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El peor crimen del mundo

El peor crimen del mundo

2 Reyes 7:3-9

Introducción

¿Cuál podría ser considerado por usted, el peor crimen de la historia? He aquí algunas ideas: Será acaso el asesinato en masa de judíos por los nazis durante la segunda guerra mundial, aproximadamente 6 millones de judíos murieron en los campos de concentración. Serán las muertes y torturas de hombres, mujeres y niños chiítas que perpetuo Sadam Hussein en 1983. Acaso serán el atentado terrorista en Oklahoma en 1995 en donde murieron muchas personas entre las que se cuentan un buen número de niños, pues allí se ubicaba una guardería. Los avionazos en las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre del 2001.

Hay quienes creen que el peor crimen es el abuso sexual a niños de parte de ministros religiosos de muchas confesiones espirituales; otros más consideran el aborto como la cosa más fea que un ser humano puede hacerle a otro. Más recientemente existen quienes afirman que el peor crimen de la humanidad es el daño que se hace al medio ambiente y que por consecuencia existen un cambio climático que afecta a todo el mundo.

La lista parece interminable, pues tal vez según la región y el nivel de involucramiento habría quien diría que el peor crimen son los indígenas muertos en aguas blancas en Chiapas, o el holocausto armenio en 1917, los cientos de enfermos y muertos por el SIDA en el África, etc. Sin embargo, desde luego que todas esas calamidades son expresiones horribles de la naturaleza humana contra la misma humanidad, pero tenemos que admitir, a la luz del mensaje de hoy, que el peor crimen cometido contra la humanidad no es ninguno de estos antes mencionados, y lo más terrible es que tal vez usted, yo y muchos otros con rostros normales y vidas tan bondadosas, seamos los autores del peor crimen contra la humanidad. No se sorprenda, pues después de oír lo que Dios tiene para cada uno de nosotros este día, usted podrá coincidir conmigo.

El pasaje que hoy nos ocupa se sitúa históricamente en tiempos del profeta Eliseo; cuando un buen día (si se puede llamar así) el rey de Siria Ben Adad, toma la decisión de rodear y así aislar por mucho tiempo a la ciudad de Samaria, con la idea de derrotarla y así conquistarla. Una vez hecho esto, la ciudad de Samaria y sus habitantes se vieron envueltos en una penosa, larga y horrible hambruna, en donde inclusive algunos de sus pobladores tomaron la dura decisión de comerse a sus propios hijos (2 R. 6: 28) y en medio de esta cruda realidad surgen 4 personajes importantes que hoy nos muestran cómo es que podemos ser cada uno de nosotros los autores del peor crimen contra la humanidad. Pero ¿Cuál es este crimen? El peor crimen es no compartir con los demás el camino del perdón, la paz, el propósito y la vida eterna en Jesús. Y como es que lo llevamos a cabo, tal vez (sin ser una disculpa) sin darnos cuenta; pero al fin y al cabo los perjudicados se pueden contar por millones. Pero partamos de una pregunta fundamental, ¿Por qué es el peor crimen de la historia a la humanidad?

I. Porque no hacemos lo bueno (v. 9) “…No estamos haciendo bien…”

Cuatro hombre leprosos y hambrientos sentados a las afueras de Samaria se lamentaban se su actual condición, cuando de pronto a uno le vino una idea a su mente “… ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?” (v. 3) de pronto se dieron cuenta de que nada hacían en relación de resolver su situación, por lo tanto los cuatro hombres toman una difícil, peligrosa y hasta desesperada decisión “…Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos” (v. 4)

Estaban decididos a todo, se habían dado cuenta que nada perdían con ir y tal vez rendirse ante el enemigo, de todas formas morirían de hambre en Samaria o bajo la espada de los sirios, pero habían un chance u oportunidad, pero para descubrirlo debían arriesgarse yendo ante los sirios. Sin embargo los cuatro leprosos se llevaron una gran sorpresa al llegar al campamento y descubrir que estaba abandonado (v. 5) y que por la manera en la que estaba el campamento se podía notar que habían huido rápidamente, el cronista sagrado nos aclara que fue Dios quien confundiéndolos les hace creer que son atacados en una gran emboscada por aliados de los israelitas (v. 6). Los hombres ya en el campamento y darse cuenta del abandono, hacen lo que muchos harían en su lugar: “…comieron y bebieron…” (v. 8) saciaron su más básicas y más importantes necesidades, posteriormente vieron por su seguridad económica: “…y tomaron de allí plata y oro y vestidos…” (v. 8) pero me llama la atención lo que hicieron después “…y lo escondieron…” y después fueron a otra tienda y volvieron a hacer lo mismo “…y lo escondieron” (v. 8) Pero, lo malo no era que comieran y bebieran, tampoco para su tiempo y moral, el quedarse con un botín no era algo necesariamente malo, sino que su consciencia les redarguye a saber que lo que hacen no están bien, pero ¿Qué es lo que no está bien? El que solo ellos 4 estuvieran disfrutando de semejantes bendiciones, mientras los demás israelitas estaban muriendo de hambre en Samaria.

