Biblia

Aspectos de la introducción y las ideas centrales del mensaje

Aspectos de la introducción y las ideas centrales del mensaje

por Donald G. McDougall

«Me gustaría poder predicar mensajes expositivos. ¿Qué sugiere que haga?» Esas fueron las palabras de un pastor luego de una conferencia bíblica en su iglesia. Él refleja el sentir de muchos, pero el sendero del deseo a la realidad no es breve ni fácil.

(Nota del editor: sugerimos que el lector lea este interesante artículo detenidamente, con su Biblia en la mano, lápiz y papel, elaborando cada uno de los ejemplos del autor.)


«Me gustaría poder predicar mensajes expositivos. ¿Qué sugiere que haga?» Esas fueron las palabras de un pastor luego de una conferencia bíblica en su iglesia. Él refleja el sentir de muchos, pero el sendero del deseo a la realidad no es breve ni fácil.


Mi participación como corredor en el maratón de Boston fue algo especial. Era necesario calificar para entrar en la carrera. La mayoría de los clasificados para correr en esas competencias no son lo que uno llamaría «grandes atletas natos». Simplemente son personas que han puesto en práctica mucha disciplina personal, se han esforzado grandemente y han trabajado muy duro por mucho tiempo para alcanzar la meta deseada.


Lo mismo podría decirse de los buenos expositores de la Biblia. Se han disciplinado para trabajar duro durante mucho tiempo. Dicha disciplina y tarea ardua nunca es tan exigente y gratificante como cuando se deben determinar la idea central y la estructura de un pasaje. En este breve artículo sólo se pueden desarrollar unas cuantas ideas básicas, pero si se las toma en cuenta, harán que la forma del sermón refleje la esencia del pasaje y lo que es auténtica predicación expositiva.


Un pastor sugirió recientemente que las clases de exégesis en los seminarios deberían concentrarse más en estudios de palabras significativas que en la sintaxis, como si esto fuera la predicación expositiva. Eso no es cierto. La sintaxis y la estructura de un pasaje están en el corazón mismo de la verdadera predicación expositiva. El significado y la importancia de una palabra dada sólo se comprende mediante un entendimiento claro de su contexto. Esto debe ser evidente para cualquiera que reflexione en el uso común del idioma castellano. Se necesita mucho cuidado para asegurarse de que el significado de una palabra en un libro o en un autor no se transfiera de manera arbitraria a otro libro u otro autor. La estructura o flujo de cada pasaje es, por lo tanto, de máxima importancia en la preparación de un mensaje verdaderamente expositivo o exegético. Comprender el argumento de un pasaje y de todo un libro es esencial si uno ha de entender lo que el autor bíblico está comunicando.


Cómo examinar el contexto


Por lo tanto, el primer paso en la preparación para predicar un pasaje es determinar los parámetros de su contexto. No definirlos lleva, usualmente, a la mala interpretación y a la confusión del significado de un pasaje. La única manera de determinar estos límites es estudiar la estructura del texto y determinar dónde comienza una sección y dónde termina. Las divisiones comunes de capítulos y párrafos que en las Biblias griegas, hebreas y castellanas se identifican de distintas maneras, no pueden usarse para esto, pues no son confiables.


Ocurren muchos casos de divisiones lamentables de capítulos y párrafos que llevan al lector casual a no entender el sentido de un pasaje o a oscurecer el significado pleno de lo que indicaba el autor bíblico. Por ejemplo, la división de capítulos en 2 Corintios 7:1 a menudo oculta la conexión entre 6:11-13 y 7:2-4. Además, muchos no alcanzan a ver el amplio significado contextual del precepto de no «unirse con incrédulos» en 6:14–7:1.


El ingrediente esencial en el uso de ciertas ideas centrales, bosquejos y títulos en la predicación expositiva es una comprensión de la estructura del pasaje que se ha de predicar. El expositor no debe comunicar su propia idea central ni su propio bosquejo, ni tampoco su propio título. En lugar de ello debe enseñar la idea central, el bosquejo y el tema del autor bíblico. Si esto no se refleja, se está apartando de la verdadera exposición.


Anotar y estudiar cuidadosamente el material lleva mucho tiempo. El primer paso para anotar el material podría tomar uno o dos días. Los siguientes pasos para entender el significado del material y su relevancia para nuestra vida, podría llevar días o semanas o, en el sentido más amplio, toda una vida. Además, el tiempo y el cuidado adicional son vitales para asimilar el material y su significado práctico para nuestra vida personal.


