¿Qué es lo que se requiere para que un hombre reconozca la grandeza de Dios y decida someterse a El? ¿Cuántas evidencias son necesarias para convencerle? El caso del faraón egipcio nos muestra hasta dónde puede llegar la incredulidad y la dureza de corazón del hombre. Su necedad resultó en una gran disminución de su poder e influencia. Además, fue la causa de la pérdida de su propio hijo, juntamente con los hijos de las demás familias de su reino.
La superioridad del poder de Jehová sobre los dioses egipcios, el faraón y su pueblo, ya había sido manifiesta. Hasta este punto, nueve plagas habían caído sobre Egipto como evidencias de Su poder.
El corazón del faraón se había endurecido ante el llamado de Dios a dejar salir a Su pueblo para que le adorasen. Ante tal actitud, Dios decidió mandar una última plaga para que reconocieran Su autoridad y se sometieran a El. Esta plaga provocaría la muerte de los hijos primogénitos de los egipcios. Dios utilizó una vez más a Moisés para anunciar el juicio que se avecinaba y sus consecuencias.
LA MUERTE DE LOS PRIMOGENITOS 11:1–12:51
La Advertencia 11:1–8
Moisés le advirtió al faraón que Dios daría muerte a los hijos primogénitos de cada familia en Egipto. Este juicio le convencería para dejar salir al pueblo de Israel (11:1).
Antes de partir, los israelitas les pidieron a sus vecinos alhajas de plata y oro. Dios había preparado a los egipcios para que accedieran de buena gana ante lo que se les pedía (11:2–3).
Dios dispuso pasar a la media noche por todo Egipto, quitando la vida a los hijos primogénitos de todas las familias y de su ganado (11:4–6). Sin embargo, habría un medio de salvación para las familias de Israel que confiaban en Dios: un sacrificio de sangre. De manera que no habría daño alguno para los israelitas. Esta distinción demostraría claramente que Jehová era el Autor del juicio y que Israel era Su pueblo (11:7). Después de observar tan clara evidencia del poder de Dios, el pueblo egipcio reconocería a Jehová y a Su mensajero, y por ende, les pedirian que se fueran de inmediato (11:8).
La Causa 11:9–10
Exodo señala dos causas del juicio sobre Egipto. La primera causa, y la más obvia, era la manifiesta rebeldía del faraón hacia el Dios del universo. Rechazó Su autoridad, a pesar de las evidencias tan claras de Su poder. Había suficientes evidencias para demostrar la superioridad de Jehová sobre las divinidades de los egipcios. Pero a pesar de las abundantes pruebas, el faraón rehusó someterse a Su autoridad. La segunda causa de este trato de Dios para con Egipto tenía que ver con el propósito de Dios. El quiso usar estos eventos para manifestar Su poder y mostrar Su gloria.
“FARAON NO OS OIRA,
PARA QUE MIS MARAVILLAS
SE MULTIPLIQUEN…”
Estas dos causas coincidieron. El faraón fue juzgado a causa de su propia rebeldía. No quiso reconocer la autoridad de Dios ni someterse a ella. Al mismo tiempo, Dios utilizó al faraón como un medio para honrar Su nombre. Podemos ver dos aspectos de la soberanía de Dios. El faraón, a pesar de sus esfuerzos, no pudo obstaculizar los planes de Dios. Más bien se prestó como instrumento, que en manos de Dios resultó en el logro de Su voluntad divina. Sin embargo, el faraón no pudo haberle atribuido la responsabilidad de sus actos a Dios, diciendo que fue obligado por El a actuar contra su propia voluntad. El faraón hizo lo que él quiso. Al actuar en forma negativa, Dios endureció cada vez más su corazón; de hecho, fue así como Dios cumplió Su voluntad, a pesar del poder del monarca, éste pagó el precio de su propio pecado.
¡PENSEMOS! |
¿Utiliza Dios a hombres rebeldes hoy en dia para lograr Sus propósitos? Señale algún caso donde le parezca que haya sido así. ¿Cómo fue Dios glorificado? ¿Qué resultados experimentó el hombre rebelde? |
¿Qué podemos aprender de estos ejemplos? ¿Cómo debemos responder ante tales situaciones? |
Dios manifestó claramente Su poder sobre la vida y la muerte. A pesar de las evidencias, el faraón siguió rechazando las verdades que ante él se habían manifestado, Endureció su corazón y se condenó |
Existen muchas personas hoy en día que conocen la verdad, están conscientes de su pecado y saben que Cristoles ofrece salvación si confían en El. Sin embargo, a pesar de todo, le rechazan. Si no creen en El, se endurecerán sus corazones, y, por consiguiente, serán condenados. En el juicio se identificarán con el faraón. Si usted no ha aceptado a Cristo como su Salvador, ¿quisiera hacerlo ahora? Jesucristo dio Su vida para darnos vida eterna junto con El. |
La Preparación 12:1–13
Aunque la Pascua representó un juicio sobre el pueblo egipcio, también tenía el propósito de probar la fe y la obediencia de Israel hacia Dios. El pueblo de Israel sería librado del juicio solamente si obedecía las instrucciones anunciadas. Dios tenía el control de todo y Su redención tendría que llevarse a cabo de acuerdo a las condiciones que El había establecido.
