Andar en el Espíritu
por Christopher Shaw
La diferencia entre andar en el Espíritu o andar en nuestras propias fuerzas se encuentra en que, en la primera, estamos atentos a la obra que Dios nos pone a hacer.
Versículo: Juan 4:1-42
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4:1 Jesús se enteró de que los *fariseos sabían que él estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan 4:2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba sino sus discípulos). 4:3 Por eso se fue de Judea y volvió otra vez a Galilea. 4:4 Como tenía que pasar por Samaria, 4:5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. 4:6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 4:9 Pero como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: __¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?4:10 Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua contestó Jesús , tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.4:11 Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 4:12 ¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?4:13 Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed respondió Jesús , 4:14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.4:15 Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.4:16 Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá le dijo Jesús.4:17 No tengo esposo respondió la mujer. __Bien has dicho que no tienes esposo. 4:18 Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.4:19 Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta. 4:20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Jerusalén.4:21 Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 4:22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. 4:23 Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 4:24 Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.4:25 Sé que viene el Mesías, al que llaman el *Cristo respondió la mujer . Cuando él venga nos explicará todas las cosas.4:26 Ése soy yo, el que habla contigo le dijo Jesús. 4:27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendieron de verlo hablando con una mujer, aunque ninguno le preguntó: «¿Qué pretendes?» o «¿De qué hablas con ella?»4:28 La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente:4:29 Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el *Cristo?4:30 Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús. 4:31 Mientras tanto, sus discípulos le insistían: __Rabí, come algo.4:32 Yo tengo un alimento que ustedes no conocen replicó él.4:33 «¿Le habrán traído algo de comer?», comentaban entre sí los discípulos.4:34 Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra les dijo Jesús . 4:35 ¿No dicen ustedes: Todavía faltan cuatro meses para la cosecha ? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; 4:36 ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto el sembrador como el segador se alegran juntos. 4:37 Porque como dice el refrán: Uno es el que siembra y otro el que cosecha. 4:38 Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese trabajo. 4:39 Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: «Me dijo todo lo que he hecho.» 4:40 Así que cuando los samaritanos fueron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos. Jesús permaneció allí dos días, 4:41 y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía.4:42 Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste le decían a la mujer ; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
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Quisiera compartir con usted, algunas observaciones. En primer lugar, Cristo no dejaba nunca de lado su función de formador. Llegaron los discípulos y lo encontraron hablando con la mujer. El asombro de ellos le dio pie para hablar de la necesidad de estar atento a las oportunidades que Dios producía. Quiero subrayar esta observación: Cristo estaba atento a la obra que el Padre le daba para hacer. No estaba buscando crear oportunidades para testificar. Esta es la diferencia entre andar en el Espíritu, o andar en las fuerzas de uno mismo. No tengo dudas de que el encuentro en el pozo de agua con la Samaritana fue programada y dirigida por el Espíritu de Dios, pues el llamado de los que le sirven es a «realizar las obras que él ha preparado de antemano para que andemos en ellas» (Ef 2.10). Ponga la mira en todas las personas que conoce y clame a Dios por el impacto que esta persona puede tener sobre ellos.Si usted está en una posición de responsabilidad en el ministerio, ha sido llamado también a formar a otros. Esto no se realiza con cursos. La mejor manera de lograrlo es invitar a los que está formando a que lo acompañen y observen mientras ministra. Invítelos a reflexionar y dialogar sobre lo observado. Aproveche las circunstancias para invertir en ellos y su formación como siervos de Dios. En segundo lugar, quisiera que note el desenlace de este encuentro. La mujer volvió a la ciudad. No había tomado «una decisión» por Cristo, como hubiéramos creído necesario nosotros. Pero Dios había tocado su vida y compartió todo lo vivido con la gente de la aldea. Al rato regresaron los samaritanos «y le rogaron que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días». ¡Qué tremendo! Jesús no solamente ha logrado neutralizar la desconfianza y el odio entre judíos y samaritanos, sino que ha conseguido abrir una puerta para ministrar a toda una aldea. Este es el objetivo final de nuestro inversión en otros. Deseamos no solamente tocar la vida de un individuo, sino de toda una red de relaciones familiares y de amistad. No se detenga con la persona. Ponga la mira en todas las personas que conoce y clame a Dios por el impacto que esta persona puede tener sobre ellos. La Mujer Samaritana, que seguramente no gozaba de muy buena reputación en la aldea, fue el instrumento de Dios pues por ella «muchos más creyeron por la palabra de él» (v. 41). Por último, escuche el testimonio de ellos: «Ya no creemos solamente por lo que has dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo» (v. 42) ¿Se da cuenta de por qué es importante que no seamos nosotros quienes convenzamos a la gente? No deseamos que crean por nuestras convicciones, sino que ellos mismos lleguen a experimentar, en carne propia, que Cristo es el Salvador del mundo. Una vez que lo hagan, no podrán callar. ¡Habremos participado en el enrolamiento de otro discípulo en las filas del Señor!
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