¿Existieron en realidad los heteos?

Este mural de un palacio heteo muestra músicos tocando varios instrumentos. Durante varios siglos las únicas referencias que se tenían de los heteos eran las de la Biblia. Debido a esto, algunos detractores de la Biblia concluyeron que no eran más que un invento, uno más de los mitos contenidos en sus páginas.

Después de todo, decían, ¿cómo podían haber existido una cultura y un pueblo enteros y haber desaparecido sin dejar rastro alguno?

En Génesis 23 los heteos son mencionados en relación con el patriarca Abraham, quien compró una cueva a Efrón heteo para usarla como sepultura de su amada esposa Sara. (El mismo Abraham sería sepultado allí al morir.)

Con el tiempo Esaú, nieto de Abraham, se casó con dos mujeres heteas (Génesis 26:34), y más tarde los heteos fueron parte de los pueblos que Dios prometió expulsar para que los israelitas pudieran heredar la Tierra Prometida (Éxodo 23:28; 33:2; 34:11).

Más adelante el rey Salomón desposó algunas mujeres heteas (1 Reyes 11:1), probablemente como parte de sus alianzas políticas con los gobernantes de ese pueblo. Los heteos todavía ejercían una poderosa influencia en los tiempos de Eliseo, alrededor del año 840 a.C. (2 Reyes 7:6). Pero ¿existieron realmente?

Cuando finalmente fueron exploradas las tierras del Cercano Oriente, particularmente lo que es actualmente Turquía central, donde estaba la sede del imperio heteo, los arqueólogos encontraron abundantes pruebas de la existencia de ese pueblo. Sus hallazgos correspondían precisamente a los heteos mencionados en la Biblia.

Su imperio había existido durante siglos, junto a los otros pueblos mencionados en las Escrituras. Sufrió altibajos, al lado de otros reinos e imperios como Siria, Egipto y Asiria, hasta que se debilitó y desapareció por completo poco después de su última mención en la Biblia.