Biblia

Cuatro niveles de cristianos

Cuatro niveles de cristianos

Lucas 5:1-11

1. LOS CRISTIANOS DE LA MULTITUD  (v1)

Este es el nivel en donde el mensaje de Jesús podría ser: escuchado y entendido parcialmente por la mezcla de las voces de las personas que forman la multitud, por otro lado estando dentro de la multitud se escuchan los comentarios positivos y negativos de un mensaje departe de Dios.

Acordémonos que los que formaban la multitud eran: personas enfermas, hambrientas, quebrantadas de corazón, afligidas que probablemente por el tiempo que ya habían pasado en esa condición les mato la fe y ahora que probablemente están escuchando un mensaje de esperanza dicen: “no se puede” pero este pensamiento no solo les afecta a ellos sino también a los que están cerca de ellos, “El que anda con sabios,  sabio será;  Mas el que se junta con necios será quebrantado”. Pr.13:20.

Pero entre ellas también había fariseos, saduceos y escribas que lo que querían no era escuchar palabra de Dios sino destruir a Jesús y a cuanto seguidor que tuviera. Este nivel de cristianos son aquellos que se conforman con escuchar mensajes de parte de Dios en el templo pero nunca tienen contacto con las promesas de Dios en casa en el trabajo. 

2. LOS CRISTIANOS QUE ESTÁN METIDOS UN POQUITO EN EL AGUA (que están a la orilla) (v2)

Este nivel son aquellos que no forman parte de la multitud y que escuchan mejor lo que Jesús dice pero tienen un problema y es que habían fracasado en algo que ello eran expertos. Esto provoca que ellos si escuchen, pero se quedan limpiando sus redes aceptando su fracaso en la pesca. Este nivel de cristianos son aquellos que tienen contacto con las promesas de Dios pero se les hace difícil creerlas en el momento de la prueba.

3. LOS CRISTIANOS METIDOS CON JESÚS UN POCO MAS ADENTRO (v3)

Este nivel son aquellos que aprenden a escuchar y que en lugar de seguir limpiando sus redes lejos de Jesús, aprenden a traer sus redes delante de Jesús, subirse a su barca y le dicen a Jesús ven, sube con migo que quiero estar contigo, quiero apartarme de la multitud y estar con contigo y escuchar tu vos hablar a mi corazón.  Este nivel son aquellos que no se conforman de lo que escuchan entre la multitud, de lo que escuchan algo retirados de Jesús por la preocupación que les causan los problemas que los agobia sino que toman sus problemas o lo que les hace recordarlos (sus redes) la ponen en sus barcas en donde el maestro esta esperándolos para darles una esperanza de vida.

4. LOS CRISTIANOS QUE BOGAN MAR ADENTRO CON JESÚS (v4-11)

Este es el nivel de cristianos que caminan en obediencia aun cuando ya lo hayan intentado anteriormente porque ellos saben quien se los dice.  Ellos saben que venga lo que venga saben en donde está su confianza y aun cuando la duda quiera llegar se recuerdan de las promesas de Dios porque han pasado momentos a solas con Jesús apartados de la multitud.

Es ahí en donde los milagros ocurren y también es ahí en donde nuestra misma personalidad es transformada, pues delante de la presencia Del Dios Todo Poderoso es en donde podemos darnos cuenta de nuestra condición pecaminosa y de la urgencia de cambio que necesitamos en nuestra vida. Isaías dijo:“¡Ay de mí!  Que soy muerto;  porque siendo hombre inmundo de labios,  y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos,  han visto mis ojos al Rey,  Jehová de los ejércitos” Is. 6:5. “Viendo esto (el milagro de la pesca milagrosa)  Simón Pedro,  cayó de rodillas ante Jesús,  diciendo: Apártate de mí,  Señor,  porque soy hombre pecador”  (v8)

Conclusión:

Dios anda en busca de personas que quieran tener una relación personal con ÉL, personas a las cuales pueda manifestar su Gloria. Dios no anda en busca de personas que no tengan problemas, sino a aquellas que en medio del problema quieran pasar momentos a solas con Dios y su Palabra.

Para que Dios haga algo es probable que sea tardado para nosotros, pero es el tiempo correcto de Dios, no te frustres cuando no veas  respuesta a tu problema recuerda: Pedro espero a que Jesús terminara de Hablar y luego había que remar mar adentro para poder llegar a la etapa de ver la Personalidad y el poder de Dios obrar milagros.

III. HACIENDO DE LA PALABRA DE DIOS NUESTRA LUMBRERA

A. Estudiándola.

Juan 5:39 dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Jesús”

B. Escuchándola.

No solamente cuando se estudia, sino también cuando se escucha atentamente, con temor y respeto, la palabra impacta la vida.

C. Creyéndola.

El que cree la palabra, tiene vida, gozo, paz. El que cree la palabra, cree que hay un Dios poderoso, que envió a su Hijo para salvar y que ha hecho de nuestros cuerpos templo y morada de su Santo Espíritu.

D. Practicándola.

Para tener sabiduría en la vida, para ver los tropiezos en el camino y para estar edificados y fundados en la roca que es Cristo Jesús.

IV. PERMITIENDO AL ESPÍRITU SANTO IR DELANTE DE NOSOTROS

A. Que nos guíe.

Satanás, ha envenenado la mente de muchos en este mundo, y los ha conducido a la muerte. El Espíritu Santo de Dios, nos guía a toda verdad y esa verdad está revelada en un nombre que es sobre todo nombre.

B. Que nos cubra.

Así como lo hizo con Israel camino a la tierra prometida, necesitamos que lo haga con todos los que vamos hacia la patria celestial.

C. Que nos llene de poder.

Para ser testigos, para libertar a los oprimidos por demonios, para ser sal y luz, para estar en unidad, para vencer la tentación del pecado, y así vivir en santidad en estos últimos tiempos.

D. Que nos imparta de sus dones.

No para la emoción de la iglesia, sino para la edificación de la iglesia. No nos conformemos solo con el don de hablar en lenguas, sino anhelemos el paquete de dones que están exclusivamente para la iglesia.

CONCLUSIÓN:

¿Cómo vivir en santidad en un mundo vil y pecador? Un mundo violento y gobernado por Satanás, que usa cualquier medio posible para que los creyentes se olviden que deben vivir en santidad. Un mundo envenenado por el horóscopo, el tarot, pornografía, santería, hechicería, inmoralidad, desviaciones sexuales, afán, inseguridad, corrupción, infidelidad conyugal, etc.

Un mundo en donde el diablo utiliza la tecnología para engañar y apartar de la santidad a muchos cristianos. Es de suma urgencia que como iglesia, meditemos por un momento, que estamos a las puertas del retorno de Cristo, tiempos últimos en los cuales muchos cristianos son llevados por todo viento de doctrina, por voces humanas que han salido por el mundo entero, apartando de la verdad y de la santidad a muchos. ¿Cómo vivir en santidad en un mundo tan satanizado y cambiante como el de hoy?

En la petición de Jesús al Padre en Juan 17:21 dice “Te pido que todos ellos estén completamente unidos” . Las acciones descritas en 1 Cor. 13 inducen a la tolerancia, el respeto, en resumen a la armonía, que consólida la unida que es clave para el éxito en cualquier equipo del trabajo ó familia (el Pueblo de Dios), para lograr sus objetivos. (En la unidad esta la fuerza y la Victoria)

Romanos 12:10 | Filipenses 2:3-4 | Mateo 20:25 –26 | 1ª Corintios 12:25-27 | Hebreos 10:24

2. Daremos testimonio de Cristo Juan.13:35

El amor de Dios en nosotros es distinto, mientras los inconversos se comportan “buscando su propios intereses” (Fil. 2:21), los genuinos seguidores de Cristo se distingue por “servirse los unos a los otros” (Gal. 5:13) “Ayudándose entere si a soportar a las cargas” (Gal. 6:2) vemos en Hechos 4:32 ”aunque muchos los creyentes pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas” incluso por ese amor deberíamos ser capaces por el ejemplo de Cristo de dar nuestra Vida por nuestros Hermanos, Como nos dice: 1 Juan 3:16-18

Desde lo mas elemental como es proveerles a los hermanos en situación económica difícil, pasando por ayudar en lo haga falta en la iglesia (discipular alguien, visitar a los enfermos, cuidar a los niños, incluso trabajar en las refacciones que necesite el local) hasta ayudar al pastor en cualquiera tarea en la que uno este capacitado. Cada Creyente que siente el amor de Dios tendrá el deseo genuino de ayudar en lo que pueda.

Pero veamos con detalle el amor no es algo pasivo, nadie puede dar amor a distancia, es algo que implica acción, un pasaje que siempre recuerdo al hablar de este tema es Apocalipsis 3:15, recordemos que estas palabras se las dice Cristo a través de la visión de Juan al iglesia de Laodicea (esta palabras están dirigidas a creyentes no inconversos). Primero Dios no esta diciendo que el prefiere que fuéramos inconverso antes que creyente a medias, por que esto entraría en franca contradicción con lo que dice Primera Carta de Pablo a Timoteo 2:3 “Él quiere QUE TODOS SE SALVEN Y LLEGUEN A CONOCER LA VERDAD. Pues hay un solo Dios; y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. Por que Jesucristo se entregó a la muerte para pagar el precio de LA SALVACIÓN DE TODO” (Juan 3:16), Entonces al revaluar el pasaje en su contexto veremos que a lo que se refiere es a la pasividad, a la apatía de esa iglesia por hacer algo, solo estaba pendiente como se describe mas delante de sus riquezas.

¿A que se refiere con frió o caliente?, muy fácil, a su deseo de ayudar en lo que fuera, Para ilustra en un día Lluvioso (frió) un Té caliente reconforta y en un día caluroso un Te frío refresca, de igual forma un Cristiano que tiene una buena relación con Dios recibirá de su amor y lo impulsa hacer todo cuanto pueda por cumplir con su función dentro del cuerpo de Cristo ya bien sea para animar o consolar, mientras que la persona que esta de brazos cruzados en la iglesia y dice que el ama a su hermano por que simplemente no se mete con el, es como un vaso de té a temperatura ambiente ¿lo probado? ¡Sabe horrible, no sirve para nada!. Seguramente muchos me podrán contar, lo reconfortante que fue que cuando pasamos por un día difícil Dios nos envió un hermanos para consolarnos, darnos animo ó con su buen humor. Esa excusa de que simplemente por que como no me meto con su hermano lo amo, es igual a la que algunos usan “Como no rompo con los 10 mandamientos” me merezco ir al cielo, Pues como estudiamos solo es por “fe en Cristo Jesús” por que incluso hay muchos ateos que no rompen esos mandamientos.

En resumen: Para experimentar ese amor hay antes que todo tener una profunda relación, con Dios, por que el amor ágape es algo sobrenatural, que se ser fingido no causara su mismo efecto en nosotros. Por que hay que reconocer que como humanos en muchos momentos no es fácil relacionarnos con nuestros hermanos por que surgen diferencias, es por ello que debemos acudir a nuestros Padre que es nuestro punto en común para experimentar ese amor que nos permitiera vivir en unidad que el deseo de nuestro Señor Jesucristo (Juan17:21) para que podamos dar testimonio al mundo que Dios es real. ¿Cómo se yo que estoy experimentado ese amor por mi hermano?

