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¿Dios por qué no escuchas y actúas?

¿Dios por qué no escuchas y actúas?

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

En nuestro país Venezuela, exceptuando a los miopes espirituales o los que no quieren ver, hay quienes reconocen de alguna manera que Dios pareciera estarse rehusando a escuchar y actuar. Es decir, hay quienes están convencidos de que el estado espiritual, moral, social, y político en Venezuela, es desolador. Por supuesto, entre los que creen esto no están los que se están beneficiando impíamente de este estado de cosas.

Mucho es lo que se puede decir en este sentido de aquellos que política y o social mente lo hacen; pero mi principal interés no es abordar este aspecto del problema. No, mi interés e intención principal es que lo más trágico y desolador es que en lo que hoy llamamos Iglesia Evangélica, como institución, son muchos, sobre todo líderes, los que se están beneficiando impíamente de la triste y horrible situación espiritual y moral en nuestra Venezuela. Estos verdaderamente deben ser considerados como los más impíos de entre todos, y pienso que el Señor Jesucristo esta de acuerdo. “Si la sal se desvaneciere CONQUE será salada; no sirve más para nada, sino PARA SER ECHADA FUERA Y HOLLADA POR LOS HOMBRES”. Lucas 14:34.

En lo personal, sostengo que los principales responsables del desastre moral y espiritual en que ha caído nuestro país, es la Iglesia de Cristo. Dicho sea de paso, cuando hablo de Iglesia no me refiero en lo absoluto al papismo o catolicismo romano. Aunque haya grandes sectores de la institución evangélica venezolana que sostengan lo contrario. Me refiero a esos sectores que habiéndose identificado con el movimiento ecuménico, no han hecho otra cosa que ¡Volver al redil de Roma! Si esto no es apostasía, no se entonces que lo es. Sin duda alguna esta debe ser una de la razones por la cuales Dios no escucha nuestras oraciones y no responde. ¡¿Dios porque no escuchas y actúas?! Claman muchos en las iglesias, y no saben que la apostasía es una de las razones por la cuales Nuestro Dios no responde. La apostasía en que la iglesia evangélica ha caído.

Pero, volviendo al punto introductorio, seria bueno que entendiéramos que una de las razones por las cuales Dios no escucha nuestras oraciones y no actúa, es porque son muchos los lideres evangélicos que se han plegado descaradamente e identificado impíamente, con ideologías políticas abiertamente contrarias a la Biblia y a los principios cristianos más básicos. Muchos de estos líderes han descubierto que la coyuntura política actual de la nación les favorece para llevar a cabo sus mas caros sueños de megalomanía y locura religiosa. Incluso hay quienes de entre estos, están valiéndose de la situación política y religiosa, para vengarse de otros ministros evangélicos. Es su momento de “pasarles factura”. Los que el Espíritu Santo denomina “falsos apóstoles, obreros fraudulentos que se DISFRAZAN como apóstoles de Cristo…”. 2a a los Corintios 11:13. La envidia, el resentimiento social incluso, o el simple y mezquino deseo de fama, gloria y dinero, son sus móviles. ¡Y todavía nos preguntamos porque Dios no responde!

A esos lideres evangélicos les beneficia que reine la brujería, el satanismo, la santería, la violencia, los homicidios atroces que se suceden, la corrupción política, y religiosa, la inmoralidad y depravación sexual (como por ejemplo los actos multitudinarios de desnudos y las impías leyes que quieres legalizar la homosexualidad y los matrimonios de homosexuales. lo que es aún peor. ¡Se benefician de la miseria espiritual en que la Iglesia de Cristo ha caído a causa de la conversión de muchos lideres y laicos evangélicos al papismo romano (bajo la máscara del ecumenismo), y la conversión de muchos también al marxismo o comunismo!

¡¡Que triste la situación de nuestro país, pero mucho más triste y lamentable es la situación de la Iglesia evangélica venezolana!!

Es por esto, por lo cuál tampoco Dios nos escucha. Porque hay aquellos en el pueblo evangélico de Venezuela, que afirman que la iglesia esta en avivamiento y bendición, “ya tienen su recompensa”, hacerse ricos y famosos acuesta de la miseria de la Iglesia. Y están también aquellos que afirman de palabra o hecho que aliarse con el catolicismo o papismo romano se hace “necesario”, a fin de combatir la situación política reinante.

¡Que Dios tenga misericordia de la iglesia de Cristo, porque a menos que nos arrepintamos y nos volvamos de corazón a Nuestro Dios y salvador Jesucristo, y “reconozcamos de donde hemos caído”, no podremos esperar otra cosa que juicio!

Continuando leemos: “…Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33 También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos…” Como podemos apreciar, ellos se fijaron en que la tierra contenía un gran número de habitantes, ciudades con murallas fortificadas y gigantes que habitan en ella. Les pregunto, ¿existe esto en nuestra vida hoy? Les puedo decir con toda confianza que sí. Existen muchas personas que hacen igual que estos hombres en este instante. Existen muchas personas que en vez de concentrarse en las promesas de Dios, se concentran en las situaciones y quitan su mirada de Dios; una vez que hacemos esto entonces nuestra fe flaquea y comenzamos a sucumbir en la tentación y la rebeldía.

