Biblia

En el taller

En el taller

por Christopher Shaw

La Biblioteca Digital Logos acompaña y enriquece mi estudio de la palabra de Dios

En las últimas dos ediciones de Apuntes he compartido cómo la Biblioteca Logos ha transformado mi disciplina de estudio. Cuento con una gran cantidad de recursos que ni siquiera hubiera imaginado a mi alcance cuando di mis primeros pasos en el ministerio.

 

No hace falta recalcar aquí que el fundamento sobre el cual construye Logos es el amor de los hijos de Dios hacia su Palabra. Si esta pasión por explorar las profundidades de los tesoros de la Biblia no está presente, entonces ninguna herramienta conseguirá ayudar al ministro a la hora de abrir las Escrituras. No obstante, cuando salir al encuentro del Dios, que comparte su corazón con nosotros en el texto sagrado, es nuestro anhelo, la biblioteca Logos puede convertirse en un excelente compañero de ruta.

 

Perdido en la biblioteca

Aún recuerdo mi primera visita a la biblioteca, cuando inicié mis estudios en el Instituto Bíblico de Buenos Aires. Una vasta colección de libros permanecían archivados en el subsuelo del edificio. Al entrar uno se topaba con ese inconfundible aroma a libros que le daba esa identidad única al ambiente. Allí los estudiantes investigaban, luchaban con los idiomas originales, escudriñaban la vida de las grandes figuras de la historia o intentaban dialogar con los más reconocidos pensadores de la Iglesia.

 

Para los que se sentían intimidados por los proyectos asignados por los profesores, existía la invalorable ayuda de la amada Betty Morris, bibliotecaria de alma. Betty conocía las obras como si los autores hubieran sido —cada uno de ellos— amigos personales.  Nuestras preguntas nunca la desorientaban. Respetando el silencio del lugar, sugería visitar esta sección o aquella. Muchas veces nos guiaba hasta el estante exacto de la biblioteca donde se encontraba el libro en cuestión. Su servicio siempre venía acompañado de sugerencias acerca de otros textos que, quizás, podrían enriquecer la búsqueda.

 

Claro, una vez que el estudiante sostenía en sus manos los diversos tomos referidos al tema de estudio, nadie podía hacer por él o ella la ardua tarea de investigar. El trabajo consistía en examinar cada libro, identificar la sección que abordaba el asunto en cuestión y luego leer el contenido. Muchas veces, por la gran cantidad de textos, acabamos marcando con señaladores el lugar preciso en cada libro, para luego comenzar a compilar las notas que terminarían sentando las bases para una monografía.

 

Otros tiempos

Han pasado más de treinta años desde mi paso por el Instituto. En ese lapso de tiempo la tecnología ha dado inmensos saltos. Hoy, la riqueza de la biblioteca se encuentra instalada en mi computadora. Cuento con la asistencia de un programa que posee toda la eficiencia y el conocimiento que caracterizaba a Betty. Resulta imposible no entusiasmarme al darme cuenta de que estos recursos están a disposición de cualquier líder, no importa cuán lejos se encuentre de una gran ciudad, o cuáles sean las características puntuales de su ministerio. Si posee una computadora, puede disfrutar de todas las ventajas de una compleja biblioteca, desde la comodidad de su casa o su oficina pastoral.

 

En esta semana estuve trabajando un pasaje en el que me interesaba entender mejor las funciones del sacerdote. Abrí mi biblioteca Logos e ingresé la palabra «sacerdote» en la ventanilla de búsqueda. Logos lleva a cabo por mí todo el trabajoso proceso que antes realizaba durante horas en la biblioteca. Es decir, en cuestión de segundos el programa ha recorrido los «estantes» de mi biblioteca y ha seleccionado todos los libros con información útil sobre la figura del sacerdote. No solamente ha encontrado los libros, sino que ha identificado las páginas puntuales en cada texto que se refiere al tema. El proceso me hubiera tomado varios días, y ¡aún no hubiera comenzado con el trabajo de leer esos pasajes!

 

¿Y ahora qué?

La ventanilla de búsqueda me informa que Logos tardó apenas 1,09 segundos para encontrar 9.012 artículos en 278 libros. ¡Asombroso!, ¿verdad? Quizás, usted sienta, como yo, que esto es mucho material para leer. Logos, sin embargo, me permite ordenar los resultados por título. Hago clic en la opción y me provee los títulos y las portadas de todos los libros. De esta manera descubro, por ejemplo, que el Bosquejo de la historia de Israel contiene treinta y tres artículos sobre el tema o que el Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento incluye 158 artículos sobre el tema. Quizás, entonces, comience con la lectura de aquellas obras que ya conozco.

