Levantemonos para la ofensiva

El mensaje que hoy llevaremos, tratará un tema que nosotros conocemos muy bien. En esta hora vamos a estudiar a la iglesia. Con esto no me refiero, que estaremos discutiendo acerca de esa o aquella congregación, sino que examinaremos el rol de la iglesia, mencionaremos acertadamente sobre el papel que desempeña el Cuerpo de Cristo. Hablaremos acerca del fundamento, del desempeño, y del poder que tiene la iglesia. Previo a dirigirnos a la Palabra de Dios, me gustaría que hiciésemos algo. Hoy vamos a utilizar nuestra imaginación.

Vamos a idearnos, casi sin que esto sea fantasear, ya se darán cuenta el por qué, pues bien, imaginemos que el mundo, para ser más específicos, los inconversos, son una antigua ciudad fortificada, ya que así era el diseño de estas ciudades, con grandes fortalezas que delimitaban el perímetro de la ciudad, amuralladas de tal manera, que hacía casi imposible el acceso hacia su interior de cualquier pueblo que intentase invadirlo. Idealicemos que nosotros, la iglesia, somos ese pueblo invasor, y nos encontramos enfrente de esta enorme ciudad edificada por el hombre, quien además se ha dejado influir en el transcurrir del tiempo por el diablo. Como un pueblo que tiene por objetivo invadir, tenemos el deber de introducirnos al interior de esta ciudad y poseerla, pero la incredulidad y la indolencia han vallado sus puertas.

El acceso ha sido bloqueado de tal manera que el ingreso parece imposible, y lo único que podemos observar son grandes fortificaciones levantadas al transcurrir de los tiempos, amuralladas con religiosidad, paganismo, lujurias, codicias, fornicaciones, orgullo. ¿Pueden verlo en sus mentes? ¿Pueden ver ésta ciudad? ¿Divisan estas grandes murallas? Ahora entienden por qué al inicio dije que imaginaríamos pero casi no sería fantasear, porque el mundo tal y como lo vemos hoy en día, se encuentra edificado y amurallado de esta manera, impidiendo que el gran evangelio del Dios bendito entre en sus vidas. Leamos en este momento la Palabra de Dios y observemos el papel que la iglesia desempeña y la autoridad que le ha sido designada.

Mateo 16:13-20 – Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.

En estos versículos notamos que Jesús les pregunta a sus discípulos, lo que la gente creía acerca de Él. Su pregunta radicaba en que había atraído a muchas personas, debido a la gran cantidad de milagros que había realizado. Sus palabras y sabiduría no sólo habían sido oídas por el pueblo, sino que, llegaron a oídos de los líderes de ésa época, de los principales de los fariseos y los saduceos. Nosotros notamos con las respuestas de los discípulos, que el pueblo tenía un concepto equivocado de quien verdaderamente era. El pueblo creía que él era un profeta más, de los tantos que Dios había enviado. Ahora Preguntémonos: -¿muchos pueden estar en esta misma equivocación en nuestros días? Pues la respuesta es afirmativa, y tristemente este cuadro no se encuentra solamente en el mundo, o solamente en aquellos que el diablo tiene en sus redes. Ésta triste pero real situación la podemos ver también en el profeso pueblo de Dios. Menciono esto porque aún existen muchas personas dentro del pueblo de Dios, a quienes Él no les ha revelado verdaderamente a Cristo como el Mesías. Me permito explicarles este asunto.

Muchos que profesan ser cristianos conocen que Cristo fue el cordero de Dios para saldar nuestra deuda, quitando nuestros pecados, saben que Él fue crucificado y murió, y que resucitó al tercer día, para que nos fuese dada la vida eterna, saben que Jesús es el hijo de Dios. Es decir ellos asentirían sin dudar estas verdades bíblicas, que el saberlas es muy bueno. Pero que el sólo saberlas y asentirlas, no nos salva, si es que como a Pedro, Dios no nos da una revelación de quien verdaderamente es Jesús y de su autoridad.

