Nueva cultura… nueva Iglesia
por Junior Zapata
La generación emergente, es un libro que se ha convertido en una voz de alerta en cuanto a la relevancia de la Iglesia en la cultura. Apuntes entrevistó al autor, quien cree apasionadamente en los jóvenes y está convencido de que son profetas en zapatillas, tenis y jeans.
En un encuentro de jóvenes en la iglesia Comunidad P.A.S.(1), Apuntes Pastorales conversó con Junior Zapata (2), a quien se le considera un pensador contemporáneo de la iglesia evangélica latinoamericana. En los últimos años Dios lo ha llamado a animar a los pastores y líderes latinoamericanos para que piensen acerca del futuro de la Iglesia y su relación con la cultura. Su último libro, La generación emergente(3), está siendo una voz de alerta en cuanto a la relevancia de la Iglesia en la cultura. Cree apasionadamente en los jóvenes y está convencido de que son profetas en zapatillas, tenis y jeans.
AP – En tus libros muestras una pasión muy particular por la cultura, por cómo los jóvenes cristianos se están involucrando en ella, y cómo el liderazgo debe orientarlos para que ellos la afecten. ¿Podrías explicarnos cómo esa pasión empezó a ser una preocupación?
JZ – En varios países latinoamericanos me encontré con filósofos, arquitectos, pintores, escritores, a muchos artista, poetas… que no estaban peleando con Dios, pero estaban peleando con la Iglesia, porque no encontraban un espacio en ella. Entonces empecé a ver un común denominador entre ellos. Ese asunto en común era que ellos estaban al frente de la cultura —por lo general, esta clase de personas van a la vanguardia de la cultura—, y la Iglesia no les estaba hablando en su idioma, aun cuando encuentro en la Biblia abundantes estímulos para que seamos relevantes a la cultura.
En mi opinión, el hecho de que la Iglesia no esté hablando a esta clase de gente hoy se debe en parte a que en la iglesia nos gusta tal como estamos. Somos familia, y nos gustan nuestros chistes, nos gusta nuestra comida, nos gusta nuestra casa. Pero se nos olvida que existen personas que no les gusta nuestra comida, no les gustan nuestros chistes, aunque eso no convierte en malos nuestra comida y nuestros chistes. Es pura cuestión de gustos.Ahora, en la Iglesia, contamos con arte, con cierto pensamiento crítico, pero siempre está guardado, retenido. Entonces, me di cuenta de que el formato que conocemos en la iglesia latinoamericana a pesar de no ser malo —es excelente—, resulta muy limitado para abarcar aspectos de la cultura que son muy relevantes hoy día. Al artista, de por sí, se le tilda de rebelde aunque no lo sea. Lo que le pasa es que no consigue acomodarse. El filósofo todo lo está cuestionando. Y eso no nos gusta en la Iglesia hoy. Lo vemos como peligroso, sospechoso. Sin embargo, nosotros como Iglesia hemos recibido el serio mandato de servir a la cultura en todos sus niveles.
La tarea no consiste solo en atender al doctor, al ingeniero, al maestro universitario, a aquella persona que es formal —como comúnmente la llamamos— sino que también tenemos la obligación de atender a aquellas personas que no caben dentro del círculo habitual de las cosas. Debemos atenderlos porque son parte de la cultura.
Así que, al darme cuenta de esa carencia en nuestro servicio decidí empezar a tratar el tema con las iglesias en Latinoamérica para ayudarlas a entender que, siendo miembros de la sociedad en la que vivimos, como Iglesia estamos obligados a preocuparnos por la cultura y a involucrarnos en ella.