Cuando hacemos como este pueblo, cuando comenzamos a confiar más en nuestra habilidad que en el poder de Dios, entonces no veremos la bendición que Dios nos envía, sino que solo veremos lo negativo. ¿Tendremos que conquistar ciudades fortificadas, y derrumbar murallas? ¿Tendremos que enfrentarnos a gigantes? La respuesta a ambas preguntas es si. Quizás algunos estén pensando que no existen ciudades fortificadas o murallas a nuestro alrededor, pero pensemos en lo que es una ciudad. Una ciudad es un lugar donde se habita, ¿verdad? Pero ahora examinemos nuestra vida y preguntémonos, ¿Cuál es tu dirección espiritual?, ¿Vives en el: 10 Avenida Pecado, ciudad: Desobediencia, provincia: Rebeldía?

Si al examinarnos encontramos que esa es nuestra dirección espiritual, entonces sepamos que el pecado, la desobediencia y la rebeldía causan que caigamos nuevamente en la esclavitud de este mundo. El pecado, la desobediencia y la rebeldía detienen las bendiciones que Dios desea enviarnos. Este pueblo no recibió las bendiciones de Dios de inmediato porque fijaron su vista en lo negativo. Fijaron su vista en las ciudades fortificadas y los gigantes. Ahora hagámonos dos preguntas; ¿Qué representan las ciudades fortificadas para nosotros? ¿Qué representa un gigante para nosotros?

¿Qué representan las ciudades fortificadas para nosotros? Las ciudades fortificadas son las poderosas instituciones religiosas, políticas, y sociales que tratan de ahogar la verdad de Dios. Las ciudades fortificadas son las poderosas instituciones religiosas, políticas, y sociales que tratan de adoctrinarnos para que veamos lo bueno como lo malo, y lo malo como lo bueno. Les digo en el día de hoy, existen numerosas ciudades fortificadas que como iglesia tenemos que derrumbar.

¿Qué representa un gigante para nosotros? Un gigante es todo aquello que aparenta invencible que trata de separarnos de la voluntad de Dios. ¿Qué gigante enfrenta la iglesia de hoy? Existen dos poderosos gigantes que como iglesia enfrentamos. El primer gigante es la duda o incredulidad. Si nos ponemos a pensar en lo que aconteció en este caso, veremos que esto fue exactamente lo que le sucedió a este pueblo, y lo que sucede con muchos de nosotros. Quiero que se fijen bien en un detalle muy importante; cuando estos hombres fueron enviados a reconocer la tierra, ellos no fueron enviados para ver si esta era la tierra o no. Dios sabía que esta era la tierra que Él tenía para este pueblo. Dios sabía que Él les daría la victoria sobre toda oposición, pero ellos dudaron, ellos no creyeron en la Palabra de Dios. Solamente hubo uno de ellos que dijo: “…Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos…” Caleb creyó sin dudar que Dios les entregaría la victoria. Desdichadamente muchos de nosotros hacemos igual que ese pueblo, muchos de nosotros al vernos confrontados con problemas o situaciones, al vernos cara a cara con esos gigantes que vienen a robarnos la paz que Dios nos ha dado, simplemente dudamos de Su poder. Pero hermanos recordemos que dudar o no creer no nos permitirá ver la grandeza de nuestro Dios y aumentara nuestras propias debilidades.

El segundo gigante que enfrentamos como iglesia es el temor. En el caso de este pueblo, el temor de las ciudades fortificadas, el temor de los habitantes, y el temor de los gigantes fue mucho mayor que la promesa de Dios. Este pueblo se vio como “langostas”, se vio mucho inferior a ellos, se vieron insignificantes. Nosotros en muchas ocasiones hacemos igual, en vez de ver los problemas o situaciones como insignificantes en los ojos de Dios, vemos los problemas y situaciones como gigantes que nos causan temor. Estos hombres llegaron a ver la tierra prometida, la tierra que fluía con leche y miel como la “…tierra que traga a sus moradores…” Esto es exactamente lo que el temor causa. El temor causa que veamos las cosas completamente opuestas a lo que son. El temor causa que no veamos las bendiciones. Tenemos que reconocer el temor por lo que es, un gigante que quiere alejarnos de Dios. Un gigante que quiere robarse las bendiciones que Él tiene para nosotros.

Para concluir. Les pregunto, ¿en qué dirección nos estamos moviendo? Cuándo examinamos nuestra vida, cuando examinamos nuestra iglesia, ¿estamos viendo gigantes o vemos el poder de Dios? Cuándo miramos hacia nuestro futuro, ¿estamos en camino hacia la tierra prometida o estamos en camino al desierto? No podemos permitir que nada ni nadie nos desvié o conduzca en dirección opuesta a Dios.

Tenemos que siempre recordar que Dios nos dio descanso, y alivio nuestras penas. Hermanos, no podemos permitirle al demonio que nos desvié de nuestro caminar, o que interrumpa nuestro progreso. Como iglesia tenemos que atacar esas ciudades, derrumbar esas murallas, y enfrentar esos gigantes. El pueblo de Dios en ese entonces tuvo a Moisés, quien fue un gran hombre de Dios, pero nosotros tenemos a Cristo, tenemos al que nunca nos abandona, y que siempre esta dispuesto a estrechar Sus manos y guiarnos en toda situación. Nunca te olvides: “…más podremos nosotros que ellos…”

[1] Éxodo 13:14
[2] Éxodo 13:21-22
[3] Éxodo 14:21-22
[4] Números 13:1-3
[5] Números 13:27
[6] Números 13:28-29
[7] Éxodo 3:7-8
[8] Mateo 5:14