La fe que mueve montañas
La clave: tener fe
Ante el asombro de Pedro y los discípulos, la respuesta de Jesús fue: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón sino que creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (v.23).
¿Imagina cuántas cosas podríamos lograr si tan solo nos atreviéramos a creer? La fe es la llave a un mundo maravilloso en el que todo puede ocurrir, conforme a la voluntad de Dios. Es la posibilidad de entrar en la dimensión de los milagros, en la que no existen los límites. Nada es imposible. Allí no se conoce ese término.
Sanidades y condiciones imperantes, pueden modificarse. No olvide: desaparece todo cuando parezca imposible…
¿Qué se necesita?
En primera instancia, establecer un canal de comunicación permanente con Aquél que todo lo puede. Y ese recurso es la oración. Así lo explicó el Señor Jesús: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”(v.24).
Orar es el primer paso. El segundo, y como lo anotábamos al comienzo, es desechar toda sombra de duda. La incredulidad levanta una poderosa barrera que pone freno al mover de Dios.
Un tercer elemento es la perseverancia. Puede que el milagro no ocurra inmediatamente. Usted no puede renunciar a creer. Es de suma importancia que “persevere”. Si lo hace, lo imposible ocurrirá.
Quizá tiene alguna petición para orar. Deseamos ayudarle a interceder. Sólo basta que nos comparta su necesidad. ¡Jamás olvide que si creemos en el poder ilimitado de Dios, los milagros ocurrirán!…
Ps. Fernando Alexis Jiménez
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