Aplícate el auto examen de 1 Cor 13 : 4 ss cambia la frase el amor por la frase yo puedo de “nombre de tu hermano” si hay acciones en la lista que no puedes hacer por tu hermano es hora de arrodillarte y clamar a Dios por tener raíces profundas en su Amor.

En este punto me gustaría hacer una oración utilizando el texto de Efesios 3:16-19 (personalizándolo en Versión DHH)

CONCLUSIÓN:

Antes de aspirar cualquier Don Espiritual, para ocupar un cargo ó labor en la iglesia, demos aferrarnos a lo que proveerá lo necesario para ser verdaderamente útiles en el Cuerpo de Cristo, que son LA FE que nos acerca a Dios, LA ESPERANZA que nos alienta a seguir adelante y EL AMOR que proviene de Dios y que es el único medio para relacionarnos con armonía con nuestros hermanos en la fe, para que podamos servir con eficiencia al pueblo de Dios.

Hermanos, nosotros no queremos ser cristianos ‘light’, esa palabra inglesa que significa ‘superficial’, ‘liviano’, ‘fácil’. Algo que no tiene peso, que no tiene sustancia, algo que no produce ningún efecto. Estamos en una cultura ‘light’. Hasta las marcas de ciertos productos dicen que es ‘light’, no te hace daño, es ‘light’. Y hasta la religión se ha vuelto ‘light’.

Hermanos, nosotros no queremos una religiosidad liviana, no queremos algo pasajero, no queremos estar hoy día caminando con el Señor y mañana negándole. No queremos, porque no es esa la voluntad del Señor estar hoy día caminando y mañana retrocediendo. No queremos estar hoy día alabando al Señor y mañana defraudando. No queremos estar hoy día abrazando y el día de mañana odiando. No queremos con esta boca estar alabando a Dios y con la misma boca maldiciendo después. No, no queremos ninguna irrealidad.

Si hemos de ser creyentes, seámoslo de verdad. Si hemos de ser siervos de Dios, hermanos, seámoslo con los recursos de Dios. ¿Y qué dijo el Señor? “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero si ya se ha encendido?”. Se encendió en el primer tiempo. El día de Pentecostés, lenguas de fuego vinieron sobre los creyentes. ¡Gloria al Señor! Más tarde, se reúnen los hermanos, y a la oración de esos creyentes encendidos, la casa tiembla, todos son llenos del Espíritu Santo y hablan con denuedo la palabra de Dios. Hermanos, la iglesia no puede conformarse con una medida menos que esa. Las iglesias estaban fortalecidas con el Espíritu Santo y los discípulos llenos de gozo y del Espíritu Santo.

Un fuego se encendió en aquellos tiempos… No se ha podido apagar ese fuego hasta estos días. Corrió, pasó de una cultura a otra, pasó de un siglo a otro, muchas aguas quisieron apagar este fuego, hermanos, pero de tiempo en tiempo el Señor ha ido levantando siervos una y otra vez. Hombres encendidos, hombres que comparten la palabra y esa palabra toca los corazones y los vuelve a encender.

¿Qué quiere el Señor esta mañana de ti y de mí, hermano? Ya sabemos que el Señor abomina y aborrece la tibieza. La tibieza significa que el fuego se apagó. La tibieza significa que ese fuego ya no sirve para nada, es como una ceniza que ya no le alcanza ni para rescoldo. El rescoldo sirve para cocer un pan. Pero, hermano, una ceniza tibia no sirve para nada. El fuego debe encenderse otra vez. Pero para que se encienda un tibio, tiene que arrepentirse primero de corazón, arrepentirse de todas aquellas cosas que hicieron que el fuego se fuera apagando.

El fuego del mundo

Oh hermanos, hay otro fuego que no lo he mencionado. ¿Recuerdan ustedes que cuando el Señor estaba preso, estaba atado, estaba en el patio de Anás o del sumo sacerdote, Pedro se juntó con la gente que estaba ahí, los soldados y otros, ellos tenían un fuego y él fue a calentarse en ese fuego? Ya no tenía él fuego dentro, necesitaba el fuego que estaba afuera, el fuego en que el mundo se calienta.

