Consecuencias de no consultar a Dios Josué 9:1–10:43

¡El pánico reinaba entre los paganos que se encontraban en el lado occidental del Jordán! Las noticias de la caída de Jericó y de Hai habían llegado hasta los reyes de los pequeños reinos establecidos a lo largo de Canaán, haciendo que quienes habían sido enemigos por muchos años buscaran aliarse para preparar su defensa contra Israel.

Se creó una verdadera sociedad de naciones, misma que no fue la primera (Génesis 14:1–3), ni será la última (Apocalipsis 17:12–13). Habiendo sido rivales, los pueblos cananeos hicieron a un lado sus diferencias para presentar un frente común a la amenaza de la fuerza grande y temible de los hijos de Israel y su Dios. Parece que principió como una reunión de consulta de parte de los reyes (Josué 9:1–2), pero terminó siendo una acción militar con resultados desastrosos para ellos (Josué 10 y 11).

Por otro lado, las noticias de esa oposición no parecen haber estorbado mucho a los invasores. El plan de Dios estaba en marcha y los hijos de Israel acababan de pasar por un gran acontecimiento de naturaleza espiritual, algo que en cierto sentido fue un avivamiento. En el monte Ebal los niños, adultos y aun los extranjeros que había entre ellos, se dispusieron a escuchar todo lo que decía la ley. Una vez más se detuvieron para la celebración de su relación con Dios en obediencia a su Soberano (Deuteronomio 27:4–6). Era de esperarse que Satanás, el enemigo, manifestara su oposición después de que el pueblo de Dios obtuvo una victoria espiritual, justo cuando estaba demostrando su compromiso con la palabra santa.

EL ENGAÑO Y LOS ENGAÑADOS

Josué 9:3–15

La Biblia emplea una gran variedad de metáforas para describir al enemigo de nuestras almas y su forma de actuar. Dos de ellas se observan (Josué 8 y 9), en las tácticas que usó aquí contra el pueblo de Israel. Lo que Satanás quería hacer mediante la liga de naciones representa su aspecto de león rugiente. Por otro lado, lo que hizo por medio de los gabaonitas corresponde a su carácter de serpiente sutil.

CUANDO SATANÁS NO LOGRA

SUS PROPÓSITOS DE OTRA MANERA,

NOS ENREDA EN ALIANZAS PERJUDICIALES.

Astucia y mentira de los gabaonitas 9:3–13

Un día de tantos, llegó al campamento de los hijos de Israel un grupo de viajeros desconocidos. Su aspecto daba a entender que habían llegado de muy lejos, lo que sin duda despertó la simpatía de un pueblo que había experimentado lo mismo, sólo que los visitantes estaban fingiendo. Sus disfraces fueron muy convincentes: vestían sacos y vestidos viejos, llevaban cueros remendados de vino, zapatos vetustos y deteriorados, y pan seco y mohoso. Esa fue la impresión que lograron dar con las apariencias cuidadosamente preparadas.

A todo ello agregaron mentiras: “Tus siervos han venido de tierra muy lejana” (Josué 9:9). “Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas” (Josué 9:12). “Estos cuernos de vino también los llenamos nuevos” y “nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino” (Josué 9:13).

El engaño que tramaron los gabaonitas no tenía como único propósito hacer teatro. Mas bien, dando esa apariencia y usando palabras mentirosas, Satanás estaba preparando una trampa para los israelitas. Al poner en boca de ellos las palabras: “haced ahora alianza con nosotros” (Josué 9:6c y 9:11c), hizo saltar esa trampa.

¡PENSEMOS!
Con ese engaño de los heveos (9:7) de tiempos de Josué, Israel recibió el pago de una falta anterior con la misma moneda. En Génesis 34 los hijos de Jacob, debido a la violación de su hermana Dina, perpetraron un engaño nefando con consecuencias horrendas en Siquem, Hamar y su pueblo, que también eran heveos (Génesis 34:2). El pecado siempre trae consecuencias.

CUIDADO, ¡LAS APARIENCIAS ENGAÑAN!

