ATLETAS ESPIRITUALES
Jesús nos invita a todos a que nos acerquemos a Él. Pero a veces con nuestra actitud retrocedemos en vez de avanzar. No podemos ser primicias si no estamos cerca de Él. Jesús al que ama castiga, disciplina y lo marca. Para el que cree en lo imposible, lo mejor está aún por venir.
Únicamente los discípulos son libres en Cristo.
El Don es lo más importante, el Don de Dios, que es Jesús. Hay muchas veces que tenemos tantos dones pero no tenemos el Don más importante.
Juan 4:10
Tengamos cuidado, que por culpa de un pecado no estemos perdiendo la unción. Nuestra preocupación tiene que ser estar en lugares donde esté la presencia de Dios y estar llenos en todo momento.
Nuestro alimento como atletas espirituales tiene que ser, comer de la Palabra. En esta dieta no puede faltar la disciplina. No pensemos que es gravoso servir a Dios, es en realidad el esfuerzo mejor recompensado que hay dentro y fuera de este mundo.
Hechos 2:38
Hechos 8:19,20
Hechos 11:17
Nuestras vidas están en las manos de Dios, somos decisión suya, así que debemos dejarle decidir a él.
Si decimos “Envíame a mí” debemos tener en cuenta que Dios únicamente envía a las personas que están llenas de Él.
Dios al que ama lo marca para que siempre recuerde que no puede actuar como los demás.
Donde está tu corazón está tu tesoro. La fe es un músculo que se desarrolla haciendo ejercicios espirituales. Debemos ser, por ello, atletas espirituales apasionados de Dios. Como, un ejemplo, era David, un atleta conforme al corazón de Dios, que a través de la unción de Dios, mató al Gigante.
El Don del Espíritu es estar constantemente llenos de Él.
8:20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.
Hechos 10:45
10:45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Con nuestro carácter a veces estorbamos a Dios. Hay posibilidades de esforzarnos más pero renunciamos a ello porque no somos valientes y esforzados.
Dios visita cuando ve hambre de Él, no pensemos que El Dios Soberano se va ha rebajar para que le busquemos. Somos nosotros los que debemos mendigar su comida y su compañía