Dolor con propósito
por Joni Eareckson Tada
La Palabra revela que Dios utiliza el sufrimiento en diversidad de maneras en la vida de sus hijos.
Joni Earickson conoce el sufrimiento de primera mano. Una joven vital y amante del deporte, en 1967, se accidentó al zambullirse en las aguas de la bahía Chesapeake, en Maryland. Sufrió una fractura entre la cuarta y quinta vértebras de la columna, que la dejó cuadripléjica. Durante los siguientes dos años luchó contra la ira, la depresión y el deseo de quitarse la vida. No obstante, aprendió a pintar cuadros sosteniendo, entre sus dientes, un pincel. Encontró en esa habilidad una forma de ganarse la vida.
En 1976 alcanzó la fama con su biografía Joni, que vendió millones de copias. Descubrió su verdadera vocación cuando comenzó a dar charlas inspiradoras a otras personas que también luchaban contra serias discapacidades físicas. Eventualmente comenzó una fundación, Joni y Amigos, que desarrolla un ministerio entre personas con necesidades especiales.
Joni es una reconocida autora, con más de cuarenta libros publicados. Su victoria sobre la adversidad y la severa agonía que le produjo el accidente, sin embargo, es el factor que le ha permitido ofrecer un singular aporte a la iglesia: entender de una manera más acertada los misteriosos propósitos del sufrimiento en la vida de los seres humanos.
En uno de sus libros, Cuando Dios llora, comparte una lista de citas de la Palabra que abordan el tema del sufrimiento en la vida del creyente.
1. El sufrimiento es útil para que seamos conscientes del poder sustentador de Dios (Sal 68.19).
2. Dios utiliza el sufrimiento para pulirnos, perfeccionarnos y fortalecernos. También por medio del sufrimiento nos ayuda a que evitemos el pecado (Sal 66.8–9; He 2.10). 3. El sufrimiento permite que la vida de Cristo se manifieste en nuestra carne mortal (2Co 4.7–11). 4. El sufrimiento nos quiebra y torna dependientes de Dios (2Co 12.9). 5. El sufrimiento nos enseña acerca de la humildad (2Co 12.7). 6. El sufrimiento imparte la mente de Cristo (Fil 2.1–11). 7. El sufrimiento revela que Dios está más interesado en el carácter que en la comodidad (Ro 5.3–4; He 12.10–11). 8. El sufrimiento nos enseña que lo mejor de la vida cristiana no es la ausencia de dolor, sino la semejanza a Cristo (2Co 4.8–10, Ro 8.28–29). 9. El sufrimiento puede ser un castigo de Dios por causa del pecado y de la rebelión (Sal 107.17). 10. La obediencia y el autocontrol surgen del sufrimiento (He 5.8; Sal 119.67; Ro 5.1-5, Stg 1.2–8; Fil 3.10). 11. El sufrimiento voluntario es una manera de demostrar nuestro amor hacia Dios (2Co 8.1–2, 9). 12. El sufrimiento es parte de nuestra lucha contra el pecado (He 12.4–13). 13. El sufrimiento es parte de nuestra lucha contra los malvados (Sal 27.12; 37.14–15). 14. El sufrimiento es parte de nuestra lucha por pertenecer al reino de Dios (2Ts 1.5). 15. El sufrimiento es parte de nuestra lucha por el evangelio (2Ti 2.8–9). 16. El sufrimiento es parte de nuestra lucha contra la injusticia (1Pe 2.19). 17. El sufrimiento es parte de nuestra lucha por el nombre de Cristo (He 5.41, 1Pe 4.14). 18. El sufrimiento es una de las formas en las que los justos participan del sufrimiento de Cristo (2Co 1.5; 1Pe 4.12–13). 19. Perseverar en medio del sufrimiento es motivo de recompensa (2Co 4.17; 2Ti 2.12). 20. El sufrimiento nos obliga a vivir en comunidad y a administrar los dones para el bien común (Fil 4.12–15). 21. El sufrimiento une a los cristianos en un propósito común (Ap 1.9). 22. El sufrimiento genera discernimiento y conocimiento, y nos enseña las leyes de Dios (Sal 119.66–67, 71). 23. A través del sufrimiento, Dios cultiva en nosotros un espíritu contrito y humillado, que es lo que él desea (Sal 51.16–17). 24. El sufrimiento nos lleva a disciplinar nuestras mentes y a enfocar nuestra esperanza en la gracia revelada a través de Jesucristo (1Pe 1.6, 13). 25. Dios utiliza el sufrimiento para humillarnos, para luego exaltarnos en el momento oportuno (1Pe 5.6–7). 26. El sufrimiento nos enseña a contar nuestros días para que logremos presentar delante de Dios un corazón sabio (Sal 90.7–12). 27. En ocasiones el sufrimiento es necesario para ganar a los perdidos (2Ti 2.8–10; 4.5-6). 28. El sufrimiento nos fortalece y nos permite consolar a los débiles (2Co 1.3–11). 29. El sufrimiento es insignificante comparado con el valioso conocimiento de Cristo (Fil 3.8). 30. Dios desea establecer la verdad en lo más profundo de nuestro ser y una de las formas en que lo logra es a través del sufrimiento (Sal 51.6; 119.17). 31. Dios promete hacer justicia, en la vida venidera, a favor de quienes han sufrido (Sal 58.10–11). 32. El sufrimiento siempre viene acompañado de una mayor fuente de gracia (2Ti 1.7–8; 4.16–18). 33. El sufrimiento nos enseña a dar gracias en tiempos de dolor (1Ts 5.17, 2Co 1.11). 34. El sufrimiento aumenta la fe (Jer 29.11). 35. El sufrimiento le permite a Dios manifestar su cuidado (Sal 56.8). 36. El sufrimiento extiende nuestra esperanza (Job 13.14–15).
Tomado del apéndice de Cuando Dios llora, Editorial Vida, 2000. Todos los derechos reservados. Se usa con permiso.