Nos quejamos de que en el mundo de las artes se encuentra mucha lujuria, mucho pecado. Pero tal situación es culpa nuestra. La Iglesia en siglos pasados era la patrocinadora del arte. Pero nos salimos de ella, y la dejamos sola. Cuando tú quitas el elemento del cristianismo de cualquier parte de la cultura, esa parte empieza una espiral descendente de decadencia. Lo afirma Pablo claramente en su carta a los Romanos en capítulo 1. El cristianismo fue extraído de la filosofía, fue extraído de las artes y fue llevado adentro de la Iglesia. Ahora, en la Iglesia, contamos con filosofía, con arte, con cierto pensamiento crítico, pero siempre está guardado, retenido. De ahí que el cristianismo no esté sirviendo como un agente preservante de la cultura al lado externo de la Iglesia.
AP – En cortas palabras, ¿la Iglesia es la responsable de la decadencia de la cultura actual?
Sí. Los cristianos somos los responsables porque dejamos de ser esa luz y dejamos de ser esa sal. O sea, quitamos el elemento que provee que ilumina el futuro, y quitamos el elemento que preserva la civilización. Recuerda que nosotros no solo hemos sido llamados a crear civilización, también hemos sido llamados a preservarla.
Hemos alcanzado gran éxito en la educación y en las empresas, con los valores cristianos. Podríamos afirmar que hasta en la política, porque nosotros en Latinoamérica hacemos nuestros intentos también en la política. Pero… en las artes… somos cero a la izquierda. No estoy diciendo que no se encuentre arte dentro de la Iglesia, porque existen iglesias que lo están usando. Estoy afirmando que no se encuentran cristianos en el mundo del arte porque la Iglesia los mantiene atrapados, los encontramos adentro de la Iglesia. Y no los dejamos salir. Entonces, criticamos el arte porque está descompuesto, pero nosotros, que contamos con la medicina para su recuperación, no la dejamos salir.
AP – En el capítulo 3 de tu libro La generación emergente señalas que la Iglesia debería estar haciendo misión en todas las áreas del arte, en todos esos mundos, ¿de qué manera la Iglesia puede formar esa perspectiva?
JZ – Bueno, una de ellas es por medio de la educación. Una de las razones por las que nosotros no estamos involucrados en el arte es porque no lo entendemos. Nuestros líderes y pastores, son personas muy lindas que se han dedicado a lo suyo, al estudio de la Palabra para apacentar sus ovejas, y enseñar la Biblia.
Si embargo, en medio de todo este estudio se nos ha olvidado que el pueblo de Israel gozaba de un museo en el cual se exponían obras de arte, de escultura y pintura, y otras obras plásticas. También contaban con un vestíbulo, donde las ideas se exponían y se discutían, y con un lectionario, lugar donde se leían poemas y obras literarias. Y no les faltaba una sala para conciertos. Todo eso comprendía el Tabernáculo. Contaba con todas esas áreas mencionadas, con un diseño arquitectónico muy único. El Tabernáculo estaba ubicado en el centro del pueblo y así la cultura emanaba del Tabernáculo. Nosotros, como Iglesia, hemos abandonado esa tarea, hemos dejado de ser los agentes que proveen la cultura. En siglos anteriores nos llamaban centros culturales, ahora nos llaman centros religiosos. Por algo será.
Yo creo que adentro de la iglesia tenemos que enseñar acerca del arte. Como Iglesia, nosotros los latinoamericanos, somos un poquito conservadores, por el hecho de que nunca llevaríamos a un artista no cristiano dentro de la iglesia. Pero, ¿cómo vamos a aprender? Por ejemplo, si un arquitecto no cristiano pudo diseñar la iglesia y un ingeniero no cristiano consiguió construirla, bien podría llegar un maestro de arte no cristiano a enseñarnos acerca del arte, y así como iglesia podremos descubrir y aprender qué significa estar involucrados en el mundo del ate. La iglesia debiera ser la patrocinadora de exposiciones de fotografía, de pintura, de arte digital, de presentaciones de obras de ballet, y aún más, de la Orquesta Sinfónica. Nosotros, deberíamos invitar a las orquestas a tocar en nuestra iglesia. El problema es que no la vamos a entender porque no tenemos esa cultura, ya que no la hemos enseñado.Si el teólogo explicara los conceptos abstractos como metáfora, podría hacerse entender como aquel gran teólogo, que enseñó: «el reino de los cielos es como un granito de mostaza»… Entonces, como líderes y pastores nos toca enseñar acerca del arte y lo que la Biblia dice acerca de él, su importancia en la cultura y por qué la Iglesia se debe involucrar en él.
