Reiniciación de los Preparativos Números 25–30

Hay un dicho que afirma: “Quienes no aprenden de la historia, están destinados a repetirla”. Este postulado se cumplió con la generación que llegaba a las puertas de la Tierra Prometida en los días de Moisés, y se sigue aplicando para nosotros el día de hoy. Al continuar la narración del libro de Números, el autor consigna un aspecto sumamente triste de lo acontecido a Israel. Al comparar el comienzo del libro con su epílogo, notamos que tuvieron que reiniciar todos los preparativos que se requerían para que pudieran tomar posesión de su heredad, pues los habían olvidado completamente al vagar por el desierto.

Los sobrevivientes tuvieron que regresar a Cades y empezar de nuevo. Un viaje que habría podido hacerse en poco tiempo, a lo más en once días, duró cuarenta años a causa de la incredulidad y desobediencia de los israelitas que habían iniciado el éxodo. Sin embargo, a lo largo de este tiempo, Dios permaneció fiel a sus promesas. Había ofrecido darles un territorio que fluía leche y miel y lo estaba cumpliendo a pesar de todo; los había protegido y había provisto todas sus necesidades. ¡Ni siquiera habían tenido que preocuparse de comprar zapatos!

Había Ilegado el momento de hacer un repaso final de lo sucedido. ¿El fracaso les había enseñado la lección más importante de sus vidas? ¿Habían aprendido a confiar en Dios y su poder para hacerlos entrar en su nueva patria cuando él lo indicara?

PREPARACION ESPIRITUAL 25

Israel tuvo que enfrentarse a la tentación más común que el enemigo espiritual del hombre utiliza para hacerlo desviarse de Dios. Esta amenaza ha existido en todas las épocas; ya la habían conocido antes, y se volvería a repetir en muchas otras ocasiones, aun hasta el día de hoy. Los judíos se sintieron atraídos por las hermosas mujeres paganas de los pueblos aledaños, quienes primero los seducían físicamente y después los obligaban a seguirlas en sus prácticas religiosas.

La idolatría de Israel juzgada 1–5

La sección anterior del libro termina cuando Balaam sale del escenario después de emitir su profecía. Aparentemente, ya había terminado se participación. No obstante, basados en otros dos pasajes escriturales, nos damos cuenta de que su intervención más significativa estaba todavía por ocurrir. 2 Pedro 2:15 alude al problema del falso profeta diciendo que codiciaba “el premio de la maldad”. Por eso había accedido a acompañar a los mensajeros de Balac; porque pretendía de alguna manera combinar la obediencia a Dios y la ganancia que se le ofrecía.

Números 31:15–16 muestra que Balaam encontró la manera de desencadenar la ira de Jehová contra su pueblo, y haciendo uso de sus artimañas, propició que fueran derrotados por los moabitas. Fue él quien aconsejó a estos últimos que mandaran a las doncellas más bonitas para que atrajeran a los hombres de Israel y una vez enamorados, los hicieran compartir los ritos a Baal-peor para que Dios los castigara.

El autor pinta este triste cuadro relatando las consecuencias lamentables que esta estrategia inspirada por la maldad trajo a los judíos. Las jóvenes moabitas se prestaron a la seducción y ellos cayeron en la trampa, prostituyéndose con ellas (25:1). Cuando ya los tenían en sus redes, los incitaron a que asistieran a sus rituales (25:2), a que se identificaran con sus dioses, y a que se inclinaran a ellos. El furor del Señor se encendió y los disciplinó (25:3).

Ordenó la muerte de los príncipes del pueblo y de todos aquellos que habían decidido unirse al culto a Baal-peor (25:4–5). Debido a la sugerencia de Balaam, murieron veinticuatro mil israelitas, a unque al final no logró el cumplimiento total de su plan. La gracia y la fidelidad de Dios se mantuvieron incólumes, garantizando que se cumpliría la promesa.

Satanás ha aprendido que no es fácil destruir la obra de Dios por medio de la persecución. Al contrario, en la mayoría de los casos, ésta conduce al crecimiento de los que siguen al Señor. Entonces, su estratagema favorita es la que utilizó en el relato que nos ocupa; envía mujeres atractivas para que con su belleza desvíen a los hijos de Dios, y después los aparta definitivamente de la influencia divina.

