«Adiós, Madeleine»
por Keila Ochoa Harris
Escribir es parecida a la oración, ambas requieren disciplina.
Madeleine L’Engle, conocida por su famosa novela para niños Una Arruga en el Tiempo, falleció el pasado en septiembre de 2007 a los ochenta y ocho años. Para ella la mejor parte de ser escritora era: «Hacer lo que me gusta».Madeleine trabajaba como actriz en Broadway y en su tiempo libre escribía. Ya había publicado seis libros, pero el séptimo, el galardonado Una Arruga en el Tiempo, recibió muchas cartas de rechazo. Ella cuenta que solía dejar a sus hijos en la cama y salir a caminar frente a su casa mientras lloraba. Aun así no pudo dejar de escribir. Una buena lección para nosotros los escritores que apenas comenzamos. Cuando las palabras significan mucho más de lo que el escritor pretendía, entonces el escritor ha estado escuchando.Pero si bien Madeleine publicó muchos libros, para mí el mejor es Walking on Water (Caminando sobre el agua) en el que reflexiona sobre su fe y la literatura. Como un pequeño tributo a esta excelente autora, incluyo algunos extractos:«Estoy sentada en mi roca favorita, contemplando el río, para apartarme del tiempo ocupacional y tomar tiempo de ser. Ya no me siento culpable por tomar tiempo para ser; es algo que se necesita para la salud espiritual, y rara vez gozamos del suficiente».«El artista es un siervo que está dispuesto a dar a luz… El artista debe ser obediente al trabajo… Cuando las palabras significan mucho más de lo que el escritor pretendía, entonces el escritor ha estado escuchando. Y cuando escuchamos, se nos guía a lugares que no esperamos, a aventuras que no siempre comprendemos». «Cuando el lenguaje es débil, la teología se debilita».«Las cosas que no he hecho me persiguen más que las que he hecho».«No necesitamos que nos capaciten; el regalo es gratuito; y aun así debemos pagar por él».«Uno de los grandes triunfos de Lucifer es lograr que los cristianos crean que un cuento es una mentira, que un mito debe olvidarse después de la pubertad, y que actuar en una obra de teatro es inconsistente con la verdadera religión».«Si no somos creadores, realmente no estamos vivos».«Así que debemos hacer las cosas del diario: esto es, debemos orar aun cuando la oración parezca seca y oxidada; debemos escribir aun cuando estemos físicamente agotados, cuando nuestros corazones pesen o nuestros cuerpos duelan». «Jesús nunca estuvo aburrido. Si permitimos que nuestra creatividad permanezca viva, nunca estaremos aburridos». «Un hombre cuyo nombre desconozco, escribió: Dios debe ser muy grande para haber creado un mundo que conlleva tantos argumentos en contra de su existencia».«Para mí, trabajar en un libro es muy parecido a la oración. Ambas requieren disciplina».
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