Agua eterna
por Desarrollo Cristiano
Pablo nos dice que el secreto de la vida espiritual se encuentra en «no mirar nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales…
Versículo: Juan 4:1-42
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4:1 Jesús se enteró de que los *fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan 4:2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba sino sus discípulos). 4:3 Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea. 4:4 Como tenía que pasar por Samaria, 4:5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. 4:6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 4:9 Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: __¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?4:10 Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua contestó Jesús , tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.4:11 Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 4:12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?4:13 Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed respondió Jesús , 4:14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.4:15 Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.4:16 Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá le dijo Jesús.4:17 No tengo esposo respondió la mujer. __Bien has dicho que no tienes esposo. 4:18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.4:19 Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. 4:20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.4:21 Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 4:22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 4:23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 4:24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.4:25 Sé que viene el Mesías, al que llaman el *Cristo respondió la mujer . Cuando él venga nos explicará todas las cosas.4:26 Ése soy yo, el que habla contigo le dijo Jesús. 4:27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de verlo hablando con una mujer, aunque ninguno le preguntó: «¿Qué pretendes?» o «¿De qué hablas con ella?»4:28 La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente:4:29 Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el *Cristo?4:30 Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús. 4:31 Mientras tanto, sus discípulos le insistían: __Rabí, come algo.4:32 Yo tengo un alimento que ustedes no conocen replicó él.4:33 «¿Le habrán traído algo de comer?», comentaban entre sí los discípulos.4:34 Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra les dijo Jesús . 4:35 ¿No dicen ustedes: Todavía faltan cuatro meses para la cosecha ? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; 4:36 ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos. 4:37 Porque como dice el refrán: Uno es el que siembra y otro el que cosecha. 4:38 Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo. 4:39 Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: «Me dijo todo lo que he hecho.» 4:40 Así que cuando los samaritanos fueron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos. Jesús permaneció allí dos días, 4:41 y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía.4:42 Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste le decían a la mujer ; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
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Jesús aprovechó el factor sorpresa para crear una situación de apertura. La mujer, sin embargo, no ha captado el verdadero sentido de las palabras que él le ha compartido. Creo que nosotros tampoco lo hubiéramos entendido. Somos muy lentos para percibir el sentido espiritual de las situaciones. En cada situación nuestra vista tiende a enfocarse exclusivamente en el plano de lo visible. Mas el apóstol Pablo nos dice que el secreto de la vida espiritual se encuentra en «no mirar nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Cor 4.18). A pesar de la lentitud de la mujer, Cristo no se impacienta con ella. Él es el Maestro de maestros; no tiene apuro.Permite que la conversación se vaya desarrollando a un paso adecuado. Había comenzado pidiendo agua, pero ahora él le está ofreciendo agua a ella, agua que es superior a la que ella puede obtener del pozo. Ahora, vuelve a introducir el factor sorpresa, pues le dice: «Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (vv. 13 y 14). Había comenzado pidiendo agua, pero ahora él le está ofreciendo agua a ella, agua que es superior a la que ella puede obtener del pozo. La analogía que escoge el Señor es sumamente interesante. En dos breves frases ha comunicado la esencia de la transformación que Dios ofrece a los hombres. En primer lugar el agua sacia profundamente. Quien ha bebido agua fría luego de una larga caminata bajo el sol sabe cuán deliciosamente refrescante es el líquido cristalino en ese momento. Uno casi puede sentir cómo el cuerpo revive a medida que bebe el agua. Del mismo modo, el agua que ofrece el Señor suple una necesidad y trae una plenitud de vida que ningún otro elemento de la creación puede producir. Cada uno de nosotros debería poseer la profunda convicción de que solamente Dios tiene aquello que saciará los anhelos más intensos de nuestro ser. Esto nos evitará perder mucho tiempo buscando por otros lados, y no me estoy refiriendo a la búsqueda del que no está en Cristo. Me refiero a los que están en luz, pero siguen buscando entre los hombres lo que solamente Dios les puede dar. En segundo lugar, note que esa agua tiene una especie de vida propia, pues se convierte en una fuente de agua que salta para vida eterna. En esto hay una clara alusión al hecho de que el agua no solamente continúa fluyendo, produciendo mayor transformación espiritual, sino que nosotros también nos convertirnos en portadores del agua viva, ofreciendo a otros la misma experiencia que nos ha sido otorgada a nosotros. Esta es una parte esencial de nuestro llamado y quien la ignora corre peligro de que la fuente de agua se torne en estanque. Lea los versículos 16 al 20. ¿Qué estrategia sigue Jesús ahora?
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