El enemigo de nuestras almas ha usado esta táctica con muy buenos resultados en todos los tiempos. El mundo aprovecha la hermosura externa y el sexo para vender cualquier cosa. Trata de comunicar el concepto de que el placer carnal es lo más importante para la felicidad del hombre, tratando de distraernos de la verdadera fuente de paz y ventura en la vida.

Muchas religiones y sectas usan este mismo principio. Envían a sus mujeres más bellas para “evangelizar” a los cristianos auténticos. Los resultados de esto, son los matrimonios mixtos que se realizan entre cristianos e incrédulos, y que impiden que sirvamos a Dios como él quiere.

Hemos visto que este sistema planeado por Satanás Ilega al extremo en que líderes claves en el ministerio han sido atrapados por la sensualidad femenina. Personalmente conozco a varios pastores y otros dirigentes que han perdido su comunión con los creyentes y el Señor porque han caído en este ardid. Este peligro no se limita sólo a los hombres, sino que alcanza también a las cristianas activas en la obra. Sin embargo, el blanco principal es el sexo masculino, y en especial quienes encabezan las iglesias. Debemos estar alertas para descubrir estos ataques satánicos y pedir la protección divina. No permitamos que el enemigo gane la victoria.

Para prepararse espiritualmente, Israel tenía que purificar su campamento. Antes de que pudieran recibir la bendición de Dios, conforme a su pacto, debían resolver el caso de los que se habían involucrado en la idolatría.

Un israelita es matado al ser sorprendido con una madianita 6–9

Cuando Moisés todavía estaba hablando con los jueces sobre qué medidas debían tomarse respecto a esta situación, uno de los príncipes Ilegó con una madianita al campamento con el propósito de presentarla a sus padres. Al verlo Finees, hijo del sumo sacerdote Eleazar, tomó una lanza y entrando en la carpa donde estaban, los mató en el mismo instante.

Dios aceptó este acto como contrición oficial de toda la congregación; como manifestación del remordimiento que sentían por su pecado. De inmediato suspendió la plaga que había enviado contra ellos.

El pacto de paz con Finees 10–13

Además del valor nacional que se dio a la acción de Finees, el Señor lo recompensó personalmente haciendo un pacto de paz con él y su descendencia, por medio del cual le garantizó un sacerdocio perpetuo, pues reconoció su celo, parecido al de Jehová mismo. Este personaje apreció lo acontecido desde la perspectiva divina, y mostró un interés especial en guardar intacta la gloria del Altísimo. En su afán por complacer únicamente a Dios, Finees contribuyó a la expiación de todos los judíos. Salmos 106:30–31 añade que èsta manifestación de entrega le fue contada por justicia.

FINEES VIO EL PROBLEMA DEL PECADO

DESDE LA PERSPECTIVA DE DIOS

Y SE PREOCUPO POR PRESERVAR

LA GLORIA DE JEHOVA

¡PENSEMOS!
¿Qué actitud mostramos en cuanto al pecado y la gloria de Dios? ¿Somos diligentes en preservar el honor del Señor? ¿Nos preocupa la presencia de la maldad?
¿Qué podemos hacer contra ésta en la iglesia? ¿Y en nuestra propia vida? ¿Habrá algo que Dios quiera que usted haga basado en este pasaje?

Los nombres de los muertos 14–15

Cuando se tratan actos bochornosos en la Biblia, algunas veces se omiten los nombres para evitar la vergüenza a las generaciones posteriores, pero en este caso, no fue así, sino que se grabaron los de las dos personas que intervinieron en él para que les recordaran en el futuro las tácticas que usa el enemigo. Asimismo, para que nunca olvidaran el mal que había venido sobre ellos por su causa y que casi los destruye por completo y para que entendieran el por qué de la hostilidad permanente hacia los madianitas y moabitas.

La orden de atacar a los madianitas 16–18

Para castigar el acto de hacer caer su ira contra sus hijos, Dios ordenó que desde ese día consideraran a los madianitas como enemigos irreconciliables a quienes debían atacar y matar. Fue así como culminó la preparación espiritual del pueblo para que entrara en su heredad.

PREPARACION ADMINISTRATIVA 26–27

Censo de la fuerza militar 26:1–51

Se hizo para tener una base para efectuar la organización administrativa. Este conteo manifiestó que el juicio divino no había disminuido apreciablemente el número de israelitas capaces de enfrentarse a los canaanitas. Aunque la generación anterior había muerto, el tamaño del ejército quedó casi igual que antes; era insuficiente, y no podían confiar en sus fuerzas para vencer a sus enemigos sin el auxilio de Dios.

