por Apuntes Pastorales
La oración no es tan importante por lo que nosotros decimos, sino por la oportunidad que nos trae de estar con nuestro Padre celestial. La oración es fundamental en la preparación y formación de todo líder, y esta debe ir siempre acompañada de un corazón sencillo y humilde.
Dios, mi maestro, deseo predicar hoy, pero me dirijo débil y necesitado a la realización de mi tarea; sin embargo, anhelo que la gente pueda ser edificada por la verdad divina, y ser capaz de sostener ante ellos un testimonio honesto.
Concédeme asistencia al predicar y orar con el corazón elevado por la gracia y la unción.
Obsequia a mi vista objetos pertinentes a mi tema, con plenitud de contenido y claridad de pensamiento, expresiones apropiadas, fluidez, fervor, sensibilidad a las cosas que predico, y gracia para aplicarlas a la conciencia de los hombres.
Dame la libertad de abrirme a los dolores de tu pueblo, y de ofrecerles reflexiones consoladoras.
Mantenme en todo tiempo consciente de mis defectos, y no permitas que me gloría orgullosamente sobre mi actuación. Ayúdame a ofrecer testimonio de ti, y a dejar a los pecadores sin excusa para rechazar tu misericordia.
Dame la libertad de abrirme a los dolores de tu pueblo, y de ofrecerles reflexiones consoladoras. Asiste con poder a la verdad predicada, y despierta la atención de mi audiencia perezosa. Que tu pueblo pueda ser renovado, enternecido, persuadido, confortado; ayúdame a usar los argumentos más sólidos derivados de la encarnación y los sufrimientos de Cristo, que hacen santos a los hombres.
Yo mismo necesito tu apoyo, consuelo, fuerza, santidad, para ser un canal puro de tu gracia, y ser capaz de hacer algo para ti. Dame la renovación entre tu pueblo, y ayúdame a no tratar los asuntos excelentes de manera vana, a no mantener un testimonio indigno de mi redentor, ni ser tosco en el tratamiento de la muerte de Cristo, su designio y su fin, por falta de calidez y fervor. Presérvame en armonía contigo en la medida en que realizo mi trabajo.
©Apuntes Pastorales XXV-4, edición de julio a septiembre de 2008.