 

El programa, sin embargo, me da otra opción. Me permite reordenar la lista según la cantidad de menciones en cada libro. Cuando escojo esa alternativa veo que el Comentario exegético y explicativo de la Biblia es el que más menciones ofrece sobre el tema. Esto podría indicar que el autor ha desarrollado en detalle el estudio sobre el rol del sacerdote, y puedo comenzar por este lado mi estudio.

 

Como soy un poco curioso no utilizo, inicialmente, ninguna de estas dos opciones. Una tercera pestaña me permite ver los resultados de búsqueda por clasificación. En esta ventana Logos me ofrece un título y una frase que resume el contenido de cada artículo. Con solo hacer clic en cualquiera de ellos me abre, en una nueva ventana, el libro del que proviene la cita. No tengo más que hojear los resultados para encontrarme con un artículo que me interesa, en el Nuevo diccionario de la Biblia. Observo que cuenta con un extenso escrito sobre el sacerdocio que me provee mucha información acerca del tema.

 La extensión de mi estudio no tiene límites. Si apenas necesito una introducción al sacerdocio, cualquiera de estos recursos me la proveerá. Si deseo entender la diferencia entre diversas órdenes de sacerdocio, entonces puedo utilizar algún comentario sobre el Antiguo Testamento, quizás. La lectura de un artículo siempre conduce a nuevas pistas, las cuales se pueden explorar en otros textos.

 

¿La Biblia qué dice?

No quiero perder de vista, en ningún momento, que la Biblia contiene valiosos pasajes acerca del sacerdocio. La ventana de búsqueda que abrió para mí Logos, agrupó los resultados bajo la pestaña de general. Es decir, juntó los pasajes bíblicos, los comentarios, los diccionarios, los léxicos y los devocionales en un solo lugar. Puedo, sin embargo, usar un filtro para limitar los libros en los que realiza su búsqueda, para que los resultados no sean tan extensos.

 

En este caso Logos también ha seleccionado en otra pestaña todos los textos bíblicos con referencia al sacerdote. Cuando entro en esta ventana me indica que en la Nueva Biblia de los Hispanos se emplea, en el Antiguo Testamento, la palabra sacerdote 698 veces. Debajo de esta información se enlistan, desde Génesis hasta Malaquías, cada uno de los versículos donde ocurre. No tengo más que mover el cursor sobre cualquiera de estos textos para que me despliega el capítulo donde se encuentra. También me informa Logos que la palabra sacerdote ocurre 168 veces en el Nuevo Testamento. Resulta claro, entonces, que cualquier estudio del término debe comenzar, necesariamente, en el Antiguo Testamento, para luego desembocar en el sacerdocio de Cristo.

 

Hasta ahora el único ejercicio que he llevado a cabo es explorar los recursos que la biblioteca Logos me ofrece. Tengo a mi disposición mucho más de lo que puedo utilizar, pero es muy estimulante pensar que puedo estudiar en el detalle que yo desee cualquier tema que tenga que ver con un texto en que estoy trabajando.

 

No solo comentarios

He aquí otro detalle interesante de esta búsqueda que he llevado a cabo. Si yo fuera a estudiar sobre sacerdocio en un volumen físico, el libro con el cual empezaría, por su naturaleza, sería un diccionario bíblico. La gran mayoría de diccionarios abordarían este tema. Un segundo camino seguro sería escoger un pasaje extenso sobre el sacerdocio, como por ejemplo los que se pueden encontrar en Números o Hebreos, y luego acudir a un comentario. Pero ¿qué pasaría si un autor que, por ejemplo, escribe sobre las misiones y abordara en su libro de manera interesante el sacerdocio? ¿Cómo podría yo descubrir esa información, sin leer el libro?

 

La biblioteca Logos también ha llevado a cabo ese trabajo para mí. Ha recorrido todos los libros y seleccionado cada referencia al tema, aún en esos libros que no están referidos puntualmente al asunto. Me entero, por ejemplo, de que el autor de Alza tus Ojos ofrece doce devocionales en los que menciona de alguna manera el sacerdocio (¡ni siquiera yo, que soy el autor, sabía esto!). De este modo puedo encontrar valioso material en otros libros que normalmente no consultaría para un tema como este.

 

¡A explorar!

Las posibilidades de estudio que me presenta el programa son asombrosas. Apenas estamos examinando las funciones más comunes que posee, pero existen muchas otras herramientas que pueden ser de gran utilidad a la hora de estudiar la Palabra. Resulta imposible no entusiasmarse al pensar en los caminos que uno puede llegar a recorrer de la mano de tan valioso asistente.www.logos.com/es