Marcos 6,7-13 – Les ordenó que nada tomasen para el camino

Texto del evangelio Mc 6,7-13 – Les ordenó que nada tomasen para el camino

7. Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos.
8. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja;
9. sino: «Calzados con sandalias y no vistan dos túnicas.»
10. Y les dijo: «Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta marchar de allí.
11. Si algún lugar no los recibe y no los escuchan, márchense de allí sacudiendo el polvo de la planta de sus pies, en testimonio contra ellos.»
12. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;
13. expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Reflexión: Mc 6,7-13

Escogemos esta frase: Les ordenó que nada tomasen para el camino, porque encierra dos aspectos muy puntuales e importantes en los que nunca habremos reflexionado lo suficiente. El primero es el tono en que se comunica Jesucristo con sus discípulos, con quienes lo siguen y quieren hacer lo que Él dispone, porque creemos en el Él. Jesús ordena. Algunas personas, por un mal entendido concepto de democracia que creen que se debe aplicar a todas las relaciones, reniegan de esta forma. Pero ello, bien pensado, en realidad constituye un disparate. Por ejemplo, los padres no pueden renunciar a educar a sus hijos, como podemos ver en tantos sitios, que los hijos pequeños hacen lo que se les antoja, lo que les viene en gana, sin que sus padres puedan controlarnos. Ya veremos más tarde, cuando crezcan el resultado de aquel estilo de educación, en el que en realidad los padres han renunciado a su deber. Luego vendrán los pesares y las quejas, pero tendrán que aceptar –a regaña dientes-, que eso fue lo que sembraron. Los padres responsables enseñan lo correcto a sus hijos, desde el comienzo, porque reconocen que esa es su responsabilidad y no se la pueden delegar a nadie, ni si quiera al colegio, como algunos pretenden. Un padre responsable y coherente no puede alinear con aquella teoría tan en boga actualmente que sus niños no sean bautizados, porque ellos han de decidir cuando sean grandes qué religión habrán de profesar, si alguna de ellas le interesa. Unos padres maduros y responsables saben inculcar a sus hijos los valores que ellos mismos han heredado y forjado, reconociendo que estos no dependen de gustos, comodidad o apetencia, sino de la necesidad de tener un norte valioso por el que ellos y sus mismos padres han luchado, por lo que no es cuestión de dejarlo al azar, ni al gusto, sino que hay que forjarlo desde niños con el ejemplo. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja…

Un buen padre sabe que debe mandar a sus hijos, sobre todo en lo que es verdaderamente importante. Y sus hijos confían en él, porque es razonable y coherente. Este es un padre ideal, que educa y transfiere a sus hijos los verdaderos valores sin los cuales la existencia es imposible. Claro este es el perfil de un padre ideal, como a veces lamentablemente no tenemos a nuestro alcance. Sin embargo esta es indiscutiblemente la figura de Dios, Padre infalible, Todopoderoso, Sabio y Omnipotente. Si estos son los rasgos de Dios y hemos de coincidir en que si lo son, lo más razonable y sensato es que creamos en Él y obedezcamos sus mandatos, porque, al igual que nuestro padre terrenal, Él solo quiere nuestro bien y en lo que nos manda no hay error posible. Por eso es que Jesucristo Ordena a sus discípulos y por intermedio de ellos a todos nosotros. Si somos humildes, razonables, inteligentes y sensatos, lo que tendríamos que hacer es OBEDECERLE. ¿Por qué nos cuesta? Porque nos da temor; porque en realidad no nos fiamos de Él. Lo cual se entiende que es muy grave, porque por ese temor, por esas dudas, nos resistimos a hacer lo que razonablemente tenemos que reconocer que es lo correcto. No lo queremos, nos incomoda o no nos gusta, en algunas ocasiones, pero no por ello deja de ser lo correcto. ¿Cómo hacer para hacernos siempre disponibles a los mandatos de Dios? Es Gracia que debemos pedir y lo hacemos cada vez que rezamos el Padre Nuestro y decimos “Hágase Tu Voluntad”. Reflexionemos cada día en lo que Dios quiere de nosotros y hagámoslo. No vayamos en contra, porque ya sabemos que todo terminará mal. Oigamos al Señor y hagamos lo que nos Ordena. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja…