Dentro del informe, encontramos un breve recuento de la disciplina que habían recibido los que se habían sublevado contra los designios del Señor, a manera de recordatorio a sus descendientes. Se repite la historia de la rebelión dirigida por Datán y Abiram y sus trágicas consecuencias (9–11) y se menciona la muerte de Er y Onán, hijos de Judá que habían fallecido en Canaán, por no haberse sometido a las normas establecidas por Dios (19).

Reglas para la división del territorio 26:52–56

Dios dio instrucciones para que distribuyeran equitativamente la tierra que iban a recibir. Se basaría en el número de personas por familia según la tribu a la cual pertenecieran, y echando suertes. No se seguirían los procedimientos políticos que caracterizaban a los paganos, que invariablemente favorecían a los más poderosos o ricos. En el pueblo de Dios, el reparto se haría con honradez y justicia.

Número de los levitas 26:57–62

También estos fueron contados. En este caso, el número casi no había cambiado. Había veintitrés mil varones de un mes para arriba, lo que significaba que se habían añadido mil durante los cuarenta años pasados (3:39). Fueron considerados aparte, porque no participarían en el repartimiento. No les correspondía tener terrenos, sino vivir de los diezmos que la gente trajera al templo.

Cambio de generaciones 26:63–65

Al concluir esto, se hizo la observación de que ya no quedaba nadie de la generación anterior, que había sido enumerada por Moisés y Aarón en Sinaí; todos habían muerto, tal como Dios había prometido. Sólo quedaban Caleb y Josué, quienes habían tratado de animar a los israelitas a que confiaran plenamente en Dios y que siguieran adelante. Durante todos estos años, habían tenido que esperar su recompensa por causa de la incredulidad y desobediencia de sus hermanos.

Garantía de la herencia familiar 27:1–11

A estas alturas, se presentó un problema especial tocante a las leyes de la herencia originado por las hijas de Zelofehad. Debido a que su padre había muerto sin dejar descendiente varón, no tenían derecho a lo que les correspondía. A raíz de ello, Dios estableció las leyes de sucesión.

En caso de que un padre muriera sin hijos, su posesión pasaría a su hija, pero si no la tuviera, se traspasaría a sus hermanos. Si no los hubiera, se le daría a los hermanos de su padre. A falta de ellos, pasaría al pariente más cercano en su familia. Esta norma garantizaría que la propiedad quedara en la familia designada. Tampoco podrían negociar con ella, para evitar que se enriquecieran algunas personas de mayor poder en el pueblo.

Cambio del liderazgo 27:12–23

El último paso en la preparación administrativa fue la designación de un nuevo líder. Dios aseguró a Moisés que no había olvidado el castigo que le había prometido por desobedecerlo en Meriba (20:2–12). Lo envío a la región montañosa de Abarim para que desde allí viera la Tierra Prometida y la fidelidad divina cumplida. Después moriría (27:12–14).

Al acercarse su última hora, Moisés pidió al Señor que nombrara a alguien que condujera a la muchedumbre a la nueva patria. No deseaba dejar esta decisión a la voluntad del pueblo ni confiaba en sí mismo para seleccionarlo; debía llenar dos requisitos:

  1. que fuera elegido por Dios; y
  2. que actuara como un verdadero pastor, de modo que sus hermanos no fueran como ovejas sin tener quien los cuidara (27:15–17).

El Señor contestó la oración de Moisés señalando a Josué como su sucesor. Lo describió como alguien que estaba dirigido por el Espíritu Santo. Moisés debía presentarse ante la congregación y el sumo sacerdote Eleazar para identificarlo, imponiéndole las manos para impartirle su autoridad a la vista de todos. De este modo, nadie dudaría del nombramiento divino (27:18–20).

EL PUEBLO DE DIOS

NECESITABA UN PASTOR GUIADO

POR EL ESPIRITU SANTO

Sin embargo, Josué no tendría acceso directo a Jehová, sino que recurriría a Eleazar para que buscara la voluntad del Señor utilizando el Urim. Después, él daría las órdenes y el pueblo lo seguiría (27:21–23).