AP – Tu afirmas que la educación es la clave, y que es tarea de los líderes que la iglesia aprenda a involucrarse en el arte, para alcanzar esa meta, ¿consideras que los instituciones académicas dedicadas a la formación del liderazgo de las iglesias evangélicas debieran incluir el arte en su plan de estudios para que sus estudiantes aprendan a orientar al pueblo en ese sentido?
JZ – Sí, prácticamente la clave es la educación. Mira, el arte no es un área de estudio. El arte es un sistema de vida. Y ha sido una columna de la sociedad desde tiempos antiguos.
Nosotros vemos las primeras expresiones de arte en la creación de Dios; el primer artista fue él. A partir de él podemos ver las siguientes expresiones de arte remontándonos unos 6.000 años atrás. En la primera civilización vemos a Tubal-Caín, 4.400 años antes de Cristo, el cronista bíblico se refiere él como un artífice de bronce y de hierro4. La era del bronce empezó hace 4.400 años. Es decir, la primera parte de la historia, en la que según la antropología inició la mencionada era, calza perfectamente con lo que la Biblia relata. Y este arte no se desarrolló aislado de la sociedad, era parte de. Y cuando llegamos al período de la construcción del Tabernáculo vemos cómo Dios instruye a Moisés, especialmente en Éxodo 28 que narra: «Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel … y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños». En otras palabras, le está diciendo «el arte es parte de todo esto y todos van a participar en ello». Y luego, cuando más tarde observamos a Salomón en la construcción del templo nos damos cuenta de que era un arquitecto bárbaro. Y el arte estaba incluido en toda actividad.
Entonces, sí nos damos cuenta de que el arte es parte de todo. Yo no considero que los seminarios debieran impartir materias para enseñar algunas artes, aunque sí debieran enseñar apreciación del arte.
AP – ¿Algún arte en particular que debieran desarrollar los pastores?
La razón por la que he resultado controversial para muchos seminarios, es porque yo les he insistido que ya es hora de que les enseñemos a nuestros seminaristas a predicar no como abogados sino como poetas. Hoy en día el teólogo tiene que ser un poeta. Porque ya no se trata del debate, sino que es acerca de la metáfora. Se trata de la belleza del evangelio y no de la defensa de este.
En la vida cotidiana de las áreas urbanas de Latinoamérica el teólogo está hablando solo. Las urbes no lo están oyendo. ¿Por qué? Porque está hablando un idioma que el pueblo no entiende. Pero si el teólogo hablara como poeta, si explicara los conceptos abstractos como metáfora, podría hacerse entender como aquel gran teólogo, que sospecho del cual todos hemos escuchado, que enseñó: «el reino de los cielos es como un granito de mostaza». Jesús como teólogo bajó el concepto a nivel de poeta. Y habló de un concepto abstracto, el reino de Dios, y lo pasó en un objeto tangible, un grano de mostaza. Dos mil años después todavía no entendemos la metáfora pero la conocemos y la exploramos, porque él la bajó a nuestro nivel.
Yo creo que en los seminarios se debe enseñar en ese nivel de pensamiento. Deberían animar a los seminaristas a que sean poetas, a que sean artistas. No todos tienen ese don, no estoy diciendo que todos los teólogos sean pintores, pero por lo menos debieran poder tomar una servilleta y hacer un dibujo de lo que significa Dios, qué es la trinidad, y no reducirse a escribir el número 3.
Los teólogos, hoy en día, vamos a tener que aprender que el arte es parte integral de la totalidad de nuestra vida cotidiana.