Y, la segunda parte no es menos exigente. Tal vez por eso nos resistimos a cumplir las órdenes de Dios, porque no encajan con nuestra visión mundana de las cosas, con las leyes y normas que rigen este mundo. Pero ya lo dijo Él, que Su Reino no es de este mundo, como nosotros, los suyos, tampoco somos de este mundo. Entonces, no tratemos de aplicar una lógica mundana, sino que creamos en Él y hagamos lo que nos manda. ¿Y qué nos manda en estos versículos? Nos da una regla de vida: que no tomemos nada para el camino. No es para que empecemos a pensar cómo será el día aquel que salgamos a evangelizar, si es que lo decidimos. Nos está diciendo cómo debemos vivir SIEMPRE. En Primer lugar, no puede haber cristianos que no evangelicen, que no promuevan el Reino de Dios y que no inviten permanentemente a todos sus hermanos a unirse. Esta es la razón de ser del Evangelio, la Buena Nueva. No podemos imaginar una buena noticia, que debe ser alegre, que debe traer paz y felicidad, que permanezca escondida. Esto no es coherente. La Buena Noticia debe escucharse en todo lado, transmitirse a voz en cuello. Pero ¿cómo proclamar que Jesús ha venido a salvarnos, y que entre Dios y el dinero, debemos escoger a Dios porque Él es el único que puede darnos la felicidad plena, la Vida Eterna? ¿Quién nos creerá si salimos con cara de funeral y si nos aferramos de tal modo a lo poco que tenemos que nuestra vida resulta un anti testimonio? Para contagiar fe, hemos de tenerla, en primer lugar y esta debe evidenciarse en nuestra forma de vida. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja…

La forma de vida que Jesús nos ordena llevar es sin apegos, sin riquezas, sin depender de las cosas mundanas, que ahora están y mañana quién sabe. Hemos de salir por la vida sin nada más que nuestra fe. Tal como lo hacen aquellos a los que envió. Este es un punto crucial que tendemos a relativizar, y que, por nuestra falta de fe o según la medida de nuestra fe, empezamos a dimensionar a nuestro gusto y conveniencia, justificando siempre determinadas actitudes, de tal modo que concluimos en que todos hacemos bien de algún modo y sin embargo muy pocos hacen realmente lo que Jesús manda. Aquí está el motivo por el que el Reino no termina de llegar. Nos falta fe y por ello buscamos interpretaciones que terminan por justificarlo todo. De este modo las palabras del Señor quedan convertidas en una metáfora que cada quien aplica a su modo y según su conveniencia. Es así que siendo decenas de millones los cristianos, alcanzan los dedos de las manos para contar los verdaderos, aquellos que se han abandonado a la Voluntad de Dios, convirtiéndose en instrumentos de justicia, de amor, de paz, de fraternidad, tal como lo pide San Francisco. Nos resulta difícil tomar decisiones que demanden tal desprendimiento, más cuanto más grande es lo que tenemos que dejar, por eso terminamos haciendo lo que todos y en ello encontramos nuestra mayor justificación, tanto grandes como pequeños repetimos lo que es una constante en la edad escolar: si todos lo hacen. Lamentablemente esta es la dimensión de fe que tenemos muchos, que nos llamamos cristianos, escogiendo aquello con lo que nos gusta quedarnos y pasando por alto los mandatos, las órdenes que nos da Jesús. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja…

Oremos:

Padre Santo, danos valor, entereza y perseverancia para hacer lo que nos mandas, sin excusas. Danos fe para confiar verdaderamente en Ti, haciendo lo que nos mandas y tal como lo mandas…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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