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Líderes cercanos

Líderes cercanos

por Marco A. Vega

Es posible que, a pesar de invertir tiempo en las personas, algunos, igualmente, acaben escogiendo un camino equivocado. No obstante, la tarea que se nos ha encomendado es la de transformar vidas mediante el poder del evangelio.

«Pero tienes a tu favor que aborreces las prácticas de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.»  Apocalipsis 2.6
Los nicolaítas pertenecían a una secta muy comprometida con la sociedad pagana. Bajo la bandera de una supuesta libertad espiritual, practicaban la idolatría y la inmoralidad. El significado del término nicolaíta es «el que conquista al pueblo». Ireneo señala que su fundador fue el mismo Nicolás, convertido al cristianismo en Antioquia, y uno de los primeros diáconos de la iglesia de Hechos 6.5. Esto también lo confirma la tradición. ¡No le parece increíble! Un líder cristiano, inicialmente comprometido, acabó fundando una secta.Es posible que, a pesar de invertir tiempo en las personas, algunos, igualmente, acaben escogiendo un camino equivocado. Existen muchos ejemplos de líderes en las Escrituras que, con un futuro promisorio, terminaron mal sus carreras. Sansón terminó cumpliendo la voluntad de Dios, pero por su desobediencia en el caminio perdió sus ojos. Jonás, que deliberadamente escogió otro camino al señalado, necesitó un gran pez para volver al camino correcto. Joab, el valiente guerrero del rey David, acabó pasándose al bando contrario y sufrió una muerte cruel. El apóstol Pablo entregó a Satanás a Himeneo y a Alejandro para que aprendieran a no blasfemar. Judas vendió al Maestro, a pesar de que el Señor había compartido con él su vida y ministerio.
¿Será posible que líderes de nuestra iglesia terminen así de mal la carrera que tienen por delante? ¿Cómo evitar que esto suceda?
No es fácil determinar quiénes terminarán bien o mal. Esto dependerá de las decisiones particulares que tome cada uno. Lo que invita a la reflexión es la necesidad que nos urge, como líderes, de conocer el corazón de nuestra gente; de no dar posiciones de autoridad a aquellos con los que primeramente no hemos recorrido un buen trecho.
Necesitamos desarrollar un modelo de liderazgo que nos acerque a las personas. Para ello será indispensable invertir tiempo en sus vidas. Esto requerirá que realicemos cambios drásticos en nuestras agendas, de tal manera que la inversión de tiempo intencional en gente clave sea parte de nuestro caminar diario.
Es posible que, a pesar de invertir tiempo en las personas, algunos, igualmente, acaben escogiendo un camino equivocado. No obstante, la tarea que se nos ha encomendado es la de transformar vidas mediante el poder del evangelio. Y en esto debemos ocuparnos. Más que líderes de púlpitos y altares distantes, se necesitan líderes que imiten al Buen Pastor, pastores «que huelan a ovejas», que caminen entre su gente, que los escuchen y amen.

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