Ellos toman consciencia, es decir se dan cuenta, el texto dice: “…se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien…” (v. 9) y no se referían a comer o hacerse de algunos bienes materiales, sino de su egoísmo. Existe una oración en el medio católico llamada “El yo Pecador” y en una de sus frases dice: “…he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión…” Algunos no entienden esto de la omisión. Muchas veces creemos que pecar o hacer lo malo, únicamente se refiere a “lo que hacemos”, al no cumplimiento de ciertas reglas o mandamientos. En la mayoría de los casos la gente puede confesar a Dios sus pecados, es decir le dicen a Dios lo malo que hicieron; pero poco, muy pocos consideran que “no hacer” o “dejar de hacer lo bueno” es igual o más grave que aquello malo que hicimos. Santiago el apóstol dice claramente: “Y el que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg 4: 17) los leprosos sabían esto por eso se dicen entre ellos “…callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzara nuestra maldad…” (v. 9) No hablar de Jesús, no compartir con los no creyentes el camino a la vida eterna es un pecado y es el peor crimen que usted puede cometer contra las personas. Rick Warren dice: “Si tu vecino tiene cáncer o SIDA y sabes cuál es la cura, sería un crimen que retuvieras esa información que le salvaría la vida” Tal vez el argumento más utilizado para no hablar de la salvación en Cristo es que las personas parecen no necesitarlo, pues se ven tan felices, exitosos y que además cada quién en su propia experiencia se vincula con Dios, a su manera. Pero esta es una mentira, no importa cuán felices, exitosos aparenten ser las personas, sin Jesús están perdidas y están listas para el infierno eterno. La Biblia dice tajantemente “Jesús es el único que puede salvar a las personas” (Hch. 4: 12 PAR) y no decirle a los demás esto está mal, véanlo por donde lo vean, los cuatro leprosos se dieron cuenta de su error, pues lo que estaba escondiendo no era el oro, la plata y los vestidos, sino la bendición que Dios había dado a todos y solo ellos estaban disfrutando.

II. Porque son Buenas Noticias (v. 9) “…Hoy es día de buena nueva…”

Los cuatro hombres leprosos habían encontrado algo realmente bueno, los enemigos sirios habían huido, por lo tanto el peligro de ser conquistados había desaparecido, el hambre había terminado; además ellos los cuatro leprosos han saciado su hambre y se han hecho de algunos bienes. Todo eso son buenas noticias, buenos eventos, grandes bendiciones; pero la gran mayoría no lo sabe, solo cuatro de ellos las estaban disfrutando, pero de pronto algo, o mejor dicho “alguien” les dice que el disfrutar solos de esa bendición no está bien, pues ellos se dicen a sí mismos “…y nosotros callamos…” (v. 9) El pueblo de Dios viven en circunstancias similares, pues mientras disfrutamos de la promesa de la vida eterna, del compañerismo de Jesús, de la poderosa guía de Dios a través de su Palabra; además de contar con su cuidado y provisión; también callamos ante un mundo que literalmente grita su necesidad. Pareciera que a la iglesia de Cristo, los no creyentes no son tan importantes como lo son sus actividades. Recientemente leía a algunos pensadores cristianos que afirman que el cristianismo evangélico está en crisis, está experimentando cambios; sin embargo esos cambios no incluyen alcanzar con las Buenas Noticias de Salvación a los no creyentes. No es una crítica insensible, sino una descripción de algunas expresiones cristianas.

Se ha suplido el valor y la enseñanza de la Biblia por extensos momentos musicales, argumentando que Dios nos demanda alabanza y adoración, surgen personajes que ostentan títulos como profetas, apóstoles, reverendos, sin que muchos de ellos hayan ganado a un alma para Cristo. Se ofertan los milagros y las sanidades, cuando la parte más enferma de los seres humanos no son sus miembros u órganos, sino su alma. La palabra “Evangelio” es una palabra de origen griego y significa “Buenas Noticias” lo que usted y yo como cristianos sabemos y vivimos en Cristo es algo que debemos decirlo a otros, principalmente a aquellos que nos rodean, a todas las personas. Marcos Witt y muchos otros más han dicho que existen en este mundo millones de personas que nunca en su vida han escuchado el nombre de Jesús y mucho menos han escuchado que Dios quiere darles vida eterna en el cielo con Él. Pero no se sorprenda o excuse pensando que eso ocurre en lugares lejanos en el mundo, cerca muy cerca de nosotros las personas saben de un Jesús histórico, de un Jesús religioso y ritualista; pero necesitan conocer a un Jesús vivo, eficaz, real, personal y amoroso. Usted, yo y muchos cristianos estamos como los leprosos en el campamento de los sirios, disfrutando, regodeándonos en Dios y olvidamos que afuera hay verdadero dolor, aflicción, sufrimiento y juicio sobre sus cabezas. Dios es un Dios incluyente y está muy interesado en los no creyentes, y estos debieran ser importantes para nosotros, porque son importantes para Dios. El peor crimen que podemos cometer no es matar a una persona, es dejar que siga su vida, irremediablemente condenada a pasar una eternidad sin Dios, en completa y absoluta oscuridad, y nosotros simplemente viéndolas como van sin remedio al infierno.

