“Queda aún mucha tierra que poseer” (Josué 13:1c)
En esencia, esta frase lacónica refleja el tema y el quehacer de los hijos de Israel en los capítulos finales del libro. Hubo una gran diferencia entre la etapa inicial de la conquista y la que le siguió. En la primera, el pueblo entero estaba involucrado, porque el ejército quedó formado con elementos de cada tribu. Esa fase incluyó las notables campañas contra Jericó, Hai, la confederación del sur y luego la del norte, en las que desbarataron eficazmente el dominio de los cananeos. Ese logro abrió la puerta para la segunda fase de la conquista, que no fue tarea de todos juntos, sino de las tribus individuales, que debían ganar la porción que les había sido asignada después de echar suertes.
La posesión de la herencia requeriría esfuerzo y determinación por varias razones. Entre ellas, la principal era que a pesar de las victorias alcanzadas durante la conquista, todavía moraban cananeos en las partes que correspondían a los hijos de Israel.
Los capítulos que tratan esta importante parte de la historia de la conquista están llenos de detalles, a veces minuciosos, del movimiento de cada tribu. Nuestro estudio tocará los puntos más importantes. Como el capítulo 13 es la introducción de lo que se trata en los capítulos 15–19, optamos por analizarlo junto con ellos y dejar para el siguiente estudio la consideración de Caleb, el personaje central del capítulo 14.
ELEMENTOS IMPORTANTES DE
Josué 13
“Siendo Josué ya viejo, entrado en años” 13:1
A esas alturas, Josué tenía más de cien años de edad. Su vida abarcó los períodos de la esclavitud en Egipto, la peregrinación en el desierto y las batallas de la conquista. Solamente el lapso de tiempo transcurrido entre los mencionados eventos habría envejecido a cualquiera, pero los rigores que pasó no hicieron en ese gran líder los estragos naturales que causa el tiempo.
Es interesante notar que Josué no es el único en la crónica bíblica de quien se dice que era “viejo, entrado en años”. Lo mismo fue dicho de Abraham y Sara (Génesis 18:11), de David (1 Reyes 1:1) y de Zacarías junto con su esposa, Elizabet (Lucas 1:7). Todos los citados, a excepción de David, tenían algo muy importante que hacer a pesar de su edad avanzada. En el caso de Josué, se nota en la gramática que se usa en Josué 13:1 que Jehová dijo: “Y (no “pero”) queda mucha tierra por poseer”, dando a entender que a pesar de todos los años que había acumulado, todavía tenía por delante una obra qué realizar, más años productivos y metas que debía alcanzar.
EL QUE ES SIERVO DEL SEÑOR,
NUNCA ABANDONA SU SERVICIO.
“Solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado” 13:6c
En tiempos bíblicos, echar suertes era una manera de tomar decisiones, sobre todo porque iba de acuerdo con lo que dice Proverbios: “La suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión de ella” (Proverbios 16:33). El concepto de echar la suerte se menciona unas 70 veces en el Antiguo Testamento.
Los judíos también podían averiguar la voluntad de Dios mediante el uso del misterioso Urim y Tumim. En la Biblia no hay suficientes datos para describir en qué consistía ese rito ni para formarnos una opinión sólida de lo que era, o cómo funcionaba. Tampoco hay indicaciones de que se usara con la misma frecuencia con que se echaban suertes.
En la actualidad, el creyente disfruta de la Biblia completa, que es la voluntad de Dios revelada. La enseñanza del Nuevo Testamento se relaciona con la forma en que debe vivir la iglesia del Señor, el conjunto de creyentes, e incluye todo lo necesario para hacer que tomemos buenas decisiones. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
“ESTAD SIEMPRE GOZOSOS. ORAD SIN CESAR.
DAD GRACIAS EN TODO, PORQUE ESTA
ES LA VOLUNTAD DE DIOS PARA
CON VOSOTROS EN CRISTO JESÚS”
1 Tesalonicenses 5:16–18.
“Mataron a espada los hijos de Israel a Balaam” 13:22
La muerte de Balaam, más mago que profeta, se registró en Números 31:8. Sin duda, se repite en este resumen para recalcar el fin que espera a los que se oponen a Dios.
