¿Está estéril la iglesia?
por Roberto Hale
Evaluar la salud de una iglesia por la cantidad de miembros que la forman o la variedad de ministerios que tiene puede ser una trampa. Existen ciertos factores que nos ayudan en el discernimiento de la productividad o esterilidad de una congregación …
No tengo la respuesta completa a esta
pregunta, pero sí tengo una parte importante de ella. Demasiadas
de nuestras iglesias están dirigidas hacia la
perpetuación y no hacia el ministerio. La iglesia dirigida hacia
la perpetuación tiene como objetivo la continuación de
sí misma como congregación. La actitud principal de esta
congregación, de sus líderes y muchas veces hasta de su
pastor es la de asegurar que la congregación exista como
congregación. Esta actitud resulta de una programación
dirigida para lograr este objetivo. Por ejemplo, el objetivo de una
iglesia de perpetuación sería tener una buena asistencia
los domingos, una buena ofrenda, muchas visitas, arrepentimientos
frecuentes, buenas predicaciones cada domingo, un culto atractivo, un
lindo coro y un programa de primera para atraer gente a la iglesia. No
hay nada malo con todo esto en sí. Con el objetivo de
continuación, sin embargo, todas las metas se vuelven hacia
adentro y son para autoservicio. ¡La perpetuación es el
nombre del juego!
La iglesia administradora
Ahora, consideremos la iglesia ministradora. Contrariamente a la
iglesia de perpetuación, su objetivo principal no es tanto la
perpetuación de la institución sino el ministerio y
servicio a otros en el nombre de Jesús. La preocupación
principal es: ¿Cómo podemos expresar nuestra fe en
Jesús y el amor de Dios a un mundo perdido y sufriente? Se
preocupan más por lo que pueden hacer por otros que por traer
gente a la iglesia con el solo objetivo de perpetuar «nuestra iglesia».
Les interesa y entusiasma más lo que hacen afuera del edificio
de la iglesia que de lo que hacen dentro (a menos que, por supuesto, lo
que pase adentro sea un programa de ministerio y servicio a gente
necesitada). Les preocupa más el servicio a otros que «El
servicio» (culto). Algunos de sus objetivos podrían ser brindar
un sistema para cuidar niños de padres o madres que se han
quedado solos (viudos, solteros, divorciados, etc.) y que han sido
alcanzados en la iglesia y en el vecindario; desarrollar un programa
para ayudar a ancianos y a gente aislada en sus necesidades, programas
de alfabetización para aquellos que no saben leer, ministerios
especiales para ayudar a sordos y a otras personas incapacitadas,
programas de consejería para familias y grupos de apoyo para
aquellos que están en situaciones traumáticas como
divorcio o pérdida de un ser querido. Por mensaje de
redención ya que es el pueblo de Dios obrando, en el fondo es el
servicio; en el nombre de Jesús. Este tipo de
congregación pone gran énfasis en Mateo 25:34-40. Lo que
los une no es tanto el deseo de ver que su organización
continúa sino más bien el deseo de ministrar a otros en
el nombre de Jesús. Contrariamente a la iglesia de
perpetuación, su enfoque es hacia afuera, se sirve a Cristo. El
juego se llama Ministerio.
Las iglesias que ministran crecen
Con respecto a crecimiento, la iglesia ministradora crecerá
más rápido que la iglesia de perpetuación,
básicamente porque el enfoque de la primera está dirigido
hacia afuera. A la gente no le atrae, a fin de cuentas, un grupo que se
preocupa más por sí mismo, que por la gente. Simplemente
no nos gusta ser un número en un grupo de otros. Por otro lado,
la gente se ve atraída por un grupo que se preocupa más
por las necesidades de la gente que por las del grupo. Nos interesamos
sinceramente con aquellos que se interesan sinceramente por nosotros.
De manera que, la iglesia ministradora experimentará un
crecimiento mayor. Es simplemente un enfoque más bíblico.
El ministerio afuera de la familia de
la iglesia
El problema ha sido que durante demasiadas generaciones muchas iglesias
cristianas se han ido tornando en iglesias de perpetuación. Nos
hemos preocupado demasiado por guardar y perpetuar nuestro puesto y
hemos dejado olvidada nuestra preocupación por otros y por sus
necesidades, especialmente si no son de nuestra propia
congregación.
Justamente parece que el único momento en que hemos salido hacia
afuera ha sido cuando es para beneficio de la iglesia. «Vamos a ayudar
a este individuo con el propósito de conseguir que vaya a
perpetuación nuestra iglesia», en vez de «vamos a ayudar a este
individuo con el propósito de servirle en el nombre de
Jesús, como una extensión del Señor mismo, y como
una expresión consciente de su amor». Con razón estamos
fracasando en unas cuantas áreas.
El ministerio comienza con el ministro
Sin embargo, todo esto puede cambiar, ¡y quien sabe si más
fácilmente de lo que usted cree! El cambio de
perpetuación a ministerio comienza con el ministro (el
crecimiento siempre comienza allí). Debe convertir el ministerio
en su propio enfoque y propósito. Luego debe ayudar,
cuidadosamente, pacientemente y en oración tanto a los
líderes como a la congregación para ver la importancia
bíblica del enfoque de ministrar. Cuando sea el tiempo correcto,
debe entonces guiar tanto a los líderes como a la
congregación a comprometerse personalmente a que el ministerio y
no la perpetuación sea su enfoque. Una iglesia, cualquier
iglesia, puede ser programada con uno de dos objetivos: la
perpetuación o el ministerio.
Y finalmente, una vez que la congregación en su mayoría
haya comenzado a cambiar, el ministerio deberá, lentamente y con
amor, trabajar firmemente con los líderes de la
congregación para establecer objetivos realistas de servicio y
ministerio para la congregación. Por supuesto, no hace
daño mantener a la congregación informada sobre el
progreso hacia estos objetivos.
Debemos estar conscientes de la
comunidad
En el pasado las iglesias crecían porque podían crear un
sentido de hermandad o comunidad. Las necesidades de la gente eran
satisfechas por la familia de la iglesia y la congregación
crecía. Esto puede ocurrir nuevamente hoy. Cuando abandonemos
nuestro enfoque en la perpetuación auto destructora y cambiemos
de corazón, a la vitalidad de un enfoque bíblico de
ministerio, alcanzando las necesidades de la gente en el nombre de
Jesús y en el amor de Dios, podremos una vez más
construir la idea de comunidad que necesitamos tanto y regresar al
camino del crecimiento.
Usado con permiso de The Lamp Lighter. ® Apuntes Pastorales Volumen
XII, número 4, todos los derechos reservados