Tengo la costumbre de comenzar a estudiar un libro de la Biblia meses antes de predicar algún sermón acerca del mismo. Este estudio es para beneficio personal. A través del proceso acumulo extensas notas, para que cuando llegue la semana de la predicación de un pasaje dado, se haya realizado gran parte del trabajo fundamental. Entonces, en una buena semana, casi siempre tomo todo el lunes y algunas veces parte del martes para escribir la mayoría de la información. Los próximos días los paso repasando la información, no tratando de hacer una proposición ni el bosquejo, ni el título del sermón, sino tratando de alcanzar una percepción más completa de la orientación central y el bosquejo del pasaje.


Cómo determinar la idea central de un pasaje


La idea central de un mensaje verdaderamente expositivo refleja la idea central que procuraba el autor bíblico mismo. Algunas veces es evidente a partir de una evaluación cuidadosa del texto. Por otro lado, a menudo sólo un estudio del contexto amplio que podría extenderse hasta el contexto de todo el libro, puede revelar lo que es.


Nuestra tarea NO es crear nuestro propio mensaje; más bien es comunicar el mensaje del autor bíblico.


Nuestra tarea NO es crear un tema central; más bien es:

  • encontrar el tema central del autor bíblico,
  • edificar un mensaje alrededor de ese tema,
  • hacer que ese tema sea el centro de todo lo que tengamos que decir.

  • ¿Cómo identificamos el pensamiento clave y lo convertimos en el punto principal del mensaje expositivo?


    Busque la idea central en base a una declaración en el pasaje


    La idea central algunas veces puede encontrarse en un solo punto del texto. Es importante recordar que en escritos normales, el pensamiento principal de un párrafo no siempre se encuentra en la primera oración. Como en cualquier otro estudio profundo de literatura, es importante identificar el pensamiento principal de una sección. Luego de esto es imperativo hacer del mismo el enfoque principal del mensaje. Esto se aclarará con algunos ejemplos.


    El pensamiento principal de 1 Timoteo 4:6-16 esta en el versículo 16: «Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina». Esto es central para todo el pasaje. Ayuda al expositor y a su audiencia a estar conscientes de este pensamiento principal desde el comienzo mismo del mensaje. Los ayuda a unir el resto del pasaje. El primer pensamiento, «Ten cuidado de ti mismo», se desarrolla en 4:6-10. El último, ten cuidado «de la doctrina», es la esencia de 4:11-15. El impacto se aumenta cuando uno se percata de que éste es un énfasis doble en el resto de 1 Timoteo y Tito. Estos son dos recordatorios claves para todos los líderes de las iglesias.


    El pensamiento central de 1 Pedro 5:1-11 está en medio del versículo 5. Los primeros cinco versículos giran alrededor del mandamiento «revestíos de humildad» (v. 5). Esta responsabilidad incumbe primero a los líderes (5:2-4) y luego a los que son dirigidos (5:5a). Una vez más, entonces, el nuevo párrafo indicado por los textos en el versículo 6, no debe hacer que el expositor separe 5:6-11 de los primeros cinco versículos. Éstos están inseparablemente conectados en pensamiento y en énfasis. Esto es evidente en las referencias a la «humildad» en mitad del versículo 5, y el mandamiento a humillarse bajo la poderosa mano de Dios en el versículo 6. El pensamiento central del mensaje debe reflejar, de alguna manera, la necesidad de humildad en la actitud y el servicio.


    En el «Sermón del Monte» que aparece en Mateo 5–7, Jesús estableció un fundamento en 5:1-16 sobre el cual edificó 5:17-20. El versículo 20 contiene la clave para entender los siguientes: «Que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». En los versículos subsiguientes (5:21-48), les mostró cómo la justicia de ellos debía exceder la de los escribas. En 6:1-18 describió maneras en que la justicia de ellos debía exceder la de los fariseos.


    La idea central de Zacarías 4:1-14 indudablemente se encuentra en el versículo 6, donde el ángel dice: «Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos». Este principio se ofrece de manera gráfica en 4:1-5, y sus resultados se describen en 4:7-10.


    Cómo hallar la idea central en base al contexto general


    La idea central a veces se halla en una estructura de «tipo emparedado». Existen muchos ejemplos de esta estructura, tanto en contextos amplios como en restringidos.


