Predicas Cristianas | Estudios Biblicos
¿A quien sigues, a la obras de Dios, o al Dios de las obras?
Texto Biblico: Mateo 6:33
Parece que los seres humanos tenemos la tendencia a hacer casi lo que sea para alcanzar lo que queremos, y cuando lo logramos, en muchas ocasiones olvidamos y dejamos a un lado a aquello o a aquellos que nos ayudaron a conseguirlo.
La biblia establece claramente las prioridades que debemos tener, y la mayor de ellas es Dios. No obstante, a lo largo de la historia se han registrado eventos en los cuales el hombre queda en evidencia pues es claro que va tras las bendiciones y los premios, y relega a Dios a un plano inferior.
En estos estudios bíblicos vamos a hacer un breve paralelo que nos permitirá conocer algunas características de aquellos que van tras las obras de Dios, así como también de quienes van tras el Dios de las obras.
I. QUIENES VAN TRAS LAS OBRAS.
Puede que existan muchas maneras de identificar a quienes priorizan las obras, milagros y respuestas de Dios antes que a Dios mismo. Vamos a ver solo tres de ellas.
A. Pueden volverse desagradecidos. Lucas 17: 11-19.
Este es un pasaje del cual podemos extraer varias enseñanzas. Una de ellas tiene que ver con la insistencia y el esmero con los que acudimos a Dios en medio de la necesidad.
Quizá para nuestra época el estar enfermo de lepra no sea tan terrible como lo era en ese entonces. Cuentan los historiadores que dicha enfermedad era prácticamente una maldición ya que la persona que la padeciera debía estar al margen de la sociedad. Cuando algún enfermo de lepra percibía o veía a alguna persona que se acercaba mucho, debía levantar su voz y anunciar que él era un leproso. Con esto, la persona se alejaba para evitar cualquier tipo de contacto.
En este episodio del evangelio de Lucas, había 10 hombres (al parecer muy juntos) con esta enfermedad. No se sabe cuál era su edad ni cuánto tiempo llevaban padeciendo de lepra, pero sí sabemos que cuando vieron a Jesús no dieron aviso para que él se alejara, sino por el contrario, lo llamaron a gritos porque sabían que esa era una oportunidad única.
Jesús en su misericordia acudió a ese clamor insistente y sanó a estos hombres. Pero como se puede leer en la historia, solo 1 de ellos regresó para agradecer y adorar a Jesús. Los otros 9 ni siquiera enviaron sus agradecimientos.
B. Pueden volverse materialistas y orgullosos. Mateo 19:16.
Este es el muy conocido pasaje del hombre rico.
Dios en su misericordia permite que las personas prosperen y tengan éxito, como era el caso de este joven. En este episodio, a lo mejor este muchacho buscaba que Jesús mismo lo adulara, lo exaltara o lo alabara en público. Dice el pasaje que este hombre dijo: “Todo esto (los mandamientos) he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?”. Decirle a Jesús que ya hemos hecho todo lo que él exige puede sonar un tanto arrogante. La evidencia de que este hombre no iba tras los pasos de Jesús fue cuando el Hijo de Dios le dice que venda lo que tiene y lo entregue a los pobres y luego le siga. Allí se acabó el impulso del joven rico, pues dice el pasaje que se puso triste y se fue.
C. Pueden volverse traidores Mateo 27:22.
Estamos ante uno de los escenarios donde se puede palpar la traición en su máxima expresión. Los mismos compatriotas de Jesús, a quienes en muchas ocasiones enseñó, sanó, alimentó, guió, etc. Ahora estaban diciendo ¡crucifíquenle!
No podemos saber con precisión cuántas de estas personas habían recibido milagros de Jesús o habían sido testigos de ello, pero de seguro que entre la multitud había muchos de ellos. ¿De verdad querían seguir a Cristo? O, ¿sólo necesitaban un milagro? Juzguen ustedes.
II. QUIENES VAN TRAS EL DIOS DE LAS OBRAS
Este es el polo opuesto. Hay diferencias abismales entre quienes de veras van tras los pasos de Jesús y quienes solo buscan un milagro, respuesta o favor. Examinemos algunas:
A. Hacen Su voluntad. Mateo 12: 50.
Quienes van tras el Dios de las obras hacen Su voluntad. Jesús mismo puso a nivel de lazos de sangre a quienes le obedecen, pues los trata como a su madre, hermanos y hermanas.
B. Lo conocen. Juan 10: 4 y 14.
C. Lo adoran. Juan 12: 3.
Este es un maravilloso pasaje que habla de adoración a Dios. Imagínese usted el siguiente panorama:
Las mujeres en los tiempos bíblicos no tenían las oportunidades que hoy sí tienen. Para que una mujer pudiera vivir bien en aquella época tenía muy pocas opciones: o se casaba o se prostituía. Había muy pocos chances de que tuviera libertad económica.
Dice el relato (Juan 12: 1-8) que el valor del perfume que María vertió sobre los pies de Jesús costaba 300 denarios. Se calcula que un jornal se pagaba a 1 denario, es decir, que para comprar este perfume se tenía que haber laborado por casi un año. Ese perfume tan caro fue el que María usó para lavar los pies de Jesús. No sabemos cuánto trabajo le costó a ella conseguirlo, pero le dio un uso inmejorable.