III. Porque no tomamos la decisión (v.9) “…Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey”

Los cuatro leprosos disfrutaban de todo lo encontrado en el campamento sirio; Dios lo había preparado para bien de todos, pero solo cuatro se beneficiaban; cuando de pronto su propia conciencia o el Espíritu de Dios les dice que disfrutar solos de la bendición no está bien; sin embargo ya en otras ocasiones he mencionado que darnos cuenta de algo, solo es un primer paso y si nos quedamos en eso, no sirve de mucho, tenemos que actuar en relación a eso que descubrimos y que debemos cambiar. Los leprosos, toman conciencia, “se dan cuenta” de su error y actúan, pues dicen “Vamos”, entran en acción, deciden dejar el campamento, la comodidad y las bondades y dirigen sus pasos a donde hay necesidad. Al principio los cuatro hombres mostraron una actitud egoísta, centrada en ellos mismos; pero “alguien” les mostró que esa no era la respuesta que Dios quería de ellos; por eso son movidos, literalmente movidos a compartir con otros la bendición que Dios les había dado.

Rick Warren dice que en la iglesia de Cristo, cualquiera que sea su apellido, hay solo dos tipos de cristianos; los primeros los denomina “Cristianos Mundanos”, y tal vez al escuchar esto, usted piense en conductas inmorales o cosas por el estilo, pero el término “mundano” es más amplio de lo que pensamos; pero en términos generales un cristiano mundano es aquel que está enfocado en su satisfacción personal, utiliza a Dios para sus propósitos y se justifica usando el nombre de Dios en vano. Ha escuchado decir a algunos “Dios me ha dicho…” y nada cambia, bueno esas son señales de alguien que cree que a Dios se le usa para satisfacer sus más egoístas intereses.

El otro tipo de cristiano es el “Cristiano de Clase Mundial”, este es un tipo de cristiano escaso, es alguien comprometido con los asuntos de Dios, todos los asuntos de Dios, incluyendo desde luego el compartir de Jesús. Lamentablemente este tipo de cristiano no abundan en nuestras iglesias, pero eso no cambia lo que Dios espera de nosotros como sus hijos y amigos. Debemos actuar como estos cuatro hombres, disfrutar, si de su bendición, pero también tomar la decisión de ir donde están los perdidos y hablarles de Cristo, esa es nuestra más grande responsabilidad y privilegio. Al principio los cuatro no fueron creíbles, pero después podemos ver que los israelitas habitantes en Samaria recibieron con beneplácito las buenas noticias que les habían llevado estos cuatro hombres (vv. 12-16) Un hombre llamado William James dijo: “El mejor uso de la vida es emplearla al algo que sobreviva” y que mejor que en las almas de las personas con las que tenemos contacto. No cometamos en las grande crimen contra los demás, tomemos la decisión de hablarles a otros de Jesús y de su maravilloso plan para todos.

Desafío

Estamos iniciando un nuevo año, ¿Qué es lo mejor que usted puede hacer por los demás? ¿Buenos deseos? ¿Buenas vibras? Lo mejor que usted puede hacer por los demás es compartirles de Jesús. ¿Qué es lo peor que puede usted hacer por las personas? Dejar que sigan su camino de dolor, sufrimiento hasta una oscuridad eterna sin Dios. Atrevámonos en el poderoso Jesús a compartir este 2010 de Él y su amor.

Hebrón, notable por su verdor, viñedos, olivares y abundancia de agua.

Posteriormente Abraham, Jacob, Isaac y muchos familiares de los patriarcas, fueron sepultados allí (cueva de Macpela).

Cuando Moisés envió a los espías a reconocer la tierra, Hebrón estaba habitada por una raza de gigantes.

Hebrón fue asignada a Caleb y llegó a constituirse una ciudad levítica.

En Hebrón David fue ungido rey de Israel.

Podemos discernir claramente que estos tres altares fueron levantados en lugares clave que luego serían muy significativos en la historia de Israel. Dios no hace absolutamente nada porque sí, ni deja nada librado al azar.

Pero los años transcurrían, Abraham y Sara envejecían y la promesa de un hijo de ambos, parecía cada vez más imposible. Abraham permitió que las dudas y la ansiedad de Sara lo convencieran de hacer un intento propio para concretar la promesa de Dios, llegándose a Agar, la esclava egipcia de Sara, que concibió a Ismael.

Es importante entender que hay promesas de Dios a mediano plazo y a largo plazo.

