Biblia

Carga pesada

Carga pesada

por Gabriele Rienas

Nuestros hijos adolescentes manifiestan que están muy descontentos con ser hijos de pastor.

Pregunta Nuestros hijos adolescentes manifiestan que están muy descontentos con ser hijos de pastor. Hemos pastoreado iglesias pequeñas, y siempre se han mostrado muy dispuestos a ayudarnos, pero ahora se quejan más y más. El domingo pasado una hermana de la iglesia detuvo a mi hija en el vestíbulo y la acusó de ser poco amigable con la gente nueva. Esto la dejó desconsolada. Ayer ella nos expresó que le gustaría que su padre consiguiera otro trabajo. Nuestro hijo aprovechó entonces la oportunidad para confesarnos que le resulta odioso ser hijo de pastor, porque su padre siempre está ocupado con asuntos de la iglesia. Recientemente nuestro hijo ha empezado a escoger amigos fuera de la iglesia. Me siento atrapada entre nuestro llamado al ministerio y nuestros hijos. ¿Cómo debo proceder? Respuesta En primer lugar, su manera compasiva y sincera de escuchar a sus hijos le aporta mucho valor a su manera de tratar los conflictos. El simple reconocimiento del problema les muestra que a usted le importan los sentimientos de ellos y eso aminora la ansiedad. Si les plantea preguntas puede conseguir que juntos lleguen a encontrar soluciones: «Mi amor, me alegra que me hayas contado esto. Comprendo que esto es difícil para ti. ¿Cómo podemos ayudarte para que te sientas mejor como hijo de pastor?» El incidente del vestíbulo es desconcertante. Uno de los mayores problemas para nuestros hijos es lo que la congregación espera de ellos. Pero esto solo llega a ser tan importante como nosotros, los padres, lo permitamos. En estas circunstancias es cuándo los padres que están en el ministerio están obligados a apoyar a sus hijos. Nuestros hijos sabían bien que las expectativas acerca de ellos eran más altas de lo común no porque eran hijos de pastor. Cualquier requerimiento lo basábamos en las normas de Dios y los principios de la familia Rienas. Estos serían los mismos cualquiera que fuera el trabajo de su papá, fuera pastor o técnico en computación. Por ejemplo, si esperábamos que se portaran bien en la iglesia o fuera de ella, no era porque eran los hijos del pastor sino porque era un principio de nuestra familia para respetar y honrar a Dios en todo lugar. Cuando alguien se inmiscuya en la crianza de sus hijos, comuníquele que ha sobrepasado los límites. Es importante que sus hijos sepan que usted los va a defender. Por ejemplo, con la intervención de la hermana en el vestíbulo, sus hijos deben saber que usted no aprueba el comentario de ella. Luego hable con esa mujer acerca de su proceder. Pudiera abordarla con algunas palabras similares: «Aprecio su preocupación por el bienestar de nuestra hija, pero debo pedirle que usted nunca más hable con ella de esa manera. Si tiene algunas sugerencias para nosotros, démelas por escrito. Ello será más constructivo y menos desconcertante para todos». (Por supuesto, usted decidirá cómo tratar la comunicación escrita si así fuera el caso). Es muy posible que esta hermana se ofenda, pero es más importante el bienestar de su hija. Después de todo, la bien intencionada hermana es adulta y probablemente ha sido miembro de la iglesia por un buen tiempo. Me gustaría exhortarla a lo siguiente: Proteja a sus hijos de las luchas y controversias que puedan darse en la iglesia. Aunque es lamentable que surjan en nuestras congregaciones, de cuando en cuando se manifiestan. Dentro de la iglesia algunos hermanos expresarán sentimientos e ideas inapropiados, ya sea por la lucha de poder, conflictos entre el personal, y siempre alguna persona resultará ofendida. Como adultos maduros, sabemos cómo abordar esos inconvenientes y seguir adelante en nuestra carrera de la fe. Pero nuestros hijos son mucho más sensibles e impresionables. Por nada utilice a sus hijos como intermediarios o aliados. Es muy natural que ellos sientan la gran necesidad de defender a sus padres. Si se los expone a los conflictos de la iglesia, solamente conseguirá que se resientan y amarguen, por no mencionar cómo se desilusionarían del ministerio, con la iglesia, y hasta de Dios. Usted menciona que han pastoreado iglesias pequeñas. Me impresiona que ustedes siempre hayan animado a sus hijos a servir juntamente con ustedes. Esta es una excelente manera de desarrollar en ellos amor por el ministerio y el servicio a Dios. La desventaja que enfrenta uno en iglesias pequeñas, sin embargo, es que no siempre cuentan con los recursos y las amistades que pueden ofrecer otros ministerios. La interacción y las amistades es normal en el desarrollo de los adolescentes. También es básico para el desarrollo humano y para los adolescentes resulta crítico. Cuando iglesia carece del recurso humano para cultivar amistades, el adolescente buscará otros contactos y no siempre tomará las mejores decisiones. Si su iglesia es pequeña y sus hijos quieren expandir su círculo social fuera de ella, busque maneras de contactarlos con grupos que sigan los mismos principios que ustedes. Si eso significa que asistan a otro grupo juvenil, anímelos. Si la congregación protesta, usted tiene que salir en defensa de sus hijos. Usted menciona que sus hijos se quejan de su padre pues no les dedica tiempo suficiente. Este asunto deben resolverlo en familia. Dediquen tiempo a escuchar las inquietudes de sus hijos, sin exigencias y con mente abierta para encontrar soluciones. Es importante que averigüe exactamente lo que los inquieta.

  • ¿Cuándo, en especial, sienten resentimiento por las actividades de la iglesia que absorben a su padre?
  • ¿Se ha perdido algunas de sus actividades deportivas?
  • ¿Muestra preocupación cuando está en casa?
  • ¿No llega a casa para cenar con la familia?
  • ¿Habla por teléfono cuando están reunidos en familia?

Usted probablemente descubrirá que sus hijos no encuentran problema en que su padre esté razonablemente ocupado. Ayúdelos a identificar los cambios que quisieran que él implemente. Deben ser acciones concretas y específicas:

  • Quisiera que vengas a las actuaciones en mi escuela y a las actividades deportivas.
  • Quisiéramos que dejaras que el teléfono recoja los mensajes cuando estamos pasado tiempo en familia.
  • Quisiéramos que nos acompañes en un día de paseo como familia.

Lo más probable es que usted descubra que los cambios son relativamente sencillos. Cualquier esfuerzo suyo a favor de sus hijos los animará. Muchas veces, sencillamente quieren sentir que alguien los escucha. Pocas profesiones demandan tanto de una familia como el ministerio. Ore a Dios para que les dé a usted y a su esposo la sabiduría para tratar la vida familiar de tal manera que honre al Señor y produzca en sus hijos amor por Su obra.

La autora ha sido esposa de pastor durante veintiocho años y consejera profesional, reside en Beaverton, Oregon. Da charlas en retiros, conferencias y reuniones en todo el mundo. Se tomó de Enrichment Journal, primavera de 2010. Se usa con permiso de la autora. Todos los derechos reservados por la autora.