¡Definitivamente hay que conocer a Jesús para adorarlo de verdad!
D. Lo sirven. Mateo 8: 15.
Contrario a la actitud de los 9 leprosos, en este caso la mujer que fue sana por Jesús le sirvió.
E. Aceptan Su soberanía. Hechos 4: 24.
Cada vez que usted le diga soberano a Dios, está diciendo que Él es la máxima autoridad. Esto significa que nadie hay sobre Él y sus decisiones no se discuten.
En este pasaje, dos de los discípulos (Pedro y Juan) habían estado ante el concilio pues los querían arrestar por predicar el evangelio. Después de haber sido liberados porque no hubo delito para capturarlos, fueron amenazados. No obstante, no se quejaron contra Dios –aunque quizás hubiese sido “justo” hacerlo, ya que estaban predicando su palabra y aun así los perseguían-; sino que reconocieron su soberanía y en lugar de protestar, pidieron a Dios que les concediera la oportunidad de seguir hablando de Él.
¡Esto es un síntoma de alguien que de verdad conoce a Dios! No protesta Sus decisiones, las acepta y se refugia en Él.
F. Le dan un valor secundario a lo material. Mateo 6: 33.
Este es un pasaje bastante popular entre los cristianos, solo que a veces se olvida o se ignora el potencial que tiene.
Buscar el reino de Dios antes que a las cosas debe ser una práctica diaria, un estilo de vida. Se trata de confiar en Dios y entronarlo antes que a cualquier otra cosa habida y por haber.
Un verdadero cristiano no es aquel que no tiene necesidades ni pasa por tiempos difíciles; no es aquel que tiene abundancia todo el tiempo y no sufre por nada. Un verdadero cristiano aprende a vivir en la abundancia y en la escasez (Filipenses 4: 11-13) siempre teniendo a Dios como su único rey.
Las cosas materiales no son la meta del cristiano, es Dios. Dios es su forma de vida, es su alimento, su todo. Las cosas materiales son necesarias, pero nunca están por encima de Dios.
Conclusión:
Apreciado lector, ponga su meta en el cielo y vaya tras las huellas de Jesús. Seguir a Dios es de cristianos, seguir las obras de Dios antes que a Él es de interesados que no le buscan de verdad. Cuando Dios responda sus peticiones, no se olvide de Él. Vuelva y agradézcale como hizo el leproso, sírvale como hizo la suegra de Pedro, adórelo como hizo María, acepte su soberanía como Pedro y Juan y sea una oveja fiel de su rebaño.
Nadie puede ser salvo sin haberle recibido, usted no puede decir “Yo ya tengo la salvación en mi bolsa”, sólo porque anda una crucita colgando en su cuello. Mi amigo, recuerdo que todos no nos quedaremos en el sepulcro, allí descansarán únicamente nuestros restos mortales; ¿Pero qué pasará con los restos inmortales, su alma, su espíritu?. Jesús es un segundo doble para esta vida, y para la vida eterna. ¿Sabía usted que hay muertos que son sordos y hay muertos que oyen? en Juan 5:25 dice: “De cierto, de cierto, os digo; viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán”. En los evangélicos existe un gran problema de fe, todos hablan de ser salvos pero nadie se quiere morir para ir al cielo; esto significa que no hemos creído verdaderamente en la vida eterna que Cristo ofrece; pues el apóstol Pablo dice “Para mi vivir es Cristo y morir es ganancia”.
A la pregunta ¿Está usted preparado para morir? ¿Qué contestaría usted?: Que tiene un espacio en el cementerio, o que adquirió un seguro de vida; o a lo mejor ha acumulado una buena cantidad de dinero; todavía queda mi pregunta sin contestar, pues esas respuestas son para sus herederos, no para la eternidad, la eternidad no es un tema religioso, debería ser el tema más importante para la humanidad, estamos muy preocupados salvando el planeta tierra y nadie se está preocupando por como pasará la eternidad; es un tema bloqueado por el materialismo y los afanes de esta vida; Jesús dice: “de que le sirve al hombre si ganare todo el oro del mundo si pierde su alma”; personas ateas, creyentes en Cristo, y otros; son enterrados con ritos religiosos, por los que han quedado, quieren hacer algo por sus muertos, pero para ese entonces ya es demasiado tarde; la eternidad es un destino cuyo boleto se adquiere en vida a través de la persona de Jesucristo; y nadie puede abordar el vuelo si no es por la escalinata de la muerte.
Por favor desista de prepararse para su vejez, lo cual es extremadamente correcto, pero lo más importante en tu vida es prepararte para la eternidad, pues si la muerte es inevitable, lo es también la eternidad.
Acepta a Jesucristo en tu corazón; El dice: ” El que tiene al Hijo, tiene al Padre y yo le daré vida eterna”. La muerte sorprende a muchos diariamente; los únicos que no son sorprendidos son aquellos que están preparados. Amén