Los tiempos de espera tienen una importancia clave y razones fundamentales, no son pérdidas de tiempo, sino todo lo contrario; aunque a nosotros nos parezca que nada está sucediendo.

Muchas veces por no saber esperar los tiempos y pasar por los procesos de Dios, intentamos agilizar sus planes, por nuestra cuenta consiguiendo solamente complicarlo todo y demorarlo o postergarlo aún por más tiempo. Hay muchos ejemplos de esto en la Biblia. Hay muchos ejemplos de demoras en las promesas, producto de la terquedad y desobediencia humanas, pero creo que el ejemplo más dramático, como veremos en esta predica, es el del pueblo de Israel y su entrada a Canaán.

Seguimos recorriendo la historia, siguiendo el rastro de las promesas.

Dios, a su tiempo cumplió su 1ª promesa , pues Sara concibió de Abraham a Isaac, que nació cuando el patriarca tenía 99 años.

Abraham, este amigo de Dios murió a los 175 años y fue enterrado con Sara en la cueva de Macpela, en Hebrón.

Isaac , Ismael, Jacob y Esaú también vivieron en Canaán largo tiempo, e incluso Issac fallecido a los 180 años, fue enterrado por sus dos hijos en la cueva de Abraham, por lo que podemos decir que una porción de Canaán ya era de la futura nación de Israel por herencia.

La promesa y pacto que Dios hizo con Abraham, sería recordado a Jacob, Isaac, a José , Moisés y Josué. (Además José también creyó en la promesa y dejo claro que cuando Israel fuera a la tierra prometida llevaran sus huesos a Canaán).

La historia volvió a repetirse: hubo hambre en Canaán y Jacob, sus hijos y sus familias, unas 70 personas tuvieron que ir a vivir a Egipto a la zona llamada entonces Gosén, donde uno de sus hijos, José era el segundo del Faraón y allí se quedaron 400 años. Al principio viviendo muy bien hasta que un faraón que no conoció a José, empezó a tenerles miedo pues eran muchos y los esclavizó.

¿Pero que pasó con la tierra prometida durante todos esos siglos?

¿Por qué tenía que demorar la promesa 400 años?

Hubieron 3 razones principales:

1) La primera razón fue que Dios estaba preparando la Tierra para que fuera fructífera para Israel. Y así cuando entraran en el territorio dónde Dios había determinado que tenían que vivir tuvieran árboles en rendimiento, cultivos, frutos y ciudades, pues no quería al principio a su pueblo ocupado en construir grandes ciudades, trabajando la tierra, etc, etc, sino que los quería ocupados de su edificación espiritual para ser una nación santa que llevara el conocimiento del único Dios verdadero, a toda la tierra.

En el siguiente versículo comprobamos la respuestas.

Deuteronomio6: 10-12 // 6:10 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham,(D) Isaac(E) y Jacob(F) que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, Deu 6:11 y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, Deu 6:12 cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

2) La segunda razón fue que de Israel debía de tener tiempo para multiplicarse como pueblo, aún en la esclavitud.

Jacob entro a Egipto con 70 personas, y Moisés salió con alrededor de 1 millón y medio de personas, de las cuales 600.000 eran hombres.

Dios había formado un Pueblo y les había asignado una tierra para que se convirtieran en Nación, para lo cual habrían de librar varias batallas, aunque la victoria estaba ya garantizada.

3) La tercera razón de los 400 años en Egipto, es: era necesario que transcurriese ese tiempo, porque aún la maldad de los amorreos, no había llegado a su colmo.

Dios tuvo paciencia y le dio a los habitantes de esas tierras entre otros los amorreos (descendientes de las incestuosas relaciones de LOT con sus HIJAS), más de 400 años para que se arrepintieran de sus pecados. Al cabo de este lapso, determinó que Israel, fuera su instrumento de juicio, por medio del cual ejecutaría su justo castigo contra los pueblos de Canaán.

Dios había dicho a Abraham que recién en la 4ª generación, su descendencia multiplicada, volvería a Canaán, esta vez para conquistarla definitivamente. Volvamos a Génesis 15: 13-16// Gen 15:13 Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Gen 15:14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Gen 15:15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Gen 15:16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

Como estamos viendo y recordando, la tierra prometida en los tiempos de Moisés ya la habían conocido y habitado los patriarcas de Israel en incluso habían sido enterrados allí.

Dios utilizó a Moisés para liberar a su pueblo y llevarlo por fin a la Tierra prometida.

Pero comprobemos la actitud del Pueblo de Israel ante la promesa de Dios.

-Veamos la ilustración 5ª. Éxodo de Israel

El Camino hasta Canaán lo dirige estratégicamente Jehová pues una nube los dirige por el día a la vez que los resguarda del sol, y una columna de fuego los alumbra por la noche, a la vez que los confortaba y protegía contra el calor. Dios les provee de maná, codornices y de agua. No van por el camino más corto ya que tribus peligrosas acampaban y pondrían en peligro a Israel además les faltaban unas leyes para poder vivir en armonía unos con otros.