Si tú necesitas el calor del mundo, necesitas la alegría del mundo, si para ser feliz necesitas los chistes del mundo, la alegría del mundo, la música del mundo, el deporte o los ídolos del mundo, entonces te pasará como a Pedro: estás pronto a negar al Señor. Si te estás calentando con el fuego del mundo, si tu alegría y tu atención y tu preocupación son el fuego que viene de la tierra, entonces no me extrañaré, no nos extrañaremos si mañana estás negando al Señor, ¡estás a punto de negarlo!

Pero, hermanos, es el tiempo de volvernos. Es el tiempo de volver a ser, hermanos. ¿Se acuerdan de la palabra compartida hace unos días cuando Cleofas y su compañero, camino a Emaús, el Señor Jesús les habla, les abre las Escrituras y les habla de Cristo en las Escrituras y el corazón de ellos comienza a arder? Porque ésta es la voluntad del Señor: Cuando Cristo es compartido, hermanos, el corazón comienza a arder otra vez. ¡Aleluya, hermanos, qué precioso es Cristo para nosotros! ¡Qué precioso es descubrir al Señor en las Escrituras! ¡Qué precioso que el Señor no trajo una doctrina para que mi mente estuviese satisfecha!

Un fuego que divide

No hermanos, el Señor no trajo una doctrina simplemente para que yo pasivamente la analizara. No, el Señor vino a echar fuego en la tierra. “¿Y qué quiero si ya se ha encendido?”, dijo el Señor. De aquí en adelante, dijo, estará dividido. “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: no, sino disensión. Porque desde aquí en adelante cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido en padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra” (Lucas 12:51-53). ¿Qué es este fuego de división, hermanos? Porque uno querrá andar por el camino del Señor y si el otro no quiere caminar, se producirá una división.

Hermanos, yo quiero caminar con el Señor. Yo quiero seguir al Señor, yo quiero andar con Cristo todos los días de mi vida. ¡Bendito sea el Señor! ¡Aleluya, hermanos!

Conociendo lo que viene, conociendo el fuego de juicio que está por delante y habiendo venido el bendito Salvador, ¿cómo no le vamos a amar de todo nuestro corazón, aunque eso signifique apartarse de alguien? Hermanos, lo haremos, aunque esa sea la persona más íntima; pero nosotros amaremos al Señor y si alguien quiere estar con nosotros tendrá que amar al Señor también. ¡Te amo, Señor Jesús! ¿Amas al señor, hermano? ¿Quieres declararle tu amor? ¡Te amo, Señor Jesús! ¡Aleluya, aleluya! Que todo otro fuego se apague. No necesito el gozo que viene de otro fuego. ¡Me gusta el fuego de Dios, ese fuego que quema, que arde por dentro, que nos hace estar activos en la obra de Dios!

Fíjense, hermanos, que aquí el Señor se salta un parentesco. Por lo menos aquí en Lucas 12:53 habla del padre, del hijo, de la madre a la hija, la hija a la madre, la suegra a la nuera, la nuera a la suegra. Pero el Señor se salta un parentesco, no dice el hermano del hermano. Debe ser para que no nos confundamos, porque cuando yo me abrazo con un hermano que tiene a Cristo en su corazón, mi corazón arde de nuevo, mi corazón se vuelve a gozar. ¡Aleluya!, porque cuando está Cristo en tu corazón y en el mío, los hermanos no se dividirán, los hermanos no se entregarán unos a otros.