“PORQUE EL MISMO SATANÁS

SE DISFRAZA COMO ÁNGEL DE LUZ”

2 Corintios 11:14.

Ingenuidad y desobediencia de los líderes del pueblo 9:14–15

Los dirigentes de Israel expresaron una ligera duda acerca del origen de sus visitantes (Josué 9:7), pero aparentemente se disipó con la insistencia de los gabaonitas. El resultado se observa en tres alarmantes frases. (1) “Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos” (Josué 9:14a). En la cultura de aquel entonces, comer juntos muchas veces significaba sellar un pacto o una alianza (Génesis 31:52–54). Había un refrán entre las tribus árabes que decía: “Compartir la sal es ser amigos para siempre”.

Al comer del pan de los gabaonitas (¡y eso que era pan mohoso!), los de Israel demostraron su disposición a formar una alianza. ¡Fea la comida, y triste la decisión! (2) “No consultaron a Jehová” (Josué 9:14b). ¡Corto el comentario, y desastroso el delito! El pueblo cedió a sus emociones o al famoso “sentido común”. Sea como fuera, se equivocaron porque no buscaron a Jehová.

¡PENSEMOS!
Es interesante que el ser humano, por olvido o por terquedad, tiende a olvidar lo aprendido con sus maestros. Aquí, Josué debió haber aplicado lo que estudió en las escuelas de preparación. Entre esas lecciones sobresale el principio de no depender de sí mismo porque (1) la batalla es de Dios; y (2) como las experiencias tienen sus límites, todo debe examinarse a la luz de lo que Dios ha dicho. En Josué 9, los líderes de Israel incluso Josué mismo, actuaron solamente con base en su perspectiva humana. No tomaron en cuenta a Jehová, ni hicieron uso de los medios que Dios había determinado para averiguar su voluntad.

(3) La tercera frase fue el colmo de la desobediencia: “Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza…” (Josué 9:15a). Dios se expresó claramente en cuanto a las naciones que Israel encontraría en la tierra prometida: “…las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia” (Deuteronomio 7:2b). Josué pecó porque desobedeció, no en forma premeditada ni por espíritu sedicioso, sino por demasiada confianza en sí mismo (¡lo cual equivale a egoísmo!) eignoró lo que Dios había dicho.

ALGUNAS CONSECUENCIAS DEL PACTO DEL PAN MOHOSO

Josué 9:16–27

La mentira se descubre 9:16–19

Solamente les tomó tres días darse cuenta de su gran error: ¡Los gabaonitas eran sus vecinos! Habían sido engañados. Entonces los líderes enfrentaron un dilema: destruir a los gabaonitas y así deshonrar su juramento, o cumplir con el juramento y sufrir las consecuencias. Los líderes optaron con por la segunda opción basándose en la frase “les hemos jurado por Jehová Dios de Israel” (Josué 9:19). Aunque no citaron el texto, en esencia estaban transgrediendo la ley de Moisés. “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7).

Los mentirosos son castigados 9:20–27

Después de una marcha de menos de tres días para conocer las ciudades de aquellos impostores que fingieron venir de lejos, los príncipes de Israel juzgaron y sentenciaron a los gabaonitas: “Y Josué les destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy” (Josué 9:27). Así que el engaño logró que los gabaonitas salvaran la vida, pero perdieron su libertad.

¡PENSEMOS!
¿Habrá que considerar otro lado de la moneda cuando se trata de los gabaonitas? Alguien ha sugerido que hay cierto parecido entre Rahab y esos heveos: Vivían en una cultura totalmente pagana y por un tiempo participaron de ella. Oyeron acerca de las maravillas que contribuyeron al éxito de los hijos de Israel. Además, y aquí está el punto clave, atribuyeron las maravillas a Jehová. Aunque el testimonio de los gabaonitas no fue tan claro como el de Rahab, es de notarse que ellos dijeron específicamente “por causa del nombre de Jehová” (Josué 9:9). En los idiomas semíticos, el término “nombre” abarcaba todo el carácter del individuo. Eso quiere decir que los gabaonitas confesaron mucho más de lo que aparece a primera vista. En realidad, dijeron que habían venido a causa de todo lo que es el Dios de Israel. Hay otros paralelismos, como que se separaron de su ambiente, Rahab de Jericó y los gabaonitas de sus colegas de antes, la liga de naciones. Rahab permaneció siendo fiel y hasta llegó a formar parte del linaje real. Parece que los gabaonitas también permanecieron fieles a su servicio. De la salvación de Rahab no cabe la menor duda, pero de la salvación individual de los gabaonitas no se sabe nada. Sin embargo, se puede apreciar la gracia y misericordia de Dios alcanzando a esa gente, que utilizó aun la falta que cometieron Josué y los líderes.