Como Israel solo tenía tradiciones orales, y las leyes que conocían eran las egipcias después de 4 siglos de vivir allí Dios les estaba preparando la Ley y tras 700 km desde Egipto y después de atravesar milagrosamente el mar rojo. Llegaron tardando 3 meses al Monte Sinaí y allí quedaron un año y dos meses y recibieron la ley que completaría el Pacto realizado con Abraham hasta convertirse en la constitución de la nueva nación. Además les dio Leyes Morales, Leyes Civiles y Leyes Ceremoniales -Veamos las ilustraciones 6 y 7, donde vemos la península del Sinaí y las montañas de la zona.

Dios les dio instrucciones para la construcción del Arca, del Tabernáculo, instituyó a Aarón, hermano de Moisés, como el primer Sumo Sacerdote y sus hijos para que le sucedieran en ese ministerio. Hizo censo de los habitantes, nombrando a la tribu de Leví la encargada del servicio sacerdotal.

A pesar de la guía, la provisión y la protección sobrenatural que recibían continuamente en el trayecto, este pueblo no cesaba de quejarse y murmurar, añorando constantemente su vida pasada en Egipto.

Sus ojos no estaban puestos en el cumplimiento de la promesa que estaba a solo unos días de marcha, sino que su mirada y su corazón habían quedado atrapados por el mismo sistema que los oprimió y los esclavizó.

Era más fuerte la nostalgia por los pepinos, las cebollas y los ajos de Egipto, que la esperanza de convertirse en una nación con tierra propia, que los esperaba con toda clase de bienes: ciudades, cisternas, frutos de la tierra, etc..

En el año segundo, en el mes segundo, a los 20 días del mes la nube que envió Dios desde Egipto y que los guiaba, se alzó del tabernáculo en el Sinaí y los hijos de Israel partieron hacia la Tierra prometida, y la nube después de algunas paradas se detuvo a los doce días en Cades Barnea que era tierra de Parán cerca del desierto de Zin.

Ilustración 8 (Camino de Cades Barnea)

Aquí tenemos que los hebreos están cerca de entrar a Canaán ( a solo 3 días de su territorio y a 120 km de Hebrón), han salido de Egipto y ya todo está preparado para que ellos entren a Canaán. Ya Dios había determinado que era el tiempo de conquistar la tierra. Estaban cerquísima de concretar la promesa. Es importante entender que Dios tiene propósitos trascendentes, y Sus planes son perfectos para nuestras vidas. Pero nosotros mismos , con nuestras actitudes, desobediencia, incredulidad, nos encargamos de frustrar o demorar el cumplimiento de sus promesas. Dios ha permitido que el ser humano, en su libre albedrío, en su libertad, por desobediencia o o porque aman más las cosas del mundo, pueda desechar sus bendiciones.

TEXTO PRINCIPAL que nos presenta el Intento frustrado de entrar en Canaán

Leemos en Nm 13:1-3 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. 3Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. 4

Continuamos leyendo un poco más abajo, pues en el 17 dice.

17Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, 18y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; 19cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; 20y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.

En otras palabras Dios les está diciendo: Vayan y exploren esa tierra que Yo les doy. Tienen que evaluar la situación y conocer a lo que se van a enfrentar y qué es exactamente lo que van a poseer. Es decir, un reconocimiento total.

¿Para qué era necesario eso? Si ya Dios había dicho que iban a entrar a poseerla.

Bueno, evidentemente Dios quiere que nosotros seamos gente pensante, capaces de analizar la realidad de cada situación sin sacar nuestros ojos de la promesa.

Ser conscientes y conocedores de los obstáculos que nos tocará enfrentar en nuestro caminar, sabedores de que solo en una dependencia total de Cristo, recibiremos de Él la estrategia, la sabiduría para salir victoriosos de cada lucha.

Y en Núm.13:25 dice:

25Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. 26Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. 27Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.

Hasta aquí todo bien, pues esa era su misión: informar objetivamente sobre la realidad que habían observado y hasta habían traído frutos y un racimo de uvas entre dos hombres.

El problema vino cuando 10 de los 12 espías, dieron su opinión subjetiva sobre la situación, sacando totalmente sus ojos de la promesa, centrándose en sus limitaciones humanas y no en el poder de Dios Seguimos leyendo más abajo en el versículo 31

Números 13:31. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. 33También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

En pocas palabras estaban maldiciendo la tierra, ya que maldecir significa decir o hablar mal de algo o alguien. Sintieron miedo y desecharon la promesa de Dios.

¿Cuántos saben que habrá oposición y lucha para alcanzar las promesas en nuestras vidas? Claro que la habrá.

Nosotros mismos vamos, a veces en nuestra carne a oponernos a las bendiciones que Dios ha determinado para nosotros. Gente que nosotros amamos va a oponerse a que nosotros entremos en las bendiciones de Dios. Es tierra buena, que fluye leche y miel. Pero una tierra también de batallas. Se requiere oración, se requiere renuncia, consagración, etc., etc.