Oh, amados hermanos, el fuego adentro, el fuego adentro…

Tres jóvenes con el fuego adentro

Antes de concluir esto (porque todavía hay algo más que compartir), quisiera hacer una pequeña mención a lo que dice la palabra de Daniel, capítulo 3:16: “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto”. Sadrac, Mesac y Abed-nego eran hebreos, estaban cautivos en Babilonia, Nabucodonosor era el rey, y ellos le hablan al rey con esta certeza: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no…” -mire qué tremendas estas palabritas- y si no… o sea, y si no nos librara, “…sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces, Nabucodonosor se llenó de ira y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses”. ¡Bendito sea el nombre del Señor!

6

“Sadrac, Mesac y Abed-nego”, dijo Nabucodonosor, “siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían”. ¡Oh, Señor! Luego, Nabucodonosor diría: “…por cuanto no hay dios que pueda librar como éste”. ¡No hay dios que pueda librar como éste!

Hermanos, es impresionante pensar en ese horno calentado siete veces. Los que hemos visto un incendio grande, una llama, no se imagina siete veces calentado. Los que se acercaron se quemaron. ¡Impresiona ese fuego! Ese fuego rompió las ligaduras.

Pero a mí me impresiona más otro fuego. Me impresiona más que, antes que el milagro ocurriera, estos hombres tenían un fuego adentro. Pudieron enfrentar a todo el consejo del rey. No aceptaron humillarse ante una estatua, no quisieron adorar un dios extraño. Entonces dijeron: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. ¡Ese fuego me impresiona!

Habría sido tan fácil condescender. Habría sido tan fácil evitarse los problemas. Todo el mundo dice que hay que hacer las cosas de esta manera, hay que hacer lo que el mundo dice que hay que hacer. Hay que usar la ropa que el mundo dice que hay que usar. Hay que oír la música que el mundo dice que hay que oír. Hay que llamarle arte a lo que el mundo dice que es arte. Es tan fácil irse en la corriente del mundo. “¿Para qué nos hacemos problemas?”. Aun la autoridad más importante del mundo en aquellos días, Nabucodonosor, él viene en persona a desafiar a estos hombres y a amenazarlos con el fuego. Aun la autoridad más importante del país puede decir: “Esto es bueno, esta tolerancia es buena, esta ‘onda’ es buena”. No nos interesa lo que diga, aunque sea la primera autoridad de esta república. ¡A nosotros nos interesa lo que dice Dios! ¡Qué importa que se levante el presidente, el gobierno y el ejército entero! ¡Nuestro Dios está en los cielos! ¡Jesucristo está a su diestra intercediendo! ¡Ellos mismos tendrán que dar cuenta un día! ¡Y nosotros tenemos a Cristo revelado en nuestros corazones! Nos prohíban lo que nos prohíban, nos inviten donde nos inviten, nos traten de arrastrar donde nos quieran arrastrar, ¡hay un fuego ardiente en nuestros corazones! ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Así como estos hombres desafiaron al rey!

Hermano, ¿qué es lo que te está tentando a ti? ¿Quieres la amistad del mundo? ¿Quieres aplaudir lo que el mundo aplaude? ¿Quieres vivir, quieres bailar a la comparsa del mundo? ¿Hay un vicio del mundo que te quiere atrapar? ¿Qué fuego te va a consumir? Hermano, ¿qué tentación, qué pornografía, qué sensualidad, qué carnalidad? Estos días, nuestro país ha sido sacudido, hermanos, por todos estos escándalos sexuales, por esta corrupción tan grande. No ha habido otro tema estos días en las noticias. ¡Cómo sufre esta patria!

Que el Señor libre a la iglesia de esto. Que el Señor libre a los creyentes de esto. Hermano, huyamos, no queremos ese fuego. ¿Podrá el fuego del adulterio, de la fornicación, del pecado sexual, apagar a un hijo de Dios, o enredarlo con cadenas, y atarlo y caer en la misma concupiscencia? ¿No hay, acaso, un fuego ardiendo dentro de nosotros, capaz de librarnos? ¿Será el buen consejo, será la buena educación? ¿Qué te va a librar? A la hora del fuego de la tentación, nada te va a librar, a menos que tengas un fuego ardiendo dentro de tu corazón.

