Adversidad en el Camino Números 20:14–22:1
Dios utiliza los infortunios para fortalecer a sus hijos, preparalos para que descansen confiadamente en su poder, para que sigan avanzando hacia la meta que tiene preparada para ellos y para que alcancen la madurez espiritual. Este principio de por qué el Señor permite que pasen ciertas cosas en nuestra vida se aplica igualmente a los días de Moisés como a los nuestros.
Cuando se acercaban a la meseta de Moab de donde entrarían a la Tierra Prometida, Dios puso los últimos escollos en el camino de los judíos para equiparlos debidamente antes de que la poseyeran. Su deseo era que aprendieran a depender de él para obtener todo lo que les hiciera falta, incluyendo el vencer a sus enemigos por poderosos que éstos fueran. Estas lecciones les serían de provecho para enfrentar los nuevos retos que sin duda encontrarían.
LA LLEGADA A EDOM 20:14–21
La petición 14–17
El viaje de Israel por el desierto terminó con la jornada de Cades a la meseta mencionada, de donde planeaban cruzar el Río Jordán y entrar en Canaán. Forzosamente tenían que transitar por el camino real, que cruzaba la tierra de Edom. Los habitantes de esa región eran descendientes de Esaú, el hermano de Jacob, por lo que existía cierto parentesco entre ellos. Debido a su origen común, esperaban que esa nación les ayudara, porque también conocían perfectamente las promesas divinas hechas a los judíos.
Moisés envió sus mensajeros al rey de Edom para pedirle permiso de pasar por su territorio, informándole de lo que les había pasado en los últimos casi quinientos años de permanencia y esclavitud en Egipto. El rey debe haber investigado la exactitud de lo dicho po el líder, para estar seguro de su trasfondo y de su vínculo sanguíneo.
En su misiva, Moisés relacionó a las dos naciones como hermanas, diciendo que en medio de los pobladores de esa tierra, que ignoraban al Altísimo, ellos tenían la misma procedencia y el mismo Dios de Abraham, su antepasado, quien obedeciendo el mandato divino, había salido de la incrédula Ur para obtener una nueva tierra ofrecida por el Señor. Por lo tanto, les pidió que se asociaran como parientes que eran, para hacer un frente común contra los paganos que les rodeaban.
En resumen, el siervo de Dios declaró todas las vicisitudes que habían pasado desde que Israel salió para Egipto, donde pasaron más de cuatrocientos años sufriendo el maltrato y la explotación. Añadió que habían clamado a Jehová y él los había escuchado, sacándolos de la opresión.
Su petición concreta era que les dejaran cruzar su tierra en paz. Prometieron no hacerles daño ni tocar nada de sus frutos; ni siquiera tomarían agua de sus pozos. Sólo requerían pasar por el camino principal.
La negación 18–21
No obstante lo expresado por Moisés, los edomitas escogieron mejor ser considerados como descendientes únicamente de Esaú e identificarse con sus vecinos, en lugar de apoyar a Israel y reconocer al único Dios verdadero. Su respuesta fue negativa y se unieron con sus enemigos para combatirlos.
Esta actitud no estaba motivada por la prudencia o el miedo de que Israel les perjudicara, sino que era una evidencia más de la larga enemistad que había comenzado con los hermanos Esaú y Jacob. Este último había despojado al primero de su primogenitura y la bendición de su padre Isaac. Este relato está consignado en el libro de Génesis.
Ese antagonismo continuó a través de todo el Antiguo Testamento, resultando al fin en el castigo divino contra ese país por su continua propensión a hostilizar a los judíos. Esto lo expresó el profeta Abdías en el libro que Ileva su nombre; el juicio se Ilevó a cabo porque cuando se esperaba que defendieran al pueblo hermano, y conociendo del amor que Dios les tenía, se aliaron con los impíos. El Señor nunca olvidó esa ofensa.
¡PENSEMOS! |
¿Qué deberia haber hecho Edom en las cicunstancias descritas? ¿Es posible que nosotros actuemos de forma semejante con nuestros hermanos en Cristo? ¿Cómo? ¿Qué debemos hacer para asegurarnos de no cometer un acto parecido al de Edom contra algún hermano? |
El rey de Edom mandó un poderoso ejército para asegurarse de que no pasaran por sus propiedades. Con la ayuda de Dios, es seguro que Israel hubiera podido vencerlos con facilidad como a las otras naciones que encontraron posteriormente. Sin embargo, por ser pueblos hermanos, Dios les había advertido que no pelearan contra ellos (Deuteronomio 2:1–5). La negación del permiso los obligó a tomar una ruta más larga rodeando ese territorio que les tomó mucho tiempo.