En números capítulo 14: 4 y subsiguientes leemos 4Y decían el uno al otro: Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. 5Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. 6Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. 10Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.

Mirad hasta qué punto estaban empecinados y cegados, pues preferían volverse a Egipto que poner la cuota de esfuerzo que les faltaba para tomar posesión de lo que Dios ya había determinado y garantizado para ellos.

Y me pregunto, ¿qué pensarían que iban a hacer los egipcios? ¿Recibirlos con los brazos abiertos? Hacer fiesta en honor a su retorno? Con las 10 plagas sufridas apenas 14 meses atrás, con el pensamiento de que por culpa de los judíos habían muerto todos los primogénitos egipcios y sus ejércitos dramáticamente mermados en el Mar Rojo, seguro que en Egipto lo último que querrían era ver a un israelita. O sea que ni si quiera se detenían a analizar los pros y los contras de las dos opciones: conquistar Canaán y volverse a Egipto.

Aquí vemos dos actitudes bien diferentes que podemos extrapolarlas a los cristianos actuales.

Primero: La actitud de Josué y Caleb, que representan al cristiano que le cree a Dios y que tiene una mentalidad conforme a la Palabra, con un optimismo no ingenuo, sino basado en el conocimiento de Dios y de las escrituras. Tienen la mentalidad semejante a Pablo cuando dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".

¿En la Vida cristiana hay complicaciones? Claro. Usted cree que el diablo se va a quedar allí tranquilo ¡No!.

Pero aunque gane alguna batalla, nosotros ganaremos la guerra en Cristo Jesús.

Segundo; La actitud de los otros diez espías, representa al cristiano que tiene una 'mentalidad humanista, no regenerada, por lo tanto pesimista por no tener fe.

Es el tipo de persona que cuando va a entrar a su tierra prometida, y contempla lo que Dios le ha prometido, dice "Huy yuyu", sí pero yo no estoy seguro, no sé si seré capaz, esto es demasiado para mí, ( su visión gira alrededor de sí mismo, y no de la persona de Cristo). Es la persona que cuando entra al Evangelio y a los 3 meses pierde el trabajo tira la toalla porque "cuando yo estaba afuera me iba mucho mejor".

Más Josué de la tribu de Efraín, y Caleb de la tribu de Juda, solo 2 de los doce hombres que Dios envió a través de Moisés a reconocer la tierra , tenían una actitud diferente, basada en la fe.

Le creyeron a Dios y dijeron 'Nosotros vamos a entrar en esa tierra porque Dios nos la ha dado' Observemos que su optimismo, no se basa en lo que ellos pueden hacer, ni en sus capacidades, sino que dicen: "Porque Dios nos la ha dado".

¿Ustedes ven la diferencia mis hermanos? La mentalidad de Josué y Caleb refleja una actitud clara y firme. 'Más podremos nosotros que ellos'.

Y miren, aquí hay un principio muy real en las manifestaciones de los 10 hombres: "Y éramos nosotros a nuestro parecer como langostas y así les parecíamos a ellos"(vr. 13:33) Nosotros transmitimos a los demás la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si nos vemos y nos sentimos como insectos, seguramente los demás percibirán nuestra actitud de inferioridad.

Veamos ahora cual fue la consecuencia de todo este comportamiento y esta actitud de la mayoría del pueblo y lo que le dice Dios a Moisés aquí en Cades Barnea:

Deuteronomio 1:34-40 34Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: 35No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, 36excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. 37Ahora dice Moisés de si mismo. También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. 38Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. 39Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán. 40Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.

¿Que 2 cosas descalificaron a toda la 1ª generación que salió de Egipto, para no alcanzar la promesa de entrar en Canaán?

1º. La murmuración, la queja constante, la inconformidad y el nunca estar satisfechos con lo que Dios les proveía en cada etapa del trayecto y ya habían fallado al Señor por lo menos 8 veces desde que vieron la imposibilidad humana de pasar el Mar Rojo y pretendían volverse.

2º. Que despreciaron y rechazaron su bendición Esto fue lo peor para Dios, la tierra que El había escogido para ellos, ellos la estaban rechazando. Un territorio cuya preparación y acondicionamiento tomó más de 400 años. Que le costó a Abraham el andar toda una vida errante, a lo largo y ancho de ella, levantando altares y proclamando el nombre de Jehová en cada lugar.

Proceso duro y largo, que implicó años de sufrimiento y esclavitud en Egipto, mientras otros pueblos construían murallas y ciudades, plantaban viñas, cavaban cisternas, para que Israel, el pueblo escogido por Dios tuviera todo servido cuando entrara a conquistarla.

De esos doce hombres, solamente dos entraron 40 años después a esa tierra que Dios tenía reservada. Los otros 10 murieron de plaga porque lo ofendieron con su desobediencia y su actitud incrédula.