AP – En ese mismo libro te refieres a la vida de tu iglesia y compartes que en el tiempo de alabanza no solo cantan, entre otras actividades artísticas también se levantan y hacen dibujos para expresar su adoración. ¿De qué manera podría formarse una iglesia tal como ustedes han formado la suya, qué modelo cercano podría seguir una iglesia conservadora, ya que la formación viene de modelos?
JZ – A mis amigos pastores de las iglesias conservadoras les digo: «si te gusta ser una iglesia conservadora, no hay problema». Y obviamente a la gente que se encuentra en ella le gusta como está porque se congrega ahí. El problema es afirmar que sólo así se puede. Y las iglesias que se creen muy progresistas, que cuentan con video… y humo… y luces… y buena música… que pasan videos antes del sermón… todo estupendo, genial, ¡qué bueno por ellas! Pero… decir que así tiene que ser y esa es la única forma, igualmente están equivocadas. Porque el evangelio es una expresión del reino de Dios, y es muy amplio. En él se encuentra un lugar para todos.
Y ciertamente, —yo me congrego de una forma nada convencional— tengo amigos muy expresivos en su filosofía, en su arte, muchos de ellos no toleran la música cristiana como nosotros la conocemos. No dicen que sea mala, pero no les habla nada. Esta misma música por la cual yo crecí, o la que interpretan músicos cristianos que son mis amigos, que han grabado música de calidad, y que se vende por toda Latinoamérica, cuando la escuchan esos otros amigos artistas comentan «no me rasca donde me pica».
Sin embargo, con ellos podemos expresar nuestra alabanza pintando, o elaborando una escultura que refleje nuestra vida y relación con Dios. Y llega a ser como una «canción» que yo le canto a Dios, porque le estoy «cantando» con el barro o con la plastilina. Luego, yo se la comparto a los demás en el momento colectivo.
AP – …la alabanza es polifacética en su expresión…
JZ – No necesito estar cantando ni estar levantando las manos. Las otras expresiones también son adoración. Y realmente no es alabanza alternativa. Es otra forma, que es muy bíblica, porque la Biblia no dice que solo con música se alaba al Señor. En Latinoamérica nos hemos formado una idea equivocada acerca de la alabanza y la adoración, decimos que tiene que ser con música, que debe seguir cierto ritmo. La alabanza es cuando bailamos y la adoración cuando lloramos. Y no es necesariamente así. Existen tantas otras maneras. Pero nosotros nos hemos encerrado en la música.
Así que, en mi iglesia hemos seguido una experiencia de alabanza al Señor que se relaciona con otras áreas del arte que no son la música. Alguien se puede parar y leer un poema, o una carta que le escribió a Dios, por ejemplo, otro se puede parar y compartir algo que dibujó. Eso es alabanza también.
AP – ¿De qué manera se relaciona el arte con la extensión del Reino?
JZ – Cuando Billy Graham predicaba, cuando Luis Palau predica, cuando Alberto Mottessi predica, practican una forma de arte que los griegos usaban, oratoria. Pero venimos nosotros, los teólogos, la empaquetamos en un curso de dos o cuatro semestres y la llamamos Homilética. Estudiamos cómo sacar el sentido original del texto y cómo lo vamos a explicar y aplicar. Lo metimos en un tubo de ensayo y dijimos aquí está la ciencia. Qué triste es tomar algo que era arte y transformarlo en ciencia.Pensamos que conversión es cuando la persona levanta la mano y anuncia que acepta a Jesucristo. La oratoria ha sido una forma exitosa en los últimos doscientos años de evangelización. El discurso y debate ha sido una forma artística exitosa de evangelización, como cuando compartíamos antes las «Cuatro leyes espirituales». Cuando convencíamos a alguien y lo convertíamos al evangelio, usábamos el debate. Pero existen otras. La extensión del Reino se puede lograr con tantas otras formas de arte.