LA REDENCION DIVINA SIEMPRE SE LOGRA
CONFORME A LAS CONDICIONES
QUE DIOS ESTABLECE
La redención de Israel estaba basada en el sacrificio de un cordero sin defecto y la aplicación de su sangre a la puerta de sus casas. El cordero tenía que ser perfecto para que Dios lo aceptara. Este animal sacrificado vendría a ser un sustituto por el primogénito de cada familia, mismo que merecía morir por su pecado. El cordero pues, representaba a Cristo. Ningún pecador podría morir por el pecado del hombre. Sólo Jesucristo, el Cordero sin defecto, pudo hacerlo.
La sangre era una señal para ellos. Dios no les salvó de los egipcios por ser mejores que ellos, sino porque le creyeron y se sometieron a Su autoridad. Al ver la sangre, Dios pasó de largo; en cambio, donde no había sangre, Dios quitó la vida a los primogénitos.
Israel, de suyo, no merecía la salvación. Eran tan pecadores como los egipcios. No obstante, Dios, por medio de Su gracia, les salvó a través de la sangre derramada de un cordero. Jehová les dijo que aceptaría esta sangre para preservarles la vida. Los que confiaron en Su Palabra, mataron al cordero y marcaron con sangre sus puertas, como les fue indicado. Así, Dios les salvó del juicio.
También a nosotros Dios nos pide esta clase de fe. No merecemos Su salvación. Sin embargo, la sangre de Cristo basta para pagar el precio de nuestro pecado. Si confiamos en lo que Dios dice, podemos aceptar a Cristo y recibir Su salvación en base a Su gracia. ¿Quisiera aceptarle hoy? Dios ha dicho que al ver la sangre, El estará satisfecho. Su juicio pasará de largo, ya no habrá condenacion. ¡Qué seguridad nos ha prometido! Podemos descansar en El.
LA SALVACION DEL HOMBRE
NUNCA SE HA BASADO EN SU PROPIO MERITO
Además de la ilustración de la salvación, el Exodo nos enseña que Dios no lleva a cabo Su voluntad conforme a nuestros deseos o nuestros planes. El la cumple a Su manera. Exige que para recibir Su bendición, confiemos en El y obedezcamos Sus mandatos. Al someternos a Su plan revelado, Dios lleva a cabo Su voluntad en nosotros. Quiere bendecirnos, pero espera hasta que hayamos cumplido con las condiciones que El mismo ha establecido.
¡PENSEMOS! |
¿Cuáles son algunas de las condiciones que Dios demanda de Sus hijos, con que no siempre cumplimos y que impiden Su bendición en nuestras vidas? ¿Qué debemos hacer en tales casos? ¿Puede pensar en alguna área de su vida donde debería cambiar algo para experimentar la bendición de Dios? ¿Qué cambio le está pidiendo Dios? ¿Qué debe hacer? |
Un Recuerdo 12:14–27a
La fiesta de la Pascua (12:14–16) y la fiesta de los panes sin levadura (12:17–20) se establecieron para recordarle a Israel que Dios les había redimido de Egipto. La levadura era necesaria para hacer el pan común y corriente. Sin embargo, al usar la levadura que habían traído de Egipto era un testimonio continuo de su dependencia de ellos. La levadura ilustraba su dependencia de Egipto; ilustraba su relación con el pasado y las costumbres de ese pueblo. Por esa razón, al deshacerse de ella y no usarla por siete días, empezarían de nuevo, rompiendo totalmente su relación y dependencia de los egipcios.
El mismo procedimiento que Moisés indicó hacer a los israelitas la noche de la Pascua (12:21–23), debía repetirse cada año para conmemorar la protección divina al redimirles de Egipto (12:24–27a). De esta forma los niños podrían aprender de la obra que Dios había hecho por ellos.
¡PENSEMOS! |
¿Cuál era el propósito principal de la celebración de la Pascua? La Pascus y la fiesta de los panes sin levadura son conmemoraciones de la obra de Dios en la historia de Israel. ¿Tendrá la iglesia un recuerdo semejante? ¿En qué consiste? ¿Para qué sirve? |
La dependencia de Israel se manifestaba con la levadura que provenía de Egipto. Tenían que aprender a depender únicamente de Dios. Por esta razón debían desechar la levadura. Dios desea que nuestras vidas dependan totalmente de El y que no haya nada que nos mantenga atados a las prácticas del pasado en nuestras vidas. ¿Cómo debe aplicar esta verdad a su propia vida? |
La Realización 12:27b–30
Israel adoró a Dios como respuesta a la promesa cumplida por El y se dispuso a obedecerle y cumplir Sus mandamientos. Conforme con lo anunciado, a la media noche, Dios hirió a todo primogénito en Egipto. Todo el país guardó luto por sus muertos.