    Primera Corintios 12:31–14:1 ofrece un ejemplo de una estructura de tipo emparedado en un contexto amplio. Pablo termina el duodécimo capítulo con el mandamiento de: «Procurad, pues, los dones mejores» (12:31a). La lista que precede a este mandamiento (12:28) indica que los dones mayores eran «primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros». Ya que el número de apóstoles era limitado, el don principal para la mayoría de las iglesias locales era la profecía. La misma forma del verbo «procurad» se repite en 14:1 con el mandamiento «procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis». Esta es una variante muy sutil del mismo mandamiento. Entre esos dos mandamientos, como en un emparedado, está el pensamiento que se describe mejor usando las palabras de Pablo: «Mas yo os muestro un camino aun más excelente… Seguid el amor». El pensamiento central que se encuentra intercalado entre 1 Corintios 12:31 y 14:1 es que la iglesia debe procurar los dones mejores, pero al hacer esto ha de manifestar el espíritu de amor descrito en el capítulo 13.


    Hebreos 10:32–12:1 proporciona otro ejemplo de «emparedado» en un contexto más amplio. El capítulo 10 termina con el recordatorio de «los días pasados, en los cuales… sostuvisteis gran combate de padecimientos» (10:32), y los días actuales, cuando «os es necesaria la paciencia» (10:36). A esto sigue lo que se conoce como el «capítulo de la fe» (He. 11). La división del capítulo realmente es una interrupción del pensamiento, ya que el sentido en el capítulo 11 fluye directamente de 10:35-39 y sigue naturalmente hacia el capítulo 12. El pensamiento continúa en 12:1-7 con el recordatorio de que hemos de correr «con paciencia la carrera que tenemos por delante», que debemos fijar «los ojos en Jesús… el cual… sufrió la cruz» y considerar «a aquel que sufrió tal contradicción» (12:1-3). El autor, entonces, escribe que deben perseverar por motivo de la disciplina (12:7). Un mensaje comunicado en el capítulo 11, colocado entre los versículos finales del capítulo 10 y los iniciales del capítulo 12, es que una fe genuina es aquella que se sostiene. Esto es evidente en la amonestación en un lado y otro de este capítulo, y en la mayoría de los ejemplos dentro del mismo.


    Cómo encontrar la idea central a través de ideas repetidas


    A veces puede encontrarse la idea central tomando nota de las ideas repetidas en un pasaje. A medida que uno lee y relee varias veces ciertos pasajes, una idea sobresaliente (o un grupo de ideas) sale a la luz. Al observar esto, se puede captar el énfasis del autor bíblico.


    Efesios 1:3-14 es uno de los pasajes claves en los cuales la idea central se encuentra al combinar ideas repetidas en un contexto. Como escribe Robinson:

    Pero a medida que lo leemos una y otra vez comenzamos a percibir la repetición de ciertas grandes palabras que giran en torno a un punto central: «la voluntad de Dios» (vv. 5, 9, 11); «para alabanza de su gloria» (vv. 6, 12, 14); «en Cristo» (vv. 3, 4, 6, 7, 9, 10-13). La voluntad de Dios obrando para cierto propósito glorioso en Cristo: ése es el tema.


    Usando las palabras en el pasaje, estos versículos podrían resumirse en la declaración de que Dios está haciendo todas las cosas en base al consejo de su voluntad en la persona de Cristo y a través de Él para la alabanza de su gloria.


    La porción del Sermón del Monte en Mateo 6:19-33 tiene una mezcla de ideas repetidas y una declaración relacionada de la idea central. Cuando se toman juntas, las dos contienen, de manera concluyente, el mensaje del pasaje. El recordatorio doble de Jesús de «dejar de estar ansiosos» (6:25, traducción del autor) y «no estar jamás ansiosos» (6:31,34, traducción del autor) enmarca las ilustraciones en cuanto a la ansiedad (6:26-30). Entonces llega el mandamiento contrastante: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas [las cosas por las cuales tendemos a angustiarnos tal como lo analizamos anteriormente] os serán añadidas» (6:33). Entonces es claro que los creyentes deben dejar de estar ansiosos y no llegar a angustiarse en cuanto a las necesidades físicas. Mas bien han de buscar el reino de Dios y su justicia y confiar en Él para sus provisiones.


    Tomado y adaptado del libro El redescubrimiento de la predicación expositiva, Editorial Caribe. Usado con permiso.