Árbol que da sombra
Cuando los rayos candentes del sol de la adversidad penetran ardiendo en nuestros días, no hay nada como un árbol que da sombra, un verdadero amigo, que nos da alivio bajo su sombra fresca.
Pablo tuvo una experiencia similar. De hecho, los árboles en su vida le sostuvieron significativamente. Hubo un Bernabé que estuvo a su lado cuando todos los demás le huían (Hechos 9:26-27; 11:25-26). Allí estuvo Silas, su compañero de viaje en muchos kilómetros de otra manera solitarios (15:40-41). Incluso Jesús disfrutó de la compañía de Lázaro, Marta y María. Incluso Él recibió refrigerio bajo estas ramas de refugio en Betania (Juan 11:5).
¿Debajo de las ramas de quién halla usted refrigerio? O, me atrevería a preguntar, ¿quién descansa bajo las suyas? Así que, entonces, ocupémonos en la tarea de regar, y podar, y cultivar nuestros árboles.
Adaptado de Charles R. Swindoll, “A Sheltering Tree,” Insights (Mayo 1999): 1. Copyright © 1999, Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.