La “santa tolerancia”

Cuando todo el mundo diga: “Esto es lo que hay que hacer, esto es bueno, esto no es pecado, no es malo; practiquemos la santa tolerancia”, como lo hacen en Europa. Un hermano que venía llegando estos días nos hablaba de la frialdad europea, de lo que cuesta encontrarse con un creyente que ame al Señor. ¡Tienen miedo! No pueden hablar contra el adulterio, porque es intolerancia. No pueden hablar contra los homosexuales, porque sería pecado. Y qué terrible, que congregaciones llamadas cristianas, gobernadas por homosexuales, por lesbianas. ¡La apostasía ya ha llegado, hermanos! ¡Estamos viviendo días de apostasía!

Pero nosotros no estamos por esa tolerancia. Hay Alguien dentro de nosotros, que nos lleva a la santidad, que nos lleva a la pureza, que nos lleva al amor verdadero, que nos lleva a la consagración, que nos lleva al amor verdadero de Dios. ¡Bendito sea el nombre del Señor! Fuego vino a echar el Señor a la tierra, y toda la corrupción de este mundo no podrá apagar, ¡aleluya!, el fuego de Dios que se nos metió adentro! ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Tenemos a Cristo, hermanos, tenemos al Señor adentro!

Cómo nos impresiona la declaración de los apóstoles cuando los gobernantes, cuando los religiosos de su tiempo dijeron: “En ninguna manera hablen de este nombre”. Oh, les llamaron, ellos dijeron: “¿Qué haremos con estos hombres?… Amenacémosles, para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos… porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. ¡Oh, hermanos, qué tremendo es esto! ¡No podemos! Ustedes nos piden que hagamos algo que nosotros no podemos hacer. Aunque todos ustedes nos lo recomienden, aunque todos ustedes nos amenacen, y aunque nosotros quisiéramos… (como Jeremías, no hablaré más porque esto me trae puros problemas) … pero aunque quisiera callar, ¡no puedo!… Porque no soy yo quien sostengo esta verdad, no soy yo quien sostengo esta doctrina: ¡Es el fuego de Dios que me sostiene a mí, es el fuego de Dios el que me lleva de gloria en gloria! ¡Bendito sea el nombre del Señor!

¿Qué hemos visto nosotros, hermanos? Hemos visto la salvación de Dios en Cristo. Hemos visto la resurrección de Cristo de entre los muertos. Hemos visto al Señor glorificado, ¡Aleluya! Hemos visto que el Señor viene pronto, hermanos. ¿Podremos callar esto? ¿Podremos decir que no es verdad? No podemos dejar de decir lo que hemos visto, lo que hemos oído. ¿Amén, hermanos? (¡Amén!). Como diría Pablo: ¡No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios! Y esa palabra, poder, ¿cómo se traduce? Como fuego, como dynamis, como dinamita. Así es, hermanos, como dinamita. ¿Cómo puedo callar, si el evangelio es poder de Dios, es fuego de Dios para salvación a todo aquel que cree? ¡Este hombre tenía al Señor adentro!

En Hechos 20:22, esta palabra demuestra cómo el apóstol Pablo tenía el fuego de Dios adentro. Él decía así: “Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer, salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones” … Me esperan prisiones, me esperan tribulaciones, no sé lo que me va a pasar. “Pero de ninguna cosa hago caso” … ¡Aleluya, hermanos, así hablan los que tienen el fuego adentro! De ninguna cosa hago caso, problemas vendrán, pero de ninguna cosa hago caso. Las cosas no se me dan bien. Tengo problemas por aquí y por allá. Hermanos, no puedo transformar lo que me rodea, pero de ninguna cosa hago caso … “ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. ¡Bendito sea el nombre del Señor! ¡Gracias por estos siervos!

6