Lo que pasa es que estamos tan acostumbrados a que yo te predico y tú te conviertes. Entonces voy a orar por ti. El esfuerzo es por la conversión, cuando debiera ser por la conversación. Y la pintura y la escultura propician esa conversación.
Esa perspectiva no nos gusta, a los que traemos cuarenta años de estar en el evangelio tradicional, porque si una persona mira la pintura y no se arrodilla y luego levanta la mano, decimos que eso no es evangelización. Pero se nos olvida que Pablo decía que unos van a preparar el terreno, otros van a sembrar, otros van a regar, y otros a cosechar. Se nos olvida lo que el mismo Jesús advirtió: «ustedes van a cosechar lo que alguien más plantó, aquello para lo que ni siquiera movieron un dedo para cosecharlo» [paráfrasis de Zapata]. Entonces esa pintura, esa escultura, esa canción, ese poema, esa expresión de baile en particular puede ser parte del proceso por el cual una persona llegue a creer en Jesús.
El problema no se encuentra en el arte, el problema radica en nuestra definición de conversión. Pensamos que conversión es cuando la persona levanta la mano y anuncia que acepta a Jesucristo. Y se nos olvida que el Espíritu Santo ha estado lidiando con esta persona por años, a través de muchas otras áreas que muchas de ellas bien pudieron haber sido artísticas.
AP – ¿De qué manera la Iglesia podría redimir la cultura?
JZ – En primer lugar reconocer que nosotros no somos enemigos de la cultura. Somos su mejor amigo. Nosotros somos su única alternativa. La Iglesia tiene que dejar de verse a sí misma como enemiga de la cultura. Y tiene que empezar a verse como el único camino que la cultura tiene para encontrarse con Dios. Nadie va a confiar en Jesús sin antes confiar en un seguidor de Jesús.
Cuando dejemos de construir muros de protección y construyamos puentes, la cultura va a poder pasar adentro. No nos atrevemos a montarlos porque no queremos que el mundo se meta en la Iglesia, pero ahora lo que Dios quiere es que el mundo se meta en la Iglesia para que mire la mayor expresión de Jesucristo. No queremos construir puentes porque, entonces, los jóvenes se nos van al mundo, cuando en realidad lo que ahora se necesita es que los jóvenes se vayan al mundo para que cambien el mundo. Desde adentro de su iglesia nuestros jóvenes no van a cambiar nada.
Así que, la Iglesia va a tener que comprender que no existe una batalla en contra de la cultura y que nuestra tarea no se trata de una batalla por la cultura. Nosotros, los cristianos, somos las personas designadas por Dios para preservar la cultura para el Reino.
El Reino ya es ahora. Jesucristo se pasó a vivir al vecindario, le trajo realeza a la calle y dijo aquí está el Reino.
NOTAS AL PIE
(1) Comunidad PAS (Asociación de los Perdonados para Amar y Servir) está ubicada en San José, Costa Rica. Se distingue por ser: Cristo-céntrica, evangelizadora, terapéutica, adoradora, tolerante, innovadora y creativa. Para más información visite la página web: http://www.comunidadpas.org
(2) Es guatemalteco, pastor, escritor y conferencista, graduado de la Universidad de la Sorbona en París, Francia con un grado en filosofía. Tiene una Licenciatura en Comunicaciones y una Maestría en Liderazgo Organizacional. Es pastor de Metáforas, una pequeña iglesia para personas que no «caben» en otra iglesia. Está al frente del Instituto Evangélico América Latina, escuela cristiana con más de 5,000 estudiantes. Vive en Guatemala con su esposa Any y sus dos hijas.
(3) ISBN: 0-8297-4249-2, Editorial Vida y Especialidades Juveniles, ©2005
©Apuntes Pastorales, Volumen XXIII- Número 3, edición de abril – junio de 2009. Todos los derechos reservados por DesarrolloCristiano.com.