ELEMENTOS IMPORTANTES DE
Josué 15–19
Dos incidentes de familia 15:16–19; 17:3–7
Entre los muchos detalles de la conquista y dominio de la tierra prometida, se puede notar el cuidado que tuvo el autor al incluir varias referencias a la familia. En el caso de la familia de Caleb, él concedió a su hija recién casada una petición muy legítima. Él había obsequiado a la pareja un terreno, pero le faltaba agua. Por eso, ella la pidió a su padre. El otro incidente se refiere a una familia donde solamente había hijas. Ellas, haciendo referencia a la promesa de Dios de que las mujeres podían tener una heredad en la tierra, y puesto que no había hijos varones en la familia, solicitaron su porción y les fue otorgada. Los dos casos demuestran el interés que había en la familia y el respeto por la mujer.
Problemas de los hijos de José 17:12–18
Fueron dos. En primer lugar, “los hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra” (Josué 17:12). Contraviniendo la fuerte y frecuentemente mencionada voluntad de Jehová al respecto, dejaron vivir a los cananeos entre ellos, optando por hacerlos tributarios. Tal vez aprendieron ese método de Efraín, su hermano, porque esa tribu había hecho lo mismo (Josué 16:10). O tal vez se justificaron apelando a lo que los líderes hicieron con los gabaonitas. De todos modos, desobedecieron a Jehová.
El segundo problema tenía que ver con la pequeñez de sus tierras, por lo que se quejaron amargamente (Josué 17:14–18). Josué no les dio ninguna concesión y con algo de sarcasmo, sabiendo que eran perezosos, les sugirió que subieran al bosque y lo desmontaran (Josué 17:15): “Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo” (Josué 17:17–18a), pero todavía tenían que arrojar a los cananeos, cosa que no los consoló mucho.
“Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo, y erigieron allí el tabernáculo de reunión” 18:1
El tabernáculo había estado en Gilgal, una ciudad de mucha importancia en la historia del pueblo de Israel. Allí celebraron la primera pascua en la tierra prometida, y la ciudad fue la base de sus operaciones militares de conquista. Sin embargo, estaba en un extremo de la tierra heredada. Silo, en cambio, estaba más al centro, y a partir de ese día, fue el corazón de la vida religiosa de los judíos por 300 años. El arca del pacto se quedó allí hasta aquel día triste en que fue capturada en una batalla con los filisteos.
“Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos” 19:49
Josué era un líder que servía al pueblo que guiaba. Dios no lo puso para que hiciera su voluntad, ni para que adquiriera gloria personal, sino para servir a Dios y al pueblo que estaba bajo su mando. Cabe decir que Josué cumplió al pie de la letra su comisión. Si no fuera así, tal vez hubiera seleccionado antes que nadie su porción de tierra en vez de ser el último en recibirla. Se puede ver su humildad y su nobleza, características indispensables de un verdadero líder.
Observaciones finales
- Dios no dijo a Josué: “No te dejaré sino hasta que estés viejo y avanzado de años”. No le puso límites ni de geografía ni de tiempo. Una promesa semejante aparece en el Nuevo Testamento, y el creyente anciano puede estar seguro de contar con la presencia y el poder de Dios para siempre (Mateo 28:20). Además, él ha prometido que aun con fuerzas limitadas, que es la condición que acompaña a la edad avanzada, su gracia debe bastarnos, porque su poder “se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).
- “¿Cómo puede alguien estar seguro de la voluntad de Dios para su vida?” En la distribución de las parcelas de la tierra prometida, los hijos de Israel echaron suertes, pero ese sistema ya no se recomienda, aunque reconocemos lo que dice Proverbios 16:33. En la actualidad, el principio básico que se debe tomar en cuenta es que Dios nunca nos guía a ir contra lo que presenta su palabra escrita. La conclusión lógica es que el conocimiento de la Biblia es indispensable para estar seguros de la dirección de Dios. La Biblia es la voluntad de Dios revelada, y no tenemos derecho a exigir más luz o más dirección hasta que obedezcamos lo que tenemos a la mano.
- Como los de Manasés y Efraín, ¿por qué será que nos encantan las bendiciones de Dios, pero nos fastidia la disciplina que se requiere para disfrutar de todo lo que Dios ofrece? Nos cae muy bien el producto, pero no queremos seguir el proceso para alcanzarlo. La palabra clave en nuestra relación con Dios siempre es “obedecer”. Si queremos lo que Dios ofrece, tenemos que aceptar la metodología que él utiliza para alcanzarlo.
Platt, A. T. (1999). Estudios Bı́blicos ELA: Promesas y proezas de Dios (Josué) (78). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.