ENTRAD POR LA PUERTA ESTRECHA

El siervo de la congregación, debe vivir continuamente en dulzura y reverencia.
 
Mateo 7: 13-14
 
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los
que entran por ella;
 
Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
 
No podemos buscar a Dios por una puerta natural. La puerta es estrecha y la otra ancha, pero ambas son espirituales.
No es de muchos entrar por puerta estrecha.
 
Los burladores hoy son aquellos que dicen: la bendición tarda y la venida no nos alcanza.
 
Para entrar en el altar, tenía que haber una preparación de la unción. Sin santidad nadie podía entrar en el lugar santo. “Los
camilleros” tienen la unción y saben entrar en la presencia de Dios, para llevar a los enfermos. Lo contrario a esto son los creyentes
“taxistas” que están esperando a la orilla que se les llame, para un servicio en concreto.
 
La unción se delata en su rostro, y en los frutos del Espíritu.
 
Juan 3:3
 
Respondió Jesús y le dijo: de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios.
 
La unción es para entrar en las cosas espirituales.
Israel no renunció a sus tradiciones, y la iglesia hoy, se vuelve a las tradiciones.
 
Hebreos 4:3
 
Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:
 
Por tanto juré en mi ira, no entraran en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.
Para entrar hay que creer.
La desobediencia, también equivale a justificaciones.
 
Hebreos 4: 11, 12, 13
 
Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.
 
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu,
las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
 
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de
aquel a quien tenemos que dar cuentas.
Arre batir y contestar nos hace irrespetuosos, y nos deja marcados de por vida.
 
Salmos 24:3
 
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?
 
Las manos limpias equivalen a pureza en sus obras. Las cosas vanas son las cosas del mundo.
 
Salmos 15:1-5
 
1 Jehová, ¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
 
2 El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.
 
3 El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino.
 
4 Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no
por eso cambia;
 
5 Quién su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás.