Biblia

Visión integral de la misión

Visión integral de la misión

por Mauricio Solís Paz

Una Visión Integral de la Iglesia acerca de Dios y la Creación es como un faro de luz que muestra la dirección correcta en el camino de mostrar la compasión y justicia de Dios para la humanidad. Por tanto, pregúntate: ¿cómo podría yo ser un haz de luz para la misión de mi iglesia local? Tenemos una historia que cambiar en el nombre de Jesús.

Una de las implicaciones que la misión integral de la iglesia conlleva es una nueva manera de ver a las personas que queremos alcanzar y servir en el nombre del Señor.

La razón para ello es que la manera integral de ver y participar en el plan de Dios para la humanidad, nos plantea el reto de asumir la misma visión integral de Cristo para el hombre. Según esta, la restauración de todas aquellas condiciones y situaciones que impiden a la sociedad del goce de una vida plena es lo importante, pues Dios no solo nos ve como estamos sino como podríamos y deberíamos estar en Él. Cuando Jesús en el relato expuesto en Mateo 9.35–38 ve a su pueblo, los miró desamparados… «como ovejas sin pastor», entonces sintió compasión y dedicó su vida a promover el cambio de esa condición.

La nueva visión de que hablamos requiere que nosotros, la iglesia, nos acerquemos a quienes Dios nos llama a servir y alcanzar. Eso nos permite estar más conscientes de la realidad de las personas y asumir decididamente una renovada actitud de ver y actuar con el amor compasivo de Dios. Este amor no evade ni ignora; no escapa ni se indigna; siempre nos acompaña y nunca es indiferente.

Sin embargo, observar las constantes manifestaciones de la naturaleza caída implica también la responsabilidad de hacer algo para transformar integralmente esos males. Si lo tenemos a nuestro alrededor son situaciones que ejemplifican la presencia y consecuencias del anti-reino, tenemos entonces un campo donde ejercer la misión y mostrarnos como señal de que el Reino de Dios está ya en este mundo.


Los cristianos necesitamos hacer un alto en nuestro activismo religioso y contemplar no solo a Dios sino también la realidad humana, con el fin de responder y transformar adecuadamente esta sociedad. Pero… ¿cómo promover una manera más conveniente de ver lo que Dios ve? ¿cómo los líderes podemos influir en nuestras congregaciones y movilizarlas a expresar a la raza humana la compasión de Cristo?, ¿cómo fomentar una nueva y más clara visión del mundo para cumplir nuestra misión? He aquí algunas sugerencias:

  • Re-leer y contemplar: Es importante promover una re-lectura —individual y colectiva— del evangelio, pero con una actitud pro-activa, pues el fin es hacer notar cómo ese evangelio puede traer esperanza a nuestras comunidades. Pero entonces, también es necesario aceptar que no podemos ver a la gente con los ojos de Dios si primero no lo vemos a él tal y como es en su inmensurable compasión e infalible justicia. Nuestro conocimiento de Dios será el que nos permita conocer su plan y por ende, conocer su corazón para con la creación. Solo así, podremos asumir sus deseos como nuestros. Viéndolo a él nos enteramos de cuánto lo necesitamos y de cuál es nuestra condición o necesidad. Necesitamos estar en Él, asumir una nueva identidad para poder ver como Él nos ve. Así pues, para ver, es fundamental estar cerca del prójimo. Leer sin ver a la comunidad es una actividad estéril. ¿Qué ves cuando caminas por tu comunidad?, ?qué sientes con respecto a lo que ves?
  • Conectar el cerebro con el corazón: La realidad que Cristo vio le hizo conectar su conocimiento (reflexión intelectual, discernimiento social y cultural, interpretación histórica) con su sentimiento (compasión, sufrir con quien sufre para traerle consuelo y esperanza) y tornarlo en acción ministerial y servicio transformador. Hoy vemos muchas iglesias que responden a su entorno con diversas tendencias, las cuales van desde el espectro de la reflexión estéril hasta el activismo irracional. Empero, una intelectualidad fría o un emocionalismo fanático no son suficientes, por eso es fundamental encontrar un balance: es necesario amar y servir inteligentemente. ¿Cómo siente usted lo que ve? ¿cómo procesa lo que siente?
  • Reflejar: Apropiar lo que vemos del evangelio nos lleva a reflejarlo con nuestro propio ejemplo. Una congregación no se va a movilizar hacia el servicio mientras su liderazgo no lo haga como parte de su propio estilo de vida, no eventualmente. Por tanto, el líder debe saber comunicar cómo ve a la gente y dirigir la acción hacia ese rumbo. Si él no tiene visión, su sentido de misión estará paralizado. La manera en como vemos al mundo determinará las decisiones y acciones que tomemos para transformarlo. Dios actuó primero y nos dio el ejemplo… por eso nos toca ahora a nosotros seguir sus huellas. ¿Qué hace con lo que ve?
  • Influir: Como líderes con nueva visión, nuestra tarea es influir sobre quienes promueven el cambio en Cristo. Por ende, es fundamental ofrecerle a la congregación experiencias y vivencias para compartir con los necesitados. Así la misión toma la energía propia a partir de nuestro logro de entrar en contacto con quienes requieren de Dios y su gracia. orar por y con ellos hace posible empezar a caminar con ellos. ¿A quién está influyendo?
  • Coparticipar: Ver como Cristo nos ve, compromete a una acción en conjunto. Obsérvese que Cristo no hizo misión por sí solo, más bien, invitó a un grupo de personas para que —en armonía y comunión— pudieran extender su mensaje. Esto significa que lo visto siempre implica una tarea más grande que lo transformable en el momento, la cual a su vez nos demanda el complementarnos con otros miembros del cuerpo de Dios. Nadie tiene lo suficiente para terminar la tarea, todos tenemos algo con qué participar. ¿Con quién está trabajando ahora?, ¿cuál es su contribución a la tarea de extensión del Reino?, ¿cuál es su aporte a los demás?

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