Para tener aún, un entendimiento más claro, notemos muy bien la respuesta de Cristo, cuando Pedro lo reconoció como el Mesías. “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” ¿Cuál es la importancia de esta respuesta? La importancia radica en que Jesús, sabía que sus discípulos no creían sólo en Él como el Mesías por los muchos milagros, o señales, sino que creían en Él como el Mesías porque Dios se los había manifestado. Esto se convierte en una piedra de tropiezo para muchas personas que profesan ser cristianos. Como lo mencione muchos de los que profesan ser cristianos no dudarían en aceptar los doctrinas básicas acerca de Jesús, pero la base del problema es que muchos de ellos no han recibido una revelación de Dios, muchos de ellos no han tenido una manifestación directa con Jesús. Puesto que cuando sucede esto, cuando una persona tiene sea revelación por parte de Dios Padre, la vida de aquel hombre es transformada en su totalidad, bien podemos leer en 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Pero notemos que el resultado de ser hecho nueva criatura, radica en estar en Cristo. Cuando una persona está en Cristo, esa vida es transformada por completo. Todas las personas que antes conocían a aquella persona, al verla ahora no la reconocerían. Cuando se conoce a un creyente, al cual el Padre le ha revelado a Jesús, al cual le ha manifestado su gloria y su poder, se conoce a alguien, de quien la Escritura menciona “nueva criatura es.” Jesús les dijo: “porque no te lo reveló carne ni sangre” Jesús conocía que sus discípulos creían porque Dios se los mostró. ¡Gloria a Dios! ¡Hermanos debemos pedirle a nuestro Padre que nos revele a su hijo! ¡Oh! Oro para que Dios revele a su hijo a quienes tenga que revelárselos y de esa forma Él pueda usarnos.

Al seguir leyendo vemos: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Esto nos enseña dos cosas de suma importancia, la primera es que aquí podemos observar el comienzo de la Iglesia, su fundación. También notamos el gran poder que le es concedido a la iglesia. Detengámonos un momento, para acotar un punto, y ser más claro. Estas palabras de Jesús es mal dilucida por muchos, y es uno de los fundamentos católicos. Pero bien nos enseña la Palabra de Dios al leer Juan 8:32: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Notemos que Jesús les respondió: “sobre esta roca edificaré mi iglesia”, es precisamente aquí donde el catolicismo y muchos otros cambian el sentido de ese versículo, al inferir que Pedro es el fundador y precursor de la iglesia, pero no hay nada más lejos de la verdad. Jesús no dice que sobre Pedro, su iglesia quedaría edificada, sino más bien, que su iglesia quedaría edificada sobre lo que manifestó Pedro sobre Él, que era el Cristo, el Mesías. Hermanos Pedro no fue el precursor, ni mucho menos el fundamento de la iglesia. ¡Hermanos Cristo la fundó, y Él es su propio fundamento! ¡Gloria a Dios que así haya sido!, ésta es la verdad, sean libres.

Como segundo punto observemos que el Señor manifestó: “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Estudiemos esta parte de la declaración de Jesús. ¿Qué podemos definir sobre puerta? Pues que es una especie de seguridad. Miren sus hogares en su mente, miren sus puertas, ¿Qué utilidad tienen las puertas en sus hogares? Son usadas para asegurar sus casas, son usadas como una forma de evitar que personas ajenas a sus hogares puedan ingresar y delinquir. ¿No es así? La puerta no es utilizada como un arma para atacar, con puertas no puedes pelear una batalla, peor aún ganarla. En las grandes batallas de la historia, creo que jamás hemos escuchado algo parecido a que un ejército se haya provisto solo de puertas para ir a combatir, sonaría gracioso ¿no es cierto?