LA MUERTE DE AARON 20:22–29
Al seguir el camino más largo, Ilegaron al monte de Hor donde murió Aarón. Al igual que Moisés, no se le permitió entrar a Canaán, porque habí actuado igual que su hermano en Meriba (24; 20:9–12). Desde la perspectiva humana, la rebelión contra la voluntad expresa de Dios, produjo este resultado, pero desde la divina, la tarea de guiar al pueblo correspondería a una nueva generación de líderes.
Este plan se confirmó con la investidura de Eleazar como sumo sacerdote. La selección de este hijo de Aarón sirvió para confirmar que el puesto sería transmitido a sus descendientes para siempre. Todo el pueblo fue testigo de cómo Aarón subió al monte juntamente con Moisés y Eleazar; y cómo regresaron, este úitimo sin su padre, pero vestido con el traje sacerdotal. Al darse cuenta de la manera en que se había cumplido la palabra divina respecto al sacerdocio, la congregación lamentó su muerte por treinta días.
LA DERROTA DE LOS CANAANITAS 21:1–3
El rey de Arad fue el primer gobernante canaanita que se interpuso, atacándolos y tomando algunos prisioneros. Los judíos clamaron a Dios y le hicieron un voto y el Señor prometió destruir a sus enemigos completamente, incluyendo a todas sus ciudades. Esta primera batalla sirvió para demostrarles lo que podían esperar en su conquista de la región. Dios les daría la victoria y ellos debían arrasar a esos pueblos totalmente.
El lugar donde se Ilevó a cabo este triunfo era muy significativo. Caurenta años antes los amalecitas y cananeos los habían derrotado precisamente allí, cuando intentaron Ilegar a la Tierra Prometida a pesar de la negativa de Dios, habiéndose rehusado a confiar en él. Ahora, contaban con su apoyo, su presencia en las batallas, y su bendición incondicional. Ya había terminado el período de juicio y él estaba cumpliendo su promesa de que les iba a Ilevar a su heredad sanos y salvos. El nombre que se le dí a ese sitio fue para dar testimonio de lo sucedido: Horma quiere decir “destrucción”. Se le llamó así para conmemorar la obra realizada por el Señor a favor de ellos.
EL RODEO A EDOM 21:4–9
La última vez que el pueblo expresó descontento acerca de la comida que Dios les enviaba y del liderazgo de Moisés, surgió cuando rodeaban el territorio de Edom. Describieron el maná diciendo: tenemos “fastidio de este pan tan liviano” (otra traducción dice: “este alimento tan miserable”). Una vez más indicaron que preferirían regresar a Egipto que seguir en el desierto. Por lo tanto, tuvieron que sufrir las consecuencias de su actitud negativa.
A pesar de las claras manifestaciones y bendiciones de Dios se lamentaron otra vez. Para castigarlos, Dios envió serpientes venenosas para que los diezmaran por medio de sus mordeduras; muchos perecieron en este juicio.
El pueblo se arrepintió y confesó su pecado, acudiendo a Moisés para pedir su intervención a favor de ellos. Como resultado de ello, Dios proveyó a su líder con una serpiente de bronce ardiente puesta sobre un asta para que el que fuere mordido y mirare a ella, viviera. La serpiente no tenía ningún poder especial para curar. Sin embargo, quien creyera en la palabra que había dicho Jehová su Dios, sanaría. Este era un acto de fe individual y personal.
El Señor Jesucristo utilizó este ejemplo para enseñar a Nicodemo (Juan 3:14–16), que así como había sucedido con Israel en el desierto en los días de Moisés, le era necesario tener fe en él como Hijo de Dios, para poder recibir la vida eterna, porque el Señor mismo lo había levantado sobre la cruz, para que cualquiera que confiara en él, la obtuviera. En lugar de murmurar contra Dios por lo que carecían, Israel debía aprender a confiar en él y agradecerle lo que ya tenían por gracia.