Veamos la Ilustración 9 (40 años en el desierto)

¿Sabe qué? De todo el pueblo que salió de Egipto mayor de 20 años, ninguno de ellos entró a la tierra prometida. Dios hizo que se quedaran 40 años en el desierto. Dando vueltas siguiendo la nube y la columna de fuego, una y otra vez, en una superficie de aproximadamente 120 km a la redonda, como vemos en la ilustración.

Imaginaos 40 años dando vueltas como de Castellón a Teruel yendo y viniendo entre esos dos puntos todo el tiempo.

Con esto, no debemos pensar que no habría ninguno de estos castigados y muertos que se haya salvado, ya que si se arrepintieron en verdad y de corazón de su actitud en este período y pidieron perdón al Señor, sí lo serían algunos. Pero el juicio justo ya estaba decretado y se les había advertido varias veces.

¿Alguna vez se preguntó por qué 40 años y no 35 o 50 fue el tiempo que deambularon por el desierto? Pues aquí tenemos la respuesta: Volvamos al libro de Núm 14:32-35

Num 14:32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.

Num 14:33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.

Num 14:34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.

Num 14:35 Yo Jehová he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.

Y no entraron en Canaán hasta que murió el último de la 1ª generación que salió de Egipto excepto Josué, Caleb y los menores de 20 años.

Ni siquiera Moisés quien por otras razones solo se le permitió ver de lejos la tierra prometida.

Tengamos cuidado, hermanos. Cuando Dios promete algo y lo declara, créele a Dios. Porque es peligroso tener la bendición de Dios al alcance de tu mano y descuidarlas o despreciarla.

Y tuvo que ser Josué como el líder de Israel, que por su fe y obediencia a Dios, recogería el testigo de Moisés y trasladaría a Israel al otro lado del Jordán donde celebraron la Pascua y posteriormente después de orar tomaron posesión de la Tierra prometida y repartieron la repartieron entre las 12 tribus.

Tal y como vemos en la Ilustración 10 (reparto de Canaán)

Josué tuvo una actitud de fe y confianza y 40 años después de la misión encomendada por Moisés, siguió creyendo en el Señor.

Dios le dijo a Josué, entre otras cosas en los preparativos para la conquista Josué 1: 1-7 Yo estaré contigo.

Yo os he entregado todo lugar que pisare la planta de tus pies. Solamente esfuérzate y sé valiente.

No temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas'.

Josué cumplió al fin los requisitos de un buen candidato.

1. Fue Fiel y supo estar donde Dios lo quería y a su debido tiempo.

2. Supo esperar en el Señor y recibió el llamado de Dios.

3. Supo hacer suya la promesa de Dios, la aceptó y cumplió su parte.

4. Dio siempre gracias a Dios y lo glorifico ante el pueblo

5. Aprendió a ser dependiente de Jehová. Sin Él y con solo nuestras fuerzas jamás llegaríamos a alcanzar sus promesas.

Esta 2º generación, después de censar al pueblo y circuncidar a los hombres y tras un pequeño periodo de tiempo , conquistó la tierra siempre dependiendo y dando gracias a Dios, construyeron altar en Gilgal, obedecieron la estrategia divina y las murallas de la 1ª ciudad, Jericó, cayeron de una manera totalmente sobrenatural. Luego de tres campañas de conquista, (centro, norte y sur), poseyeron al fin las tierras de Canaán.

CONCLUSIÓN

Como vimos, Israel tuvo que hacer su parte, poner la cuota de esfuerzo que Dios les requería: estudiar las condiciones, prepararse para cada batalla y dar un paso de fe.

Muchas veces tenemos la idea errónea que por ser cristianos, y porque Dios es fiel a sus promesas, nosotros solo tenemos que sentarnos a esperar que todo nos llueva de arriba. Pero a Dios le gusta hacernos partícipes del proceso que desemboca en el cumplimiento de la promesa.

Dios reparte promesas para cada área de nuestra vida. El perdón de los pecados es la mayor promesa ya cumplida del nuevo pacto, pero en ella están incluídas varias promesas más.

Simplemente estudiando la Palabra vemos las condiciones para hacer efectivas las promesas de Dios en materia de sabiduría, de sanidad, de fe, de autoridad frente al enemigo, para la familia, para la oración efectiva, y cualquiera que las escucha, las cree y las hace suyas, las experimenta como una realidad en su vida.

Las predicas cristianas nos enseñan que debemos esforzarnos para cumplir la parte que nos toca, caminando en fe, y sirviendo a Dios.

Además de nosotros mismos, de nuestra naturaleza carnal, tenemos un enemigo que nos pondrá todos los obstáculos que le sea posible, su meta será truncar el plan de Dios en la vida de cada creyente.

El jamás podrá arrebatarnos la salvación, pero atacará y debemos estar firmes y preparados para enfrentarlo.

La vida cristiana no es un paseo por el parque, pero Hermanos, si Dios está contigo, ¿Quién contra ti?