EN DEFENSA DE GABAÓN 10:1–27

Si queremos saber cuál es el versículo clave, tiene que ser Josué 10:14: “Y no hubo día como aquel”. El contexto inmediato de ese comentario es el día que fue milagrosamente prolongado, y se puede aplicar a las proezas que Dios logró durante él.

Una confederación de reyes y naciones se opuso a los gabaonitas, que ya tenían su alianza con los invasores. Los de Gabaón pidieron ayuda a Israel, y Josué aceptó ayudarlos después de que el Señor lo animó: “Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti” (Josué 10:8). ¡No hay nada mejor que empezar una batalla con la victoria garantizada!

Dos factores milagrosos propiciados por la intervención de Dios ayudaron a lograr la victoria completa. El primero fue “piedras de granizo” (Josué 10:11), que cayeron sólo sobre los amorreos, y no sobre el ejército de Israel. “Y fueron más los que murieron por las piedras de granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada” (Josué 10:11).

¡PENSEMOS!
La piedra de granizo más grande de Norteamérica pesaba casi tres cuartos de kilo y era del tamaño de una toronja grande. Uno se puede imaginar los daños que semejante proyectil causaría. Imagine cómo sería la destrucción a la cual se refiere Apocalipsis 16:21 en donde cada piedra pesará un talento, o sea, según la estimación más conservadora, 27 kilogramos.

El segundo factor fue la intervención de Dios. No sabemos qué métodos usó para producir el milagro del versículo 13: “Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos”. No cabe duda que este es el milagro más discutido de toda la Biblia, lo que en cierto sentido nos extraña. Por definición, un milagro es algo completamente fuera de lo ordinario, que generalmente va contra las leyes de la naturaleza. Cuando menos, contra las que conocemos hasta la fecha.

Fuera del plan y del poder de Dios nadie sabe cómo se hace un milagro. Y, ¿qué importa que sea detener las aguas del río Jordán, proveer diariamente el maná, cruzar en seco el mar Rojo y escapar de las plagas de Egipto? Un milagro es un milagro. Si aceptamos que Dios es el autor de los milagros debido a todo lo que la Biblia le atribuye a él, es fácil aceptar sus intervenciones en los asuntos del mundo que él mismo creó.

No se sabe con exactitud qué fue lo que pasó en Josué 10. Sólo sabemos que Dios ayudó en forma milagrosa, a que la batalla contra esos paganos, cuya maldad ya había llegado al colmo (Génesis 15:16), tuviera un final favorable para los israelitas.

Observaciones finales

  1. ¡Vivir en este mundo honrando a Dios y a su palabra requiere de esfuerzo! Es difícil evaluar lo que nos rodea, y tomar la decisión correcta. Tal vez sea una puerta abierta a una oportunidad para crecer. O bien, una puerta que conduce a una situación desastrosa. El creyente puede apropiarse de Santiago 1:5: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.
  2. Siempre admiramos a aquél que es fiel a su palabra. Y aunque los israelitas se equivocaron en su análisis de los gabaonitas, los lideres de Israel permanecieron fieles a su voto. En la actualidad, esa noble característica es muy escasa. No nos debe extrañar que las naciones no sean fieles a sus pactos cuando los mismos que las dirigen no cumplen con sus votos matrimoniales. Antes, eso no se veía sino rara vez en la iglesia. Pero infortunadamente ahora se ha multiplicado esa desagradable fenómeno. ¿Qué pasó con la fidelidad?

Platt, A. T. (1999). Estudios Bı́blicos ELA: Promesas y proezas de Dios (Josué) (63). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.