ahora un anciano enfermo y humillado de setenta y siete años.


Chris supo por el detective algunos antecedentes de lo que había sucedido años atrás. El padre de Chris había contratado a McAllister para que cuidara de un tío enfermo. Pero en una oportunidad lo encontró bebiendo en horas de trabajo y lo despidió. La venganza había sido el móvil del insensible ataque sobre el muchacho.


Cuando Chris habló con el viejo, McAllister negó al principio saber algo del secuestro. Al revelar Chris más de sí mismo, el viejo se suavizó y finalmente pidió perdón. Chris manifestó: «Lo que usted intentó para mal, Dios lo convirtió en una maravillosa bendición». Chris le contó a su atacante cómo Dios había permitido que sus heridas se convirtieran en puertas abiertas para hablar de las buenas nuevas de Cristo.


Chris fue a su casa y les habló a su esposa y a sus hijos del encuentro con el hombre que había intentado matarlo. Toda la familia comenzó a hacer visitas casi a diario al hogar de ancianos donde estaba McAllister. Durante una visita al atardecer, Chris soltó la pregunta más importante que alguna vez hubiera hecho a McAllister:» ¿Quieres entregarte al Señor?» McAllister contestó afirmativamente. Los dos hombres disfrutaron el perdón mientras McAllister entregaba su corazón a Cristo. Unos días después murió – en paz – mientras dormía.


Carrier dice que esta no es una historia de arrepentimiento sino de redención. «Vi cómo el Señor devolvía la vida, y mucho más, a ese hombre – dijo Chris – .Estoy ansioso de volver a verlo algún día…en el cielo.

Tomado del libro Ilustraciones perfectas publicado por Unilit. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.