Los Resultados 12:31–41
Finalmente, como resultado de este juicio, el faraón se rindió; les permitió salir de Egipto. Todos los egipcios deseaban que los israelitas salieran pronto, antes de que sucediera algo peor (12:31–34). Antes de salir, los israelitas pidieron ropa, plata y oro. Los egipcios no vacilaron para ayudarles y darles lo que pedían, ya que Dios, de antemano había preparado sus corazones (12:35–36).
Dios cumplió Su promesa al sacar a Su pueblo después de 430 años de permanecer allí (12:37–41). Habían entrado únicamente setenta hombres, pero salieron alrededor de 600,000, además de sus familias y posesiones.
Dios los había preparado en Egipto para una nueva vida. Los engrandeció. Los preparó para que vivieran como una nación en la tierra que les había prometido.
Los Requisitos 12:42–51
Dios les dio algunas normas para las futuras celebraciones de la Pascua. Sólo podrían participar en la fiesta las familias en las cuales los varones habían sido circuncidados. Se supone que todo israelita ya habría cumplido con esta señal. Los extranjeros incircuncisos quedarían excluidos. Desde luego que un extranjero podía ser circuncidado y así participar también. De esta manera los advenedizos podían llegar a identificarse con el pueblo de Dios.
Debido a que la circuncisión era una señal que caracterizaba a quienes sostenían una relación con Dios por medio de los pactos, solamente las personas circuncidadas gozaban del derecho de participar en la celebración. La fiesta reunía exclusivamente a quienes a través de los pactos, habían entablado una relación con Dios.
EL RECUERDO ESTABLECIDO 13:1–16
Después de la descripción de los eventos de la primera Pascua y la salida de Israel de Egipto mediante la mano poderosa de Jehová, antes de iniciar su peregrinación hacia la tierra prometida, Moisés explicó los procedimientos que Dios había establecido para recordarles Su obra en favor de ellos.
La Consagración de los Primogénitos 13:1–2
Cada primogénito de Israel tenía que ser considerado como propiedad de Dios. El primogénito israelita era tan digno de la muerte como el primogénito egipcio. Sin embargo, Dios había provisto salvación del juicio para los primeros. Por esa razón, todos los primogénitos le pertenecían a El.
TODOS LOS PRIMOGENITOS
PERTENECEN A DIOS
La Celebración de la Pascua 13:3–10
El pueblo de Israel tendría que celebrar la Pascua cada año como recordatorio de que Dios les había librado de la esclavitud en Egipto. La fiesta respresentaba un continuo recuerdo de este evento. A causa de la gran obra de Dios en su favor, ellos son Suyos, deben someterse a El. La fe y la obediencia son requisitos indispensables.
LE CONTARAS A TU HIJO:
“SE HACE ESTO CON MOTIVO DE
LO QUE JEHOVA HIZO CONMIGO”
SERA COMO UNA SEÑAL…
PARA QUE LA LEY DE JEHOVA ESTE EN TU BOCA
La Contribución por los Primogénitos 13:11–16
Puesto que todos los primogénitos pertenecían a Dios, los israelitas tenían que pagar un precio por cada uno de ellos. Los niños y los animales mayores tenían que ser compensados con el precio del sacrificio de un cordero. En el caso de los animales más pequeños, se requería asimismo del sacrificio del primogénito para Jehová. La redención de los primogénitos era un símbolo para recordarles que todo lo que tenían pertenecía a Dios; sin la intervención divina, ellos hubieran permanecido esclavos bajo el yugo egipcio.
¡PENSEMOS! |
La historia del éxodo, con los recordatorios posteriores, demuestra la gran deuda que tenemos para con Dios. El no nos libró de la esclavitud para que hiciéramos lo que nos diera la gana. Nos libró de la esclavitud para que le sirviéramos. |
Dios le hizo a Israel varios recordatorios de que todo lo que tenían le pertenecía a El. Pagaron el precio del primogénito para demostrar que El es el dueño de todo. ¿Cuánto ha hecho Dios por nosotros? ¿Cuánto le debemos? ¿Cuánto le debemos dar? |
Considere su propia vida por un momento: ¿Qué quiere Dios que usted le dé como reconocimiento de que todo se lo debe a El? ¿Le ha estado pidiendo algo a usted? ¿Qué es? ¿Por qué no se decide a dárselo hoy mismo? |
Porter, R. (1986). Estudios Bı́blicos ELA: Comprados por Dios (Exodo) (37). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.