Lo que si hallamos en las grandes batallas de la historia, es como las puertas amuralladas de una ciudad lograron bloquear el acceso del enemigo al interior de ella. ¡Es claro el poder de la iglesia aquí! Al principio de este mensaje, imaginamos que nos encontrábamos en frente de una gran ciudad amurallada. Y que el mundo de los inconversos era ésta gran ciudad amurallada. Al usar la imaginación de ésta manera, podemos comprender claramente lo que Jesús nos habla a nosotros como iglesia. Cristo nos está indicando que el enemigo Jesús aquí nos está diciendo claramente que nuestro enemigo se halla a la defensiva. En muchas ocasiones creemos que el enemigo está de pie al ataque. Sí, así es, en muchas ocasiones pensamos que el diablo está en la ofensiva, pero en este momento no es así. El enemigo se encuentra amurallado, él está a la defensiva, él ha erigido grandes fortificaciones, con puertas tan recias que parecerían imposibles de penetrarlas. ¡Esto es cierto a nuestro derredor! El enemigo ha levantado tan altos muros de odio, de vanidades, de religiosidad, él ha creado grandes puertas en esta fortificación, que parecerían inaccesibles, puertas valladas con la incredulidad. ¡Pero Jesús nos está diciendo que esto que parece inaccesible, no es así! Satanás no puede crear fortificaciones con murallas y puertas, que la iglesia con el poder de Jesús en ella, no pueda penetrar. ¡Jesús nos insta a levantarnos a la ofensiva, puesto que las puertas del enemigo no serán inquebrantables ante el poder de Jesús!

Hermanos levantémonos con confianza y tomemos las armas, ya que las fortificaciones que edifique el enemigo no podrán contra el poder de nuestro Dios. Te exhorto con confianza al decirte que en el nombre de Cristo, toda fortificación, toda puerta que sea levantada por el enemigo será derribada. Con confianza en el nombre de Jesús los muros de incredulidad, de indiferencia, de orgullo, de desaliento, de toda maldad que se halla erigido en este mundo no permanecerán de pie. Hermanos, Jesús nos ha dejado un gran legado y con su poder, nos ha prometido que contra su iglesia nada podrá prevalecer. Hermanos, tampoco esto les quiere decir que nuestra lucha será fácil, pero lo que sí les puedo decir es que confiando en Él, no importa las edificaciones que el enemigo levante, o cuan fuerte las constituya, o cuan altos sean sus muros, no prevalecerán contra Cristo y su iglesia. ¡Hermanos a levantarnos, no tenemos promesa más segura, con la cual podemos ir a la batalla! Puesto que: “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Conclusión.

Podemos observar también en estos versículos que el Señor: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.” Jesús también les da el poder no únicamente a sus discípulos sino también a su iglesia les da el poder de vencer cualquier oposición. Esto nos indica que nosotros tenemos el deber de iniciar la ofensiva en el nombre de Jesús hasta que caigan las murallas, hasta que sean derrumbadas sus puertas, esto lo podemos hacer en el nombre de Dios. ¡Hermanos, a la ofensiva, tomemos nuestras armas! ¡Dios nos ha dado el poder para atar y vencer, en el nombre de Jesús!

¿Cómo lograremos esto? Pues hermanos, todo soldado que se prepara para la batalla debe entrenarse, entrenémonos mediante la oración, la lectura bíblica, el congregarnos, el cantarle, el adorarle, el proclamar las Buenas Nuevas, y esto se hace cuando Dios nos ha revelado a su hijo, nos ha manifestado su poderío y su gloria. Él nos ha concedido el poder para vencer, no fijando su voluntad, sino recibiéndola y poniéndola por obra. También notamos que Jesús mandó a que no manifestarán quién era Él, y esto si bien es cierto, era debido a que aún no había llegado el tiempo de Jesús. ¡Hermanos, pero para nuestro tiempo, es de vital importancia revelarle a toda criatura quien es Jesús! ¡Debemos llevar las Buenas Nuevas de Salvación! ¡Hermanos es tiempo de irnos a la batalla, confiando en su promesa! ¡Él dijo que nada podría prevalecer contra su iglesia! ¡Gloria a Dios por esta bendita verdad!