PREPARACION RELIGIOSA 28–30

Ley de las ofrendas 28–29

La preparación religiosa se hizo siguiendo las instrucciones acerca de la adoración a Dios. Las ofrendas eran parte de ella y debían traer donaciones diarias (28:1–8), sabatinas (28:9–10) y mensuales (28:11–15). Después se describen las fiestas anuales: la pascua (28:16–25), las primicias (28:26–31), las trompetas (29:1–6), el día de expiación (29:7–11) y los tabernáculos (29:12–38). Estas leyes terminan con el mandamiento de que se debían celebrar en las ocasiones establecidas (29:39–40).

En todas estas normas observamos que Dios estaba definiendo las condiciones para que se le honrara correctamente. No las sometió a votación pública. Como se trataba del establecimiento de la forma debida de adorarle, Jehová decidió qué estatutos debían seguir.

En este pasaje, descubrimos que hay tres cualidades para hacerlo como él desea, y que se repiten frecuentemente para ayudarnos a definir la manera en cómo debemos hacerlo. Valdría la pena marcarlas en su Biblia para señalar la importancia de cada una.

Once veces se insiste en que las ofrendas eran de olor grato o aroma agradable al Señor. El propósito de éstas, así como nuestra adoración en la actualidad, es la de agradar a Dios. El pueblo se habría evitado muchos problemas si le hubieran complacido obedeciéndolo sin protestar.

Por lo menos se afirma veinte veces que los ofertorios debían presentarse “al Señor”. La verdadera reverencia no servía, como creían los fariseos, para impresionar a los demás. La honra auténtica dirigida a Dios por lo que hace a nuestro favor es intensamente personal, entre el adorador y Dios.

Por último, quince veces se nos dice que los animales inmolados tenían que ser sin defecto. Dios no acepta sacrificios de segunda clase. El merece lo mejor. Si esperamos que el Señor se agrade de lo que traemos, debemos estar seguros de que es lo máximo que poseemos.

LA ADORACION VERDADERA A DIOS

CONSISTE EN TRAERLE

DIRECTAMENTE LO MEJOR QUE

TENEMOS PARA QUE SE AGRADE

¡PENSEMOS!
Compare las condiciones que Dios estableció para la genuina adoración en el Antiguo Testamento con lo que hacemos hoy. ¿Qué cambios se necesitan para que él se agrade de nuestra veneración?

Obligación de cumplir los votos 30

Al terminar los preparativos religiosos, Moisés insistió en la obligación que tenía el pueblo de cumplir sus votos. Estos no se señalan como un compromiso ineludible, sino que eran promesas voluntarias hechas a Dios, en gratitud por sus cuidados, o como ofrecimiento para recibir algún beneficio especial. Aunque estos juramentos no se hacían a la fuerza, si existía el deber serio de realizarlos. Aquel que los hiciera, no podía faltar a su palabra y quedar sin castigo (30:1–2).

QUIEN HICIERA PROMESA

AL SEÑOR, TENIA OBLIGACION

DE CUMPLIRLA A CABALIDAD

No todas las personas tenían la misma libertad para comprometerse. Por esta razón, tenían que contar con el apoyo previo de quienes estaban sobre ellas. Por ejemplo, las solteras dependían de su padre (3–5); las mujeres que se casaran después de haber hecho un voto al Señor, tendrían que confirmarlo con el esposo (6–8), y así harían las casadas (9–12). En todos estos casos, el varón podía anularlo. Si no decía nada en el momento de ratificarlo, entonces era señal de que lo aceptaba. Si posteriormente se retractara, él sería culpable de incumplimiento ante Dios (13–16). En fin, cualquiera que hiciera o corroborara un voto estaba bajo la exigencia de realizarlo.

¡PENSEMOS!
Tenemos que reconocer que estas normas se establecieron dentro del contexto de las leyes nacionales y religiosas de Israel. Sin embargo, las advertencias severas hechas a ellos, revelan algo del carácter de Dios en cuanto a los votos que hacemos delante de él.
¿Qué principios debemos aplicar a nuestra vida en cuanto a las promesas que hacemos al Señor? ¿Ha hecho alguna últimamente? ¿Qué debe hacer respecto a ella?
Esta lección ha tocado temas distintos. ¿Hay algo específico que Dios desea que usted cambie en su vida?

Porter, R. (1989). Estudios Bı́blicos ELA: Fracaso en el desierto (Numeros) (85). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.