ASI COMO LOS ISRAELITAS QUE ERAN
MORDIDOS POR LAS SERPIENTES
TENIAN QUE CONFIAR Y MIRAR
HACIA LA SERPIENTE DE BRONCE,
ASI NOSOTROS DEBEMOS CREER EN
JESUS PARA OBTENER SALVACION
EL VIAJE DE OBOT A PISGA 21:10–20
Después continuaron su viaje y la Escritura menciona los lugares donde establecieron sus campamentos, hasta llegar al área de Moab. Una vez más les faltó el agua, sólo que no se menciona que se hayan lamentado. Más bien parece que esta vez Dios no esperó a ver cómo reaccionaban ante el problema, sino que tomó la iniciativa para dárselas (16) diciendo a Moisés que los reuniera alrededor del pozo de Beer para que recibieran esta bendición (compare Isaías 65:24). A raíz de eso, con gran gozo elevaron un cántico de alabanza a Dios.
DIOS PROVEE EL AGUA NECESARIA
PARA SATISFACER LA SED
DE SU PUEBLO
¡PENSEMOS! |
Tal como lo hizo con su pueblo durante los años que pasaron en el desierto, Dios provee hoy todo lo que necesitamos. ¿Nos da maná y agua así como lo hizo en aquel tiempo? ¿ En qué formas suple lo que requerimos? |
LA VICTORIA SOBRE LOS AMORREOS 21:21–32
La oposición de los habitantes de aquella región aumentó a media que avanzaban. Primero fueron los amorreos y después los basanitas, quienes intentaron frenar el progreso de los judíos, pero fueron derrotados. Dios estaba cumpliendo de diversas maneras la promesa hecha a Abraham en Génesis 12:1–3 diciendo que los que bendijeren a Israel, recibirían bendición; pero quienes los hostilizaran, sufrirían las consecuencias.
La petición rechazada 21–23
Una vez más tuvieron que solicitar permiso para cruzar por el territorio de Sehón, rey de los amorreos, y enviaron mensajeros pidiendo que los dejara pasar por el camino real, ofreciendo las mismas seguridades que habían presentado a Edom; no tocarían su comida, ni su agua, ni se desviarían. El rey denegó la petición y salió con un ejército para pelear contra ellos.
La retribución 24–32
Dios los dirigió en la batalla e Israel obtuvo una gran conquista. Tomaron posesión de toda la comarca hasta la frontera con los amonitas y habitaron en sus ciudades. Se publicó un proverbio en cuanto a la devastación efectuada entre los amorreos para recordarles lo que el Altísimo había hecho por ellos.
LA VICTORIA SOBRE BASAN 21:33–22:1
Cuando los basanitas intentaron detenerlos, también fueron vencidos. El rey Og guerreó con todo su pueblo pero el Señor prometió que estaría con ellos para derribarlos; pues de antemano los había entregado en sus manos. El resultado final fue la eliminación total de Basán, e Israel se adueñó de sus propiedades.
DIOS VENCE A LOS ENEMIGOS QUE
QUIEREN DESTRUIR A SU PUEBLO
Con la protección evidente de Dios, Israel llegó a la entrada de la Tierra Prometida y se detuvieron frente a Jericó. Allí pernoctaron unos días para prepararse a tomar la tierra que fluía leche y miel.
Dios había demostrado en muchas ocasiones durante los cuarenta años pasados, que pelearía a favor de ellos y que proveería a todas sus necesidades; que los bendeciría y cumpliría cabalmente todas sus promesas. Lo único que tenían que hacer era confiar en él, porque nadie podría hacerles daño.
¡PENSEMOS! |
Así como Dios protegió a su pueblo de sus enemigos, cuida de nosotros porque somos sus hijos también. El Nuevo Testamento revela que estamos participando en una lucha espiritual. ¿Qué significado tienen las promesas de Dios en medio de esta guerra? ¿Qué ayuda podemos esperar de él? |
Este estudio nos ha mostrado la manera en que el Señor utilizó varios obstáculos para enseñar a su nación que podía confiar en él plenamente para Ilenar toda necesidad y para que vencieran a sus enemigos. ¿Cuáles son las barreras que se nos presentan hoy en día? ¿Cómo puede Dios manifestarse a nosotros para hacer lo que hizo con Israel? ¿Qué quiere Dios que usted aprenda de las dificultades? ¿Cómo debe responder a ellas? ¿Qué debe hacer esta semana al respecto? |
Porter, R. (1989). Estudios Bı́blicos ELA: Fracaso en el desierto (Numeros) (67). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.