Muchos de nosotros nos encontramos con dificultades en nuestras vidas personales, con decisiones que hacer sin tener ni la mas pequeña idea de que hacer. Y quizás no nos hemos dado cuenta que el Señor nos esta guiando, el Señor nos esta pastoreando. El Señor nos esta llevando a donde pertenecemos y donde Él quiere que estemos. Nos esta escogiendo a uno por uno para que oigamos su palabra y regresemos a nuestra morada.

La palabra nos dice: “Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán.” Hermanos nuestra morada es el Reino de Dios, servir a nuestro Rey y Salvador, nuestro Dios todo poderoso, al Rey de Reyes, Señor de Señores, al Alpha y el Omega, al Eterno Yo Soy. Él nos esta haciendo crecer por día porque Él no quiere que tengamos más sufrimientos, Él no quiere que tengamos más dolor.

Él quiere que vivamos en su Reino llenos de gozo y alegría. Él quiere que nosotros tengamos un crecimiento. Quiere multiplicarnos y bendecirnos. La palabra nos dice: “Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová. “ Los estudios bíblicos y predicas cristianas basadas en la sana doctrina claramente nos enseñan que seremos apacentados, no espantados. Los estudios bíblicos y predicas cristianas nos enseñan los cristianos fieles seremos bendecidos, y no amedrentados. El Señor nos esta diciendo que no tendremos que temerle a nada, porque Él es quien guía cada paso que damos. Él es quien nos puede guiar en todas las decisiones. Solo Él nos puede guiar y pastorear hacia donde Él nos quiere. Como dije anteriormente no estamos reunidos aquí por coincidencia, estamos porque nuestro Dios todo poderoso quiso que estuviéramos aquí en el día de hoy.

Hechos 16:6-7 – Y atravesando Frigia y la provincia de Galicia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.

Esto nos demuestra claramente que nada sucede sino por la voluntad de Dios. No estamos reunidos por casualidad, sino porque Dios quiso que estuviéramos aquí. El Espíritu Santo fue quien nos trajo a este lugar, y es quien nos guía hacia donde tenemos que estar para agradarle a Dios.

Ezequiel 34:11 – Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

El Señor mismo ha reconocido a cada uno de nosotros individualmente; Él ha llegado a nuestra vida no por casualidad, sino porque quiere pastorearnos hacia donde mejor le podemos servir. Los estudios bíblicos y predicas cristianas nos enseñan que el Espíritu Santo quiere guiarnos hacia donde Él quiere que estemos, y tengamos la paz y el gozo de vivir en el Reino de Dios. Él nos trajo juntos en el día de hoy con un propósito; Dios nos ha llamado a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

Para concluir. Existe una explosión porque Jehová es el que esta enviando las almas. El Señor fue quien te envío aquí en el día de hoy. No fue el hermano o hermana quien te hablo acerca de Jesús. Porque nosotros solamente somos siervos de Dios sometidos a su autoridad. Somos solamente una herramienta que Dios utiliza para esparcir Su palabra.

Así que, no estamos aquí porque una persona lo quiso, estamos aquí porque fue el deseo de Dios que estuviéramos aquí. La iglesia esta explotando como dinamita no por las prédicas de los pastores, sino porque Jehová mismo nos esta recogiendo y sacándonos de donde estamos. Jehová mismo nos esta trayendo al lugar donde quiere que estemos. Jehová mismo es el que nos esta pastoreando y apacentando. No estamos donde estamos porque lo quisimos nosotros, estamos porque Dios así lo quiso.

Démosle toda la honra y honor a nuestro Dios. Vamos a darles las gracias por las bendiciones que esta derramando. Vamos a darles las gracias por amarnos de tal manera que nos ha pastoreado hacia donde quiere que estemos.

© Jose R. Hernandez, 1999. Todos los derechos reservados.