Si Dios te ha dicho 'esto es tuyo', ¿Quién te lo puede arrebatar? Nadie te lo puede quitar.

Nosotros también somos parte de aquella promesa a Abraham. Como vemos finalmente en la carta de Pablo a los Gálatas. No hace falta que lo busquen yo se los leo.

Galatas 3:29,donde Pablo declaró que, "si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa".

Y sabemos que las promesas de Dios, si andamos en el Señor se cumplen.

Y ahora hermano tenemos que preguntarnos ¿Qué actitud estamos teniendo?

Vas acaso a renunciar al llamado poniendo excusas, como que no eres digno, que te ves inferior o eres demasiado joven o viejo para seguir el camino que Dios te ha trazado? Si el Señor te ha llamado para que le sigas y le sirvas, El ya se ha encargado de todo, no le sirven ninguna de tus méritos humanos, puesto que El se glorificará precisamente en tus debilidades, carencias y limitaciones.

A Abram lo llamó siendo un anciano e idólatra, a Moisés a los 80 años y con un homicidio en su haber, a David siendo un jovencito, pastor de ovejas, a Pablo siendo un fariseo, perseguidor y asesino de cristianos.

El llamado es la parte inicial de la promesa.

Que maravilloso es saber que nuestra vida cristiana camina en base a las promesas de Dios.

Y que la garantía de sus promesas está en su presencia permanente en nuestras vidas.

La pregunta que les hago es: ¿Cuál es tu excusa frente al propósito del llamado de Dios?

Ahora eres cristiano y tal vez tu vida transcurre sin mayores sobresaltos, pero ¿cómo le responderás al Señor cuando te llame a servirle de alguna manera que tu jamás pensaste ni te planteaste para tu vida? Cuando descubras que tal vez El tiene planes que no concuerdan en nada con los tuyos?

El aceptar el llamado y las promesas, acarrea bendición, no solo para nosotros, sino a todos los que, de alguna manera, están involucrados con la decisión que tomemos, de la misma forma que el no creerlas ni aceptarlas, afectará también a los demás.

Dios nos ha dado preciosas y grandes promesas para que por ellas seamos partícipes de la naturaleza divina.

Si no vives por las promesas de Dios, no estás viviendo la vida completa que el Señor tiene para ti. Solamente estás "sobreviviendo".

Dios quiere cumplir sus propósitos y su voluntad en tu vida, pero si actúas pasivamente jamás disfrutaras de todos los beneficios y bendiciones que la Palabra declara, por supuesto eres salvo, pues el precio de tu alma, ya fue pagado completamente por nuestro Señor en la cruz del calvario; pero en el mismo paquete del regalo de la salvación, venían incluidas muchas bendiciones más, que tal vez no estás aplicando a tu vida.

Esto es lo que debemos grabarnos en nuestra mente.

Necesitamos tener la actitud de Josué y Caleb.

Vivamos con la mente puesta en Cristo Jesús.

Meditemos en las promesas que hemos recibido de Él.

Creamos que se van a cumplir y no dudemos de ellas.

Proclamemos las promesas que nos ha dado.

Y nunca nos rindamos.

No dejes que el enemigo te susurre 'fracasaste, no vas a conseguir la promesa de Dios". Eso es mentira . Porque la victoria ya fue conquistada y mientras tengas vida, siempre podrás retornar al camino del que, tal vez te desviaste El mismo Espíritu que levantó a Jesús de los muertos, vive en ti. Dios quiere que renueves tu mente para que puedas ver esta realidad espiritual.

Yo te animo en el nombre de Jesús hoy, a salir de aquí, habiendo tomado la siguiente decisión:

Acepto el propósito de Dios para mi vida, transitaré por el camino que El me ha trazado, no importa lo que pase, no importa lo que mis ojos físicos vean, no importa el tiempo que lleve el proceso, yo prosigo a la meta porque creo que su obra en mí, aunque mientras viva deba ser perfeccionada día a día, en Cristo ya está consumada y completa.

Vive, cree y actúa en actitud de fe.

Señor creemos en ti.

Creemos en tus promesas tanto individuales como de Iglesia, ciudad, provincia o nación.

Y queremos dar ese paso de fe para que se abra el río que nos separa de la Canaán espiritual que es tu presencia, ese estado espiritual donde no hay carencia de nada, donde se encuentra toda la provisión necesaria para que nuestro espíritu se sacie de leche y miel cada día.

Renueva y recuerda la promesa a tus hijos que te son fieles y están pasando en este momento por dificultades y carencia en sus vidas.

Necesitamos de ti Señor de tu unción, abre nuestros ojos espirituales, para que veamos, auméntanos la fe, renueva nuestra mente conforme a la tuya, derrama dones para esta iglesia, forma Señor Misioneros que vayan a otros lugares a propagar este Evangelio.

Te alabamos Señor, te damos gracias por tus promesas, las aceptamos y reconocemos que solo Tú eres digno de recibir la gloria. AMEN.

Fuente: www.centraldesermones.com