La salvación por la confesión
“…Si confesamos nuestros pecados el es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad….” 1 Juan 1:9
Introducción:
Todos los seres humanos tenemos la inquietud de buscar a Dios, porque en lo profundo de nuestro corazón hay una gran necesidad de tener un ser superior que sea capaz de perdonarnos, de salvarnos de sanarnos de oírnos y de contestar a nuestras súplicas,
Pero queremos que Dios llene esa necesidad y nos mostramos arrogantes ante El, queremos exigirle a EL que haga lo que a nosotros nos conviene, nunca le decimos Señor haz tu voluntad en mi y muy pocas veces agradecemos las bondades y las misericordias que Él hace para nosotros nuevas cada mañana.
I. La confesión:
El encubrir uno o más pecados no nos permite cruzar el puente del perdón. La Biblia dice: el que encubre su pecado, no prosperará ; mas el que los confiesa y se aparta de ellos ; este alcanzará misericordia.
No hay manera de lograr el perdón de Dios ; si no confesamos. Es confesandole a Dios nuestros pecados que logramos el perdón y cuando ÉL nos perdona, la cortina de pecados que aleja al hombre de Dios, es destruida .
En el libro de los Salmo 51 Versículo 3. El salmista David escribió: Porque yo reconozco mis rebeliones y mi pecado está siempre dentro de mi. podemos ver claramente como David reconoce que ha sido rebelde a Dios y se arrepiente de esto.
El reconoce su maldad , reconoce su pecado. Y por eso también le pide perdón a Dios , ten piedad de mi, ten piedad de mi.
Porque es contra ti; y solo contra ti que he pecado y he hecho lo malo delante de ti, esto es arrepentimiento, esto es reconocer que para limpiar la suciedad de nuestros pecados , solamente la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado
Él rompe las cadenas que le tienen atado y le acepta tal cual usted es, Cuando Jesucristo murió en la cruz, el velo del templo se rompió en dos, eso significa que nos abrió la puerta dándonos libre acceso para poder entrar al padre.
Antes de eso, nadie podía entrar al lugar santísimo del tabernáculo.
Cuando Jesús agonice a Dios clavado en la cruz , el soldado que le clavó la lanza en su costado; reconoció y confesó públicamente que: Verdaderamente él era el hijo de Dios.
Su muerte nos señala un camino mejor, un camino de amor y de santidad, un camino de perdón y de reconciliación con El.
II. Entonces, ¿cómo hacer para encontrar a Dios?
Apocalipsis 3:20 – He aquí Yo estoy a la puerta y llamo ,Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta de su corazón: entraré a Él, cenaré con Él y Él conmigo.
Para encontrar a Dios debemos de estar atentos a su llamado y atenderlo, debemos abrirle la puerta de nuestro corazón , debemos dejarle entrar, debemos hacerle nuestro huésped . No debemos preocuparnos porque le vamos a dar de comer porque Él nos promete proveer esa cena para usted y Él.
A Dios lo encontramos :
1) A través de la oración y el doblar de nuestras rodillas, en humillación y súplica, pidiéndole que perdone nuestros pecados.
2) A través de la confesión :En Romanos 10;9 el apóstol Pablo le dice a usted y a mi: Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres de todo tu corazón que Dios le levantó de los muertos “seras salvo.” La salvación la obtenemos cuando reconocemos y confesamos que Jesucristo es el Señor .
Vemos aquí, que hay dos condiciones para obtener la salvación;
A.) Es confesar, que es confesar? Es develar un secreto, en este caso es declararle a Dios todos mis pecados porque ellos me alejan de la comunión con Él sin dejar ninguno pendiente .Una vez perdonado de mis pecados; debo de confesar? Que Jesús es el Señor .
B.) La segunda condición que vemos aquí es creer, creer que? Que Dios le levantó de los muertos, Que Cristo vive y reina por la eternidad y hasta la eternidad que él ha sido el único hombre en la tierra,100 por ciento Dios y 100 por ciento hombre. Como hombre Él fue capaz de derramar su propia sangre para perdonarnos a usted y a mi, de nuestra maldad. Capaz de tomar la pesada carga que nosotros llevábamos y ponerla al pie de la cruz, de donde fue quitada para siempre de nosotros. Capaz de lavar con su propia sangre, la inmundicia pecaminosa que nos ataba (Gloria sea a Dios por esto.)
Debo creer que Cristo No esta muerto, que no está en la tumba, que Él fue tentando de entre los muertos al tercer día y que hoy está sentado a la diestra de Dios, desde donde volverá a la tierra para darnos un justo pago según nuestra vida.
III. Toda rodilla se doblara.
La Biblia dice que toda rodilla se doblara ante Jesús quien es el Señor para gloria de Dios padre, ese tiempo aun no ha llegado, pero estamos viviendo en la antesala de este acontecimiento .este acto bíblico será en el día glorioso del regreso del Señor.
El día en que todo ojo le verá, ese día usted y Yo tendremos la dicha de ver cara a cara a que el que murió por nosotros, le conoceremos tal cual es, veremos sus facciones y entonces todos aquellos que hemos sido lavados con su sangre seremos arrebatados de la tierra para ir a recibir a nuestro Señor en el aire y así estaremos para siempre con Él según dice su palabra.
Esto me emociona, me llena de animo, me da esperanza, reanima mi fe. Me hace estar en una constante espera de ese día glorioso y ruego al Señor para que a usted le pase igual.
IV. Todos confesaremos:
También la Biblia dice que toda lengua confesará que Jesús es el Señor para la gloria de Dios el padre. Es ahora cuando usted y yo que ya conocemos debemos confesar con nuestra boca, con nuestros hechos, con nuestra propia vida para ganar las almas que confesaran después de nosotros .
Hágalo sin pena, no le dé temor hablar por Cristo , haga brillar la luz del evangelio en usted, al que le salvo confiese siempre porque todo lo que usted es, se lo debe a Jesús, quien es el autor y consumador de nuestra fe.
En la carta de Pablo a los Romanos cap 10;10 dice, Porque con el corazón se cree para justicia mas con la boca se confiesa para salvación.
La confesión la debemos hacer de rodillas ante el altar de Dios. En humillación y sin arrogancia reconociendo que somos pecadores y que necesitamos el perdón de Dios en nuestras vidas.
En Salmo 51 David reconoce su pecado. después de haberse acostado con Betsabé, el profeta Natán vino a Él y le hizo ver su pecado.
Y si leemos este capítulo veremos las palabras de arrepentimiento de David ,al confesarle a Dios su maldad, por favor abra su Biblia en Salmos 51.) Ten Piedad de mí Oh Dios conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
Crea en mí Oh Dios un corazón limpio y renueva, renueva, renueva un espíritu recto delante de ti.
Reconocer es aceptar que yo soy un pecador, El apóstol Pablo nos dice en Romanos 3:23 Por cuanto todos pecamos y me incluyo; estamos destituidos de la gloria de Dios.
Y no está equivocado porque cuando pecamos levantamos una barrera que nos impide ver la gloria de Dios, cuando pecamos transgredimos la ley , y ponemos una cerca de contención alejándonos de Dios y despreciando la salvación gratuita que él nos ofrece.
Cuando pecamos le restamos valor al sacrificio de Jesús en la cruz del calvario. Reconocer es decirle a Dios que pecó porque soy de carne pero que necesito su perdón en mi vida David reconoció sus rebeliones y reconoció que su pecado estaba siempre dentro de él. Podemos ver claramente como David reconoce que se ha alejado de Dios y se arrepiente de esto, reconoce su maldad , reconoce su pecado. Y por eso le pide perdón a Dios , ten piedad de mi oh Dios, ten piedad de mi.
Reconocer es clamar a Dios por auxilio, ¿saben qué le pasó a Pedro?
Él quiso demostrar su valentía ante sus compañeros de pesca caminando sobre el agua como Jesús, pero aunque era muy valiente; era también muy arrogante, le sobraba egoísmo pero le faltaba fe.
Al sentir que se hundía en el agua, clamó a gran voz (esto quiere decir que pidió auxilio con gritos de desesperación), pidió con angustia Señor sálvame que perezco.
Con ese mismo clamor debemos reconocer ante Dios nuestra condición de pecado , y pedirle ; Señor sálvame que perezco. A veces no queremos reconocer ní nuestros pecado, pero la Biblia dice que si decimos que no hemos pecado hacemos a Dios mentiroso, Pablo decía que él era un miserable porque hacia todo aquello que no quería y lo que realmente quería hacer no lo hacía.
Una madre estaba en su altar familiar con su hijito de 5 años; después que leyeron la palabra de Dios y cantaron un corito que el niño pudiera entender, le dijo al niño que se arrodillara para orar; el niño se encapricho y le dijo:
No me arrodillo, y no me arrodillo, ella tomó un cinto para castigar al niño por su rebeldía, minutos antes de orar, para evitarse el castigo físico el niño le dijo:
Mamá me quieres golpear? Ella le contesto, Si por desobediente, entonces el niño le dijo; No mamá, no lo hagas mi cuerpo se va a arrodillar; pero en mi corazón, yo sigo de pie.
Es tarea suya y mía mi querido hermano hablar de Cristo a la gente que no le conoce, invitarles a la iglesia para que el espíritu Santo les redarguya y les haga venir al arrepentimiento. La Biblia dice: Al corazón contrito y humillado no.
Termino con esta reflexión final:
Despreciaras tu oh Dios, una señal de humillación es arrodillarnos pero, para que nos vamos a arrodillar? Nos vamos a arrodillar para confesarle al señor que somos pecadores y que necesitamos de su perdón.
Esta necesidad es imperativa, es primordial, es de emergencia, es urgente. Todos tenemos la misión, el mandato de Dios de ir y predicar el evangelio, en este punto nosotros vamos a confesarle a la gente de las maravillas que Dios ha echo en nosotros.
Vamos a hablarle del cambio que hemos tenido desde que venimos a Cristo. Invitémosle a que sigan por el camino que les llevará a la vida eterna.
Tenemos la misión de trabajar con ahínco, hasta lograr que toda lengua confiese y que toda rodilla se doble ante El rey de reyes y el Señor de todos los señores. (Gloria a Dios.)
Yo le ruego mi querido hermano que cierre sus ojos ahí donde está, y que reflexione por unos segundos cual es su situación con Dios, Si cree estar en una buena relación con Él, le felicito; pero si no lo está, yo le invito a que venga al altar y arregle sus cuentas con el ahora.
Si usted es alguien que nos está visitando y aun no se ha reconciliado con Dios; hoy es el día de salvación, entrégale a Él su vida y empiece desde hoy mismo a caminar con él y a confesar con su propia boca que Cristo es el señor. Si este mensaje ha tocado su vida por favor escríbeme y oraremos